Capítulo 16: Ranas de chocolate

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Draco despertó con menos dolor, aunque algo aturdido, recostado bajo las sábanas blancas de la enfermería, con una especie de dorada oscuridad sobre él. El zumbido en sus oídos se había ido, llevándose aquella maravillosa forma en la que pudo haber traumatizado a su padre, aunque fue un error cuando intentó sentarse. Se tocó y notó que habían vendajes en su estómago, bajo la camisa y pantalones de hospital en los que aparentemente lo habían vestido, pero al menos no sintió que aún hubieran trozos enterrados debajo de la gasa. Lentamente, mientras Draco hizo el agonizante esfuerzo de parpadear, el borroso manchón que vio se convirtió en Severus mirándolo fijamente, la atención puesta en Draco despertando, con la luz del amanecer en las ventanas detrás de él.

"Duele," fue la primera palabra de Draco, y después, "Kreacher," y luego, "¿Se lo creyeron?"

"No preguntaste por cicatrices, niño vanidoso", dijo Severus. "Tal vez estás madurando. Tendrás más pociones para el dolor pronto, pero debes hablar conmigo primero. No te preocupes, han aceptado la historia que inventaste, y lo tomaron como un accidente de pociones, pero ¿qué sucedió, Draco? Han habido historias sobre siendo Black avistado fuera de su casa de la infancia, un duelo entre los aurores y Black, junto con un cómplice desconocido"

"¿Desconocido?" Draco sonrió exhausto. "¿No vieron mi rostro entonces?"

Severus asintió. "No. Y les he dicho a todas las personas involucradas que yo personalmente fui testigo de la explosión, y que los trozos que te hirieron son de un caldero, con la poción matalobos aportando la magia que hará difícil que sanes. He tomado responsabilidad personal del proceso. Escaparás este infortunio con nadie más que yo sabiendo la verdad"

Draco parpadeó rápidamente. "Kreacher, el elfo de la casa Black, el debió haber llamado a los Aurores... eran tres, uno de ellos era mi prima... hubo un duelo, e hice que los Aurores durmieran con una caja de música embrujada, que estaba dentro de la casa Black, pero- pero-" Todo estaba pasando de forma acelerada en su cabeza. "Conseguí llevar a Padfoot a Hogsmeade. Padfoot, es un perro"

"¿Cómo?" preguntó Severus, y Draco frotó sus oídos, que aún le dolían por el zumbido, incluso si solo una impresión del sonido permanecía como un aura alrededor de ellos.

"No te preocupes, Sirius Black- Black está bien, Black escapó. Bueno, eso creo", dijo Draco, y tosió. Lo que se propuso no hacer de nuevo por el resto de su vida después de lo que le hizo a su estómago. "Duele. Severus, me duele tanto..."

"Draco", suspiró Severus, su mirada apartándose de él. "Draco, te dije que no fueras."

"Tenía que- um..." Draco abrió y cerró los ojos un par de veces, y cuando Severus le ofreció agua, Draco estaba listo para proclamarlo el mejor padrino del mundo. "Severus, tú eras-" La persona que iba a encontrarnos en el 12 de Grimmauld Place.

"¿Por qué no fuiste?" preguntó Draco, porque si Severus hubiera estado ahí, Draco no habría salido herido.

Severus no contestó, no lo miró a los ojos. Un diferente tipo de miedo al de enfrentar a los Aurores se apoderó de él. Uno venenoso, del tipo de miedo que los Dementores le daban, como si nunca pudiera ser feliz de nuevo, y nunca pudiera creer en nada de nuevo. "Severus, no lo hiciste- dime que no lo hiciste-"

"No se suponía que estuvieras ahí," dijo Severus, finalmente mirándolo a los ojos con oscura resolución, "O nunca los habría llamado. No se suponía que estuvieras en medio del peligro-"

"¿Una llamada anónima?" Draco tosió, apretando su estómago. Severus asintió, y fue peor que toser, la forma en que dolió cuando se rio, pero Draco rio y rio.

Draco Malfoy y la Casa Black (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora