Ya era de mañana, la llegada del sol y la idea que planeó Sayori para ese día la emocionaron tanto que hicieron que se levantara más temprano de lo acostumbrado.
Estaba prácticamente lista, tenía un poco de dinero, su cabello estaba cepillado, incluso se acordó de llevarse sus llaves, ya que a menudo se le olvidaba y bueno, un desastre.
Después de salir de casa mucho más temprano, decidió ir ella misma a buscar a Natsuki directo a su casa, para que le enseñara a cocinar, o al menos a no quemar todo.
Natsuki ya era conocida en el club por hornear todo de maravilla a pesar de ser la más joven, simplemente el mejor ejemplo para Sayori y su camino a ser más responsable.
Sayori ya tenía un perfecto plan para que Natsuki aceptara, sólo que había un pequeño problema.
Natsuki nunca le había dicho donde vivía.
-Owww...-
Soltó un quejido, todo su esfuerzo a la basura, pero al menos estaría temprano en la escuela.
Luego de entrar a la escuela y tomar la clase, llegó la hora de ir al club, Sayori se levantó de su asiento en cuanto escuchó la campana y salió corriendo hacia el piso de arriba, lo que muy rara vez hacía.
Al fin cerca del club, ella no entró, si no que esperó afuera a que Natsuki llegara.
-Vamos Natsuki, vamos...-
Se balanceaba de un lado a otro, su paciencia no era mucha, pero no tardaría mucho tiempo en llegar Natsuki buscando algo en las bolsas de su chaqueta escolar.
-¡Natsuki!-
Sayori gritó de gusto al ver a su compañera, haciendo que Natsuki se sobresaltara un poco.
-¿Hola? ¿Que haces acá tan temprano?-
La más joven siguió en lo suyo, buscando en sus bolsas.
-Bueno, es que...¿Natsuki? ¿que buscas?-
-¡Nada! ¡se me perdió una moneda pero ya la encontré!-
Natsuki se sacó las manos de las bolsas e inmediatamente las puso detrás de su espalda.
-Natsuki, abre tus manos.-
-¡No...!-
Sayori sabía que en realidad no tenía ni una, ya que la había visto algunas veces buscando monedas debajo de la caja dispensadora.
-Vamos Natsuki, sólo quiero asegurarme ¿si?-
-...-
La menor suspiró y miró hacia otro lado, poniendo sus brazos al frente y abriendo los puños, en los que no había más que pelusas y un botón.
Sayori sacó su monedero y depositó en las pequeñas manos de Natsuki unas cuantas monedas, haciendo que ella se volteara y mirara sus manos.
-Ve a la caja, ¡te espero en el club!-
Natsuki no podía ni hablar, no sabía si enojarse o agradecerle, sus manos estaban temblando.
-Bueno, no tenías que hacer esto...pero......gracias...-
-¡No hay de que!-
La de orbes azules abrió la puerta del club y se metió al salón, y Natsuki se fue hacia la caja, aún sin poder creerlo.
-¡Hola Sayori!-
La presidenta del club ya estaba allí, organizando papeles y guardándolos.
-¡Hola Monika!-
Sayori le sonrió dulcemente y miró hacia la puerta, esperando la llegada de Natsuki.
Casi enseguida entró Natsuki, y se sentó en el asiento que estaba adelante de Sayori.
-¡Hola Natsuki!-
Monika saludó a la hambrienta Natsuki, quien desenvolvía una barra de chocolate y al mismo tiempo sacaba una moneda de su chaqueta.
-Hey Sayori, aquí tienes, gracias.-
Natsuki dejó la moneda sobre la mesa de Sayori y procedió a darle un mordisco a su chocolate.
-¡No! ¡Natsuki, puedes quedártela!-
Le devolvió la moneda a su contraria y esta se sonrojó un poco.
-Ummm...ok, gracias...-
-Por cierto, Natsuki, quería preguntarte una cosa, no estás obligada a nada así que no aceptes si no quieres.-
Monika miró a sus miembros del club, atenta a los papeles pero también a su plática.
-¿Eh? ¿que cosa?-
-Bueno...es que realmente no se cocinar, y quisiera que vinieras a mi casa a que me ayudes un poco porque tu si sabes y...eso.-
Jugueteando con sus dedos como comúnmente lo hacía, miró a Natsuki para esperar una respuesta, quien tenía una cara igual a la de un tomate rojo.
-¿¡Ah!? ¿¡P-Pero como dices eso!?-
-Sólo di si o no, ¿siiii?-
-Ugh...no te prometo nada, le preguntaré a mi papá.-
Se cruzó de brazos y rodó los ojos, notando que Yuri ya estaba en su asiento, mirándolas disimuladamente, ni siquiera habían notado que había llegado.
-¡Gracias Natsuki!-
-Si, si, como sea.-
Monika comenzó a reírse silenciosamente para evitar que Natsuki se molestara más, pero sin duda, las "peleas" en su club le causaban muchas veces ternura.
-¡Bueno chicas! ¿que les parece si vamos leyendo sus poemas?-
Sayori comenzó a sudar, se había olvidado por completo de escribir un poema, así que sacó de su mochila una libreta y empezó a escribir lo que se le viniera a la mente.
-¡Listo, aquí tengo el mío Monika!-
Arrancó la hoja de la libreta y se la entregó a Monika, quien estaba con una amplia sonrisa, esperando con ansias leer los poemas de sus miembros del club.
-¡Muy bien Sayori! ¡muchas gracias!-
Monika le dio su poema a Sayori, pues los poemas tenían que ser compartidos con todas, luego, Natsuki y Yuri se entregaron mutuamente sus poemas, y así sucesivamente, hasta que todas hayan leído los poemas ajenos.
-¡Muy bien! Sus poemas son espectaculares, diferentes maneras de escribir y con una caligrafía hermosa, las felicito.-
Y así sin más, sonó el timbre escolar, el que marcaba que el tiempo para estar haciendo actividades escolares había acabado.
-Bueno chicas, ya saben lo que toca mañana, ¡esperaré con ansias sus poemas para mañana!-
La presidenta del club de literatura se despidió primero, más ella sería la última en salir, puesto que su cargo conllevaba la responsabilidad de cerrar la puerta con seguro y dejar todo ordenado para que mañana lo usarán de nuevo.
Mientras que Yuri, Natsuki y Sayori recogieron sus cosas y salieron del salón, Sayori se acercó a Natsuki.
-Entonces, mañana vendrás con la respuesta ¿verdad?-
Paró Sayori a Natsuki.
-Si, claro.-
-¡Entonces hasta mañana!-
-Hasta mañana, lindo día.-
La menor se retiró hacia la salida, mientras que Sayori esperaba con ansias la respuesta, retirándose a su casa también.
Ya en casa, Sayori miró a su ventana y observó de nuevo como esa gigante estrella, que le hacía compañía a diario, se retiraba a descansar.
-Adiós, señor Sol.-
Otra vez la misma triste despedida, junto con una cena de un plato de cereal en la cama.
Sayori, siguiendo todo el ritual nocturno, volvió a la cama para recostarse y mirar al techo hasta quedarse dormida, pensando en el mañana.
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Cinnamon roll.
Genç KurguSayori decide comenzar a hacer otras cosas, como aprender a cocinar ¿y que mejor manera de hacerlo que con ayuda de su compañera Natsuki? -Vale ¿que quieres cocinar primero?- -¿Sabes? ¡me encantan los rollos de canela!- //Actualizaciones lentas. //A...