El único sitio de aquella oficina donde podía estar medianamente a solas era en su despacho. A pesar de la pared de cristal y de que las puertas jamás se cerraban.
No había que ser muy listo para interpretar la desilusión de su jefa cuando rechazó el ascenso. Había sido... ¿uno, dos segundos de silencio? El tiempo suficiente para que Jungkook viese los ojos de aquella mujer La decepción, la incomprensión, la duda de si había elegido al chico adecuado. Mediatamente después le había sonreído de aquello forma amable que hacía con todos y le dio dicho que no pasaba nada. Estaba contento con su trabajo ya habría otras ocasiones.Aquella condescendencia fue peor que si lo hubiera echado de su despacho y lanzado una manada de perros rabiosos. Era como si dijera «Bien, al fin y al cabo este chico no es listo como parecía». Cualquiera de sus compañeras o compañeros hubiera dado un brazo por trabajar en la sede de Estados Unidos y el acababa de rechazarlo. Había sido difícil decidirse, pero esa misma mañana, cuando abrió los ojos, supo que debía hacerlo. Por un lado, lo deseaba tanto que casi le dolía físicamente, Pero por otro sabía que si se marchaba Nueva York de forma indefinida, ninguno de los planes que Yugyeom y el habían trazado pacientemente durante los últimos años saldría adelante. No tenía alternativa. No siempre uno debía ser lo que deseaba, si no lo correcto. Y estaba seguro de que aquella decisión era la correcta por el bien de los dos. Por el bien de su futuro matrimonio.
Se giro hacia la ventana, no quería que ninguno de sus compañeros viera en aquel momento que sus ojos estaban tan nublados como un cielo de tormenta, porque en el fondo de su corazón sabía que detrás de aquella decisión estaba Taehyung.
Si, el maldito Taehyung.
Antes de que apareciera, aceptar el ascenso era una posibilidad. Algo viable que con mucha planificación y algunas discusiones con Yugyeom podría salir adelante. Quizás volando hasta Londres cada dos semanas y su futuro marido haciendo lo mismo Nueva York una vez al mes. Con el ascenso, la compensación económica era más suficiente como para poder permitírselo. Sin embargo, desde que Taehyung había aparecido Jungkook era consciente de su propia debilidad. De pronto había comprendido que era más frágil de lo que imaginaba, un niño torpe y aburrido que era capaz de acostarse con un desconocido. Si. Había sido un inconsciente dos años atrás, cuando decidió contratar los servicios de un prostituto para...
Durante la barbacoa, cuando había bajado de nuevo Yugyeom y el al jardín ya no había rastro de Taehyung. Sooyoung les dijo que le había pedido que se disculpara con los dos, pero que tenía trabajo y debía marcharse. «¿Un domingo?», recuérdame que dijo su prometido, Pero él sabía que a qué tipo de trabajo se refería, uno que no tenía más horario que la demanda de sus clientas. Durante los últimos días había pensado mucho sobre su vida y sobre cómo se estaba desarrollando. Y había recordado algo terrible y demoledor: que solo dos días antes de que Taehyung apareciera en su vida él había soñado con el. Si. Y unas semanas antes, y unos meses atrás. Porque aquel hombre había estado en su cabeza todo aquel tiempo, como una presencia perdiste o un mal augurio. El mismo que sintió el día que Sooyoung los invito a su casa.
Esa noche de hacia apenas unas semanas, Taehyung le había vuelto a hacer el amor en sueños a el de nuevo había buscado las caricias de Yugyeom en la obscuridad de las sábanas. Mientras su prometido lo manoseaba con su trote apremiante y soñoliento en busca de un desahogo fácil qué le permitirá dormir de nuevo, Jungkook revivía lo que Taehyung había hecho con el aquella lejana noche de hotel. Lo había contratado por medio de una agencia de citas. Había encontrado el número en la sección de contratos de un diario.
Aún recordaba aquella tarde en la cafetería mientras apuraba un capuchino y daba un repaso a las últimas noticias del día. El anuncio era apenas un recuadro con una frase explosiva que ya no recordaba y un número de teléfono. Había mirado alrededor con pudor antes de anotar el número en la servilleta de papel. No había sabido muy bien qué hacer con él hasta que sus pasos lo llevaron a una cabina telefónica —jamás lo hubiera hecho desde su móvil—, Y casi sin meditarlo marcó aquel número. Hacer el amor con Yugyeom era un desahogo rápido. Aquella noche con Taehyung fue bajar al infierno para ascender a la gloria. La falta de pudor con que chupó la cara interna de sus muslos hasta terminar devorando su entrepierna. La delicadeza con la que penetró, primero suavemente para después encabritarse con una maestría que él creía imposible.
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RentBoy - TaeKook
FanfictionSu novio esta de viaje, sus amigos ocupados y Jungkook ha decidida hacerlo: Contratar los servicios de un chico por solo una noche. Sin embargo, aquella experiencia de sexo pagado con un desconocido quizás sea mas trascendente de lo que esperaba. ✦...