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No lograba concentrarse. Al día siguiente tendría que hacer una presentación de su idea para marketing ante el consejo de administración de la empresa y era incapaz de hilvanar una idea tras otra. Miro de nuevo su reloj. La nueve de la noche y apenas había conseguido montar un par de día diapositivas. Yugyeom llegaría de un momento a otro, y le había prometido que esta velada la pasarían los dos juntos viendo una de sus películas favoritas, comiendo pizza y palomitas.

Jungkook se levanto relleno de nuevo su taza de café. Sabia que había sobrepasado el limite y que esta noche no pegaría ojo, pero necesitaba terminar aquella maldita presentación antes de que llegara su novio. La verdad era que los últimos tres días, desde la cena de Sooyoung, le había costado concentrarse. No quería reconocer por que, pero lo sabia y tenia nombre propio: Taehyung.

Aun recordaba su foto impresa a todo color  en aquella enorme carpeta. Fue la primera vez que lo vio. Llevaba una camisa blanca, ajustada, y se mostraba sonriente, con una sonrisa tan fresca que de inmediato supo que debía ser el. Por supuesto también estaba su atractivo. Estaba seguro de que jamás había visto a un tipo tan guapo, y cuando le dijeron el precio, se sintió estúpido.

—¿Por una noche? —pregunto asombrado.

—No señor, por una hora.

Y valía lo que costo.

Dio un sorbo a la taza quemándose los labios. En cierto modo lo agradeció porque consiguió por un momento apartarlo de su cabeza.

Debía dejar de pensar en el.

Aquella noche, cuando Yugyeom llego a casa de tomar las ultimas copas en la fiesta de Sooyoung, no le había dicho nada, ni al día siguiente, ni siquiera esa mañana cuando desayunaron juntos antes de que el se marchara. Había hablado de la velada, por supuesto, pero Taehyung había desaparecido de la conversación como si realmente nunca hubiera estado ahí, y el aprovecho para no sacar el tema. Ya estaba todo resuelto. A partir de entonces solo tendría que procurar no coincidir con Seokjin, el amigo de Sooyoung, por si las moscas.

Oyó el ruido de la cerradura y supo que ya no podría terminar la presentación. Llegaba Yugyeom y el requería atención. Se pondría el despertador de las cinco, y al menos podría montar un guion... y que fuera lo que dios quiera.

—Me he entretenido tomándome una cerveza con los chicos —dijo su novio entrando a la habitación. Traía varias bolsas de plástico. Casi siempre se encargaba el de las compras, cosa que Jungkook agradecía infinitamente porque era algo que el detestaba. 

 Al verlo sintió ternura, desde cuando se conocían? A veces ni recordaba un periodo de su vida en el que Yugyeom no estuviera presente. Desde siempre. Primero fueron amigos y después, sin saber como, aquello había dado un salto mortal hasta convertirse en novios. Ahora se iban a casar, y todos sus sueños, los de los dos, se cumplían al fin.

—Te he echado de menos, cariño —dijo Jungkook. Yugyeom lo recibió con un abrazo y lo beso en los labios con aquella delicadeza que ya anunciaba que seria un gran cirujano. Jungkook le correspondió con cariño, apoyándose contra su pecho; su escudo, su fuerza.  Aquel mes separados iba a ser duro para los dos.

—Vaya, hacia anos que no te veía este anillo —dijo Yugyeom mirando el pequeño anillo de plata con una linea azul en todo su aro que adornaba su dedo.

Jungkook se sonrojo. No sabia por que se lo había puesto. Simplemente lo había hecho cuando salió de la ducha. A la mañana siguiente lo había descubierto en su cartera y lo había dejado en su tocador, junto al resto de joyas que se ponía de vez en cuando. Durante aquellos dos días se había descubierto mirándolo cuando se desmaquillaba. Esa mañana, sin saber porque, lo había deslizado en su dedo, sintiendo una oleada de placer cuando el metal había contactado con su piel.

RentBoy - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora