STAR WARS.

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POV. MAYA.

Después de hacer sus rutinas mañaneras y salir a correr un rato cómo tocaba, la rubia se duchó y cogió el coche dispuesta a ir a trabajar. ¿qué le depararía el día de hoy?, pensó emocionada. Mientras iba de camino conduciendo al parque, se le ocurrió la brillante idea de mandarle un desayuno a domicilio a la italiana y que le despertara el repartidor. No se le ocurría una manera mejor de pedir disculpas a su chica después de la poca sensibilidad que tuvo con ella y qué mejor idea que ofrecerle algo rico de comer. De improviso un fuerte estruendo, le despertó de su ensimismamiento y le hizo volver a la realidad de golpe.

-Mierda- Espetó en voz alta. Sin perder la vista del volante, Maya agarró el móvil que yacía en el asiento del copiloto, y llamó automáticamente a central.

-19 a central, accidente de coche, localizado humo en la parte interior del capó, manzana 114 con Nelson, ¿tienes alguna incidencia de accidente de coche en esa zona?- Preguntó acelerando la velocidad, para llegar cuanto antes al lugar del accidente.

-Negativo 19, no me consta ninguna denuncia en esa zona- Contestaron al otro lado.

-Vale, necesito asistencia en la 114 con Nelson Street-

-Recibido, enviando refuerzos de la 19 a su localización- Dijo la asistente, cortando la llamada.

Cuando le separaban pocos metros del coche siniestrado, se guardó el móvil en el bolsillo trasero del pantalón y corrió a socorrer a los posibles heridos. Un mercedes, se encontraba estrellado contra un árbol de la acera, dejando poca visibilidad en la carretera al resto de transeúntes. Un chaval de no más de 20 años, yacía inconsciente en el asiento del conductor y una menor lloraba desconsolada dando patadas al asiento delantero para despertarlo. La situación era traumática y desoladora. Maya intentó abrir las puertas del coche sin éxito, incrementando la ansiedad de la pequeña. En un hábil movimiento sin dejar tiempo a reaccionar, se quitó la sudadera que llevaba puesta y se la ajustó a su abrazo. Con un golpe seco rompió el cristal del conductor, y palpó el cuello del muchacho durante unos instantes.

-Bien, sigue con vida- Espetó aliviada. El aire negro del motor, empezó a envolver el coche, poniendo de nuevo en alerta a la bombera. La rubia intentó de nuevo abrir la palanca de la puerta desde dentro, pero el pestillo se encontraba atascado.¡ Joder! ¿Cómo podía haber ocurrido, si el coche estaba prácticamente nuevo? Los pestillos del coche no tendrían porqué dar ningún problema.

-Vale cariño, ¿te puedes mover?- Le gritó Maya a través de la pequeña abertura que había hecho recientemente en el cristal. La niña sin emitir ninguna palabra, simplemente asintió con la cabeza, sin siquiera moverse del asiento.

-Necesito que intentes cruzar aquí delante, hasta dónde está tu amigo, te voy a sacar de aquí, ¿de acuerdo?- Ordenó de manera tranquilizadora. La pequeña para su sorpresa, se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

¿Cómo qué no?- Preguntó Maya confundida.

-Saca a Pablo primero- Le ordenó con una vocecita asustada. Maya que no estaba dispuesta a perder el tiempo en chorradas mientras peligraba la vida de dos civiles, se acercó a la ventana de la niña y realizó la misma maniobra que con el cristal anterior. La niña, analizando su movimiento, se separó del cristal alejándose al lado contrario de la rubia.

-¿Quieres ayudarme?Ayuda a Pablo, saca a mi amigo- Volvió a sugerir, sin apartar la mirada del chico. El ruido de las sirenas, tranquilizó a la rubia durante unos segundos, y volvió al lugar donde yacía inconsciente el joven. Volvió a asegurarse que seguía con pulso, y le sostuvo el cuello evitando así que no recibiera ningún movimiento brusco. Jack y Andy llegaron veloces a su lado, al igual que la policía y varios sanitarios del Grey Sloan.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS, BAMBINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora