Capítulo 5

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El señor Darius tenía especial cercanía con el señor Blouse, quien, en su momento con el rango de caballero, se retiró de sus responsabilidades por su poco gusto a los negocios en una ciudad mercantil y se mudó a una casa a poca distancia del condado donde la familia Zackly residía. El señor Blouse era un hombre de naturaleza afable y atento. Su esposa, Lisa Blouse, era mujer de buena casta, aunque no tan inteligente como para ser vecina útil a la señora Karina. Tenían varios hijos: la mayor, Sasha, muchacha sensible, inteligente y divertida, era la mejor amiga de ____________.

Era absolutamente necesario que las señoritas Blouse y las Zackly se reunieran para hablar de aquel pasado baile; y así, la mañana siguiente a la reunión, fueron al condado a charlar un rato.

- Tú comenzaste bien la velada, Sasha -dijo la señora Karina con cortesía-. Fuiste la primera elección del señor Smith.

- Sí, pero pareció que le gustaba más la segunda.

- ¡Oh! Supongo que te refieres a Frieda y porque bailó con ella dos veces. Cierto que parecía que lo agradaba, así lo creo, y hasta oí algo de eso, aunque no lo recuerdo bien, algo referente al señor Hannes.

- ¿No se lo he contado? -comentó Sasha-. Según lo que entreoí entre el señor Hannes y él, al preguntarle al señor Smith si creía que había en el salón muchas hermosuras y quién le parecía la más bonita, contestó: "¡Oh! La mayor de las Zackly, sin ninguna duda, no se puede discutir eso".

- ¡Caramba! Bien, pues eso está resuelto, parece que... bueno, habrá de quedar en nada, ya sabes.

- Lo que yo oí fue mejor de lo que oíste tú, ¿Verdad, ___________? -añadió Sasha-. Merece más la pena oír al señor Smith que al señor Levi, ¿No crees? ¡Pobre ___________! Decir sólo: "Es aceptable".

- Te suplico que no pienses que a ____________ la molestó aquello, pues es un hombre tan desagradable que sería una desgracia gustarle. La señora Springer me dijo la noche pasada que había estado sentado a su lado durante media hora sin decir absolutamente nada.

- ¿Estás segura, mama? ¿No hay en eso alguna equivocación? -dijo Frieda-. Yo vi al señor Levi hablando con ella.

- ¡Ah! Porque al final ella le preguntó si le gustaba Netherfield, y no pudo evitar responderle, pero la misma señora dijo que él parecía molestarse cuando se le hablaba.

- La señorita Petra nos contó -añade Frieda- que el señor Levi nunca habla mucho, a no ser con sus amigos más cercanos. Con ellos es sumamente agradable.

- No lo creo, querida. Si fuera tan agradable habría hablado con la señora Springer, más yo imagino como fue la cosa: todos saben que él está repleto de orgullo, y supongo que habría oído que la señora Springer no tiene coche y ella había ido al baile en un carruaje alquilado.

- Paso por alto que no hablara con la señora Springer -dijo la señorita Sasha-. Pero querría que hubiese bailado con ___________.

- Yo que tú ___________ -dijo su madre-, no bailaría con él en ninguna otra ocasión.

- Creo, mamá, poder asegurar que nunca bailaré con él -respondió _______________.

- Su orgullo no me ofende como tal -añadió la señora Blouse- porque tiene una excusa. No hay que sorprenderse de que un muchacho tan fino, con familia, fortuna y todo a su favor, piense altamente de sí mismo. Si puedo expresarme así, diré que tiene derecho a ser orgulloso.

- Es verdad -repuso ___________-, y con facilidad perdonaría su orgullo si no hubiera mortificado el mío.

- El orgullo es un defecto muy común -observó Annie, que se jactaba de lo sólido de sus reflexiones-. Mis lecturas me han convencido, de que la naturaleza humana es por extremo propensa a él, y de que hay muy pocos que no abriguen sentimientos de propia complacencia hacia sí mismos. La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque a menudo se tomen como sinónimos. Una persona puede ser orgullosa sin ser vana. El orgullo se refiere más a nuestra opinión sobre nosotros mismos, la vanidad, a lo que los demás hayan de pensar sobre nosotros.

Pride and prejudice (versión AoT) - LevixReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora