6. Pedalea como el viento, Sol la blanca

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Capítulo 6:

Pedalea como el viento, Sol la blanca

***
Sus manos sujetan las mías y poco a poco se acerca.
La mirada de Paul me desvanece por completo, pero no tanto como el momento en que sus labios...

—¡Y aquí está!—mi abuela me saca de mi pensamiento.

—¿Qué cosa?

—La bicicleta de tu padre—la acerca hasta mi y la sacude—. Creí que ya no estaría en la cochera, pero ha estado aquí todo este tiempo.

—¿Mi padre usaba esa bicicleta?

—Cuando tenía unos doce años aproximadamente; nos convenció a tu abuelo y a mi de comprarla de este tamaño para ser todo un "chico malo"

—No tenía idea—la observo fijamente—. ¿Cómo es que está en tan buen estado?

—Tu padre le dió mantenimiento hasta la última vez que la usó; ahora es tuya.

—¿Mía?

—Marina la usó durante un tiempo, ahora es tu turno de heredarla.

—No creo que...

—Es la tradición, al menos una vez la usarás.

—¡Pero miren esa belleza!—Rick se acerca y silba al ver la bicicleta—. No me subo en una desde...

—Te la regalo.—digo sin pensarlo.

—¿Eh?

—Me la acaban de dar y ahora yo te la heredo a ti.

—No, no puedes heredarla aún—mi abuela se cruza de brazos—. Y menos sin haberla usado.

—¿No la has probado?—pregunta Rick.

—No.

—¿Y por qué?, seguro es cómoda, me subiré.

Rick pedalea un segundo y rápidamente la bicicleta se inclina hacia un lado, cayéndose.

—Creo que aún le falta mantenimiento.—dice mi abuela entre risas.

—El que necesita mantenimiento soy yo, siento que me quebré la espalda.

—Deberías ponerte un poco de hielo.—sugiero.

—Eso haré.— Rick se levanta y entra de nuevo a la casa caminando como Bambi.

—¿Lo ves?, las bicicletas son peligrosas.—le digo a mi abuela.

—Solo hay que arreglarla, seguro que Dean puede hacerlo.

Levanto la bicicleta y la llevo a pasos lentos hacia el jardín, donde Dean se encuentra observando curiosamente hacia un punto específico del suelo.

—Hola.

—Silencio.—se pone un dedo en los labios.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora