13. ¿Y qué tal su esposo?

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Capítulo 13:

¿Y qué tal su esposo?

***
Observo con interés la habilidad que tiene la abuela Sarah para ganarle en el juego de lotería a sus amigas.

—¡Y lotería!—vuelve a gritar y arrastra algunos centavos hacia ella.

—Y volviste a ganar.—digo con asombro.

—Aquí entre nosotras—me susurra—, no es un juego justo, porque la mayoría de estas señoras están casi sordas o con problemas de vista.

Sonrío un poco y veo a dos de las presentes discutiendo.

—Por eso no se quiso quedar mi marido.—una levanta el puño.

—No, no quiero pan molido.—responde otra.

—¿Cuál nido?—le responde la misma.

Mi abuela ríe y les indica que se vuelvan a sentar para jugar.

—¡Vaya!, pero si es la mismísima Sarah Barnes.—dice una señora algo baja de estatura al acercarse a nuestra mesa.

—Lauren Down en persona.—le sigue la corriente mi abuela.

Tras analizarlas un rato distingo un rasgo de hipocresía entre ambas.

—¿Y a qué se debe tu visita?—le pregunta la tal Lauren.

—La plaza es un lugar público, por eso estás aquí, ¿no?

Las demás señoras que estaban jugando con mi abuela, se sientan a mi par y abren exageradamente los ojos para presenciar el chisme.

El chisme les quitó la ceguera.

¡Es un milagro!

—¿Y qué tal la familia, Sarah?, tengo entendido que nunca vienen a verte.

—Pues entendiste mal, porque justo aquí está mi nieta Sol.—me señala.

Sonrío con falsa amabilidad a Lauren.

—Sol—medita el hombre—. ¿La responsable del baile que se llevó a cabo hace algunas noches?

—Si, soy yo.

—Hicieron demasiado ruido, con costo pegué el ojo para poder dormir.

—Lo importante es que te dormiste al final, Lauren.—mi abuela aprieta los labios.

—¿Qué clase de educación le dan a los jóvenes de ahora como para faltarle el respeto a una autoridad como lo es el alcalde Davis?—parece decepcionada.

—La misma educación que no te dieron a ti como para haberte escapado con un motociclista a tus... ¿once años?

Cubro mi boca para intentar no reír, pero las señoras a mi par ríen abiertamente.

—Sarah, he comprado estos maceteros para las flores que querías.—dice Dean al entrar al puesto de comida, ignorando la presencia de Lauren.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora