Cap. 10 CHOCOLATE

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Esto logre escribirlo, al escuchar a mi bella Lana del Rey, su canción, Afraid y You can be the boss, con mucho amor por ella, espero les guste, recuerden votar por este y los anteriores capítulos, los quiero.

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-James maldición, James, despierta, resiste, James contesta- exclama alguien.

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Me levanto de la cama, tengo el dorso desnudo, pero no hace frio y camino hacia Helmut, desabrocho su camisa, un botón tras otro, mis dedos rozan su piel y surge un escalofrío en él, tiene la piel muy suave, bronceada, se siente muy real, al llegar al último botón, lo miro, me sonríe, esta vez ya no es una sonrisa de las que quieren pasión y solo eso, sino que inspira dulzura, y le sonrió involuntariamente, le brillan los ojos, es como si el tiempo se detuviera para que estemos juntos por siempre, porque entonces bajo la mirada y se la quitó, para que esto dure más.

Bajo su pantalón, es de lana, muy fina, porque es muy suave al tacto, desabrocho su cremallera esta vez, y se lo quito, ambos estamos semi desnudos, es una de esas experiencias en las que no pensé que podría pasar esto, pero de alguna forma, no entiendo porque nunca paso.

Entonces me acerco y lo abrazo, nuestros cuerpos chocan, mis brazos lo acorralan y el con nerviosismo también me abraza, cierro los ojos un momento, puedo respirar su aroma a frutos frescos de su cabello o quizá es su piel, mi cabeza posa por un momento en su cuello, absorbiendo ese aroma, tan dulce, mis manos acarician su espalda pero el no se mueve mucho, podría jurar que se ha quedado petrificado, pero sus latidos acelerados se sienten contra mi pecho y este sube y baja, así como su respiración, hasta que me dice algo, con un tono de voz muy bajo.

-¿Te gusta el chocolate James? – me pregunta.

- ¿A quién no? ¿Por qué?- estoy atónito.

-bueno...-continua Helmut- hay algo que me encantaría probar en ti.

Pero que le pasa a Helmut, está loco acaso, estoy muy sorprendido, el me acaricia el brazo, se separa un poco y me dice- pero si no quieres hacerlo, está bien.

-Adelante, soy tuyo.

-Me lleva del brazo hacia la cama, me recuesta, me pasa su mano por mi cabello y luego por mi mejilla- gracias James

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-Me lleva del brazo hacia la cama, me recuesta, me pasa su mano por mi cabello y luego por mi mejilla- gracias James.

Entonces retrocede y agarra en un plato de porcelana, un poco del chocolate que caía de la fuente, y unas fresas que estaban cerca, el atenuó la luz, el cuarto lucia poco iluminado, como cuando el amanecer empieza, pero podíamos vernos bien, se acercó, y empezó a colocarme el chocolate, me lo puso en mis labios, un poco más en la clavícula, paso por mi pecho, bajo hasta mi ombligo y se detuvo, me sorprendió.

-Bien James, esto depende de ti, mira que es poco higiénico, pero no tendría problema en quitártelo todo con mi lengua- me dijo, sabía a qué se refiera.

-Hazlo Helmut- conteste.

Fue así que decidió bajar mi pantaloncillo, y coloco el chocolate en mi entrepierna, tenía una sensación de calor y excitación increíble, en lo absoluto nunca se me hubiera pasado por la cabeza esto, pero era demasiado brutal, mi piel estaba erizada y demasiado caliente, pone un poco en mis piernas y es todo, él se levanta y va a dejar el plato a la mesita de cristal, pero regresa y empieza a pasar una de las fresas por mi boca, y luego se la come, muy despacio, saboreando cada trozo, cada movimiento suyo esta calculado.

-¿Muy bien James, esto es delicioso, quieres probar un poco?- toma en su mano un poco de la fresa, la observa y me la indica, tiene una sonrisa de oreja a oreja en su rostro- anda debes probarlo-entonces la pasa por mi boca, y cuando intento morderla me la quita, y se la termina de comer él.

Hace lo mismo en mi clavícula, recoge el chocolate con las fresas y se las come, que a diferencia de antes, ahora se acerca lentamente, mientras huele mi piel desde mi cuello, se levanta un poco y va pasando sus dedos por mi pecho, recoge lo que ha quedado del chocolate y se lo mete a la boca, sus labios lo disfrutan, hace gestos de satisfacción, esto me está matando, el continua su recorrido, esta vez ha cambiado de maniobra, se ha posado sobre mí, y va bajando, recogiendo lo que hay de chocolate en mi abdomen bajo, con suaves besos en su recorrido, tiene unos labios muy suaves es como si pasara la brisa por tu piel, y se acerca a la pelvis, donde se queda un momento observando lo que sigue.

Me mira y me sonríe.

Delicadamente pasa sus manos por mi entrepierna, roza mis muslos, se lame los dedos tras encontrar un poco del chocolate que el mismo coloco en ellos, un dedo tras otro, mirándome, no puedo apartarlo de mi vista, siento un ambiente caluroso, debe ser mi piel, o debe ser la suya, entonces roza mi miembro con sus manos, me electrifica y suelto una especie de grito, siento demasiado calor en ese lugar, y es cuando siento los labios suaves de Helmut, lo toma con sus manos, baja su lengua con pequeños besos hasta el glande, entonces su lengua hace movimientos sutiles a su alrededor, suspiro.

-Continua así Helmut -tomo con mi mano su cabello con fuerza, es de color bronce que por el sudor toma un color más oscuro, luego lo voy soltando- no puedo más.- contesto.

Tengo la respiración agitada, pero lo está disfrutando porque su siguiente acto es pasarlo a su boca, su aliento es cálido, lo introduce de a poco, y su lengua esta vez tiene movimientos más acelerados, como cuando estas en la playa y no esperas que una ola llegue hacia ti pero lo hace, y lo disfrutas, el, llega a bajar la intensidad, sus labios suben y bajan, debe estar muy rígido ahí abajo, lo sé, hasta cuando el levanta su rostro.

-¿Cariño, te vas a venir?- me responde.

Y vuelven sus manos a tocarlo, en definitiva mi miembro está en su punto más alto, vuelve a posar su boca sobre él, puedo sentir su campanilla, y de su boca salir suavemente y entrar, incluso en la intimidad, Helmut es el hombre más delicado pero más salvaje, sabe cómo debe pasar las cosas, a su manera, ahora es el quien suelta sonidos extraños de placer, y es cuando pasa, no puedo contenerme y lo que llevo dentro, sale, por chorros, todo sobre él, Helmut lo está recibiendo, y verlo disfrutar no tiene precio alguno.

Cuando termino, se levanta y se sienta sobre mí, pasa su mano por sus labios limpiándose lo que queda, luego, cuando ve que mis labios siguen teniendo un poco de chocolate, se acerca, pasa su lengua por ellos, y después me besa, una y otra vez, son tan suaves, y lo recibo, lo hago muy despacio, sintiendo cada musculo de ellos, su labio superior es más delgado que el inferior, por lo que no tengo problema para atajarlo, muerdo su labio inferior, cuando todo se vuelve más intento, ya no son suaves besos, logro meter mi lengua en su boca y no puedo dejar de besarlo, esto se siente como si fuera el infierno, el tipo de infierno en el que quieres quemarte y no disculparte por los pecados que hayas cometido.

-Quiero algo más de ti James, quiero tenerte sobre mí- me sentencia.

Estoy dispuesto a todo, después de esto, debo pagar mi cuenta ¿no?

BarónWinter: Un Romance InvernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora