BarónWinter: Un Romance Invernal

Cap 14: ¿Quién fue James Barnes?

No olviden votar, comentar que les pareció, los quiero, lo he escrito con mucho amor como siempre. 

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-¿Pero qué noticias son? -le contesta Sam.

-Es que no sabemos que paso, de repente su corazón dejo de latir, empezamos a usar la maquina resucitadora no estaba funcionando, pero tan pronto usted salió, cuando pensamos que ya estaba hecho, el...- continuo la enfermera, parecía haber visto al mismo diablo.

Me levante de la cama tan rápido como pude y fui donde ella, le puse mis manos en su rostro- ¿tan pronto qué? enfermera Alice- era una súplica.

-Es que...- siguió tarareando la enfermera.

Me acerque un poco más-Maldición, que aquí James no va a ser el único muerto si no suelta lo que tenemos que saber-le dije.

Sentí que Sam se levantó- Zemo cálmate, suéltala-me dijo.

La solté pero empecé a hiperventilarme, mire al suelo en lo que esperaba lo peor.

-Su corazón volvió a latir-dijo.

Le alcé la vista, mis ojos se abrieron demasiado, mi seño estaba fruncido, porque estaba confundido ¿que acaba de decir?

-¿Qué?- Sam se acercó también- ¿cómo paso eso?- mire sus manos y note sus manos temblorosas, lo estaba canalizando peor que yo, no era para menos, hace unos minutos James estaba muerto y eso era todo.

Mi vista se perdió de nuevo en cualquier lado de la habitación, especialmente en un cuadro colgado, no era distinto a los muchos cuadros que había visto, pero uno de los beneficios de ser un barón es que puedes conseguir lo que quieres, era una foto de cuando James era un niño, creí que traer los recuerdos de James lo harían sentir como en casa después de lo de Steve, yo permanecía inmóvil, por alguna razón, mirándolo, recordé que la conseguí en un viaje que tuve, cuando empezó el proyecto del soldado de invierno, debía conocer a la persona a la que iba a convertir en alguien diferente, recordarlo de alguna manera, pues una vez que fuera el soldado de invierno, ese James Barnes, no volvería nunca, eso fue lo que creí.

James quedo huérfano cuando niño, su infancia no fue la más fácil, pero míralo, su cabello era castaño, sus ojos de un azul muy claro, estaba sentado en lo que supongo era su jardín, con una sonrisa angelical que me hizo cuestionar el primer momento en el que lo vi, no quería hacerle daño a él, su vida sería miserable porque apenas estaba empezando a florecer, era sargento, por supuesto, él no me conocía de nada y yo ya lo había investigado al punto de conocer que siempre hacia doble nudo a sus botas o que le gustaba los atardeceres o que a pesar de ser tan atractivo, se le hacia difícil hablar con las chicas, en el centro de acondicionamiento el despertó alterado, estaba maniatado, sudando y sus ojos vidriosos hacían que fuera como cristales, trate de tranquilizarlo diciéndole que no le harían nada, que solo le pondrían un suero y que luego volvería a casa , pero le mentí, me retiré, escuche que me nombro, en poco tiempo algo vio en mi para entregarme su confianza, en cambio yo, solo lo vigile desde fuera.

Helmut, hey Helmut- Sam hizo tronar sus dedos frente a mí, le baje la mano y volví a ver a la enfermera.

¿Podemos ir a verlo?- le pregunte.

- Ahora está estable pero su pronóstico es incierto, no sabemos a qué nos atenemos cuando despierte, pueden ir si desean pero uno a la vez.

- Iré yo primero- dijo Sam, lo mire mal, pero tenía razón, él era su amigo, debía hacerlo.

- ¿Qué me miras?- soltó