☀️;; 05 drippin'.

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Narrador externo

"esos ojos que simplemente miran y hacen que mis labios se vuelvan a secar.

Cada día estoy más seguro de que no te odio, me quiero alejar, pero al mismo tiempo,
me abruma la idea de
poder perderte si no hago nada."

Eso era lo que Gustabo leía nada más abrir su taquilla, por lo menos la de hoy era más corta. Despegó la pegatina de sol que anteriormente estaba sellando el sobre y la pegó en su taquilla con fuerza antes de doblar la nota y guardarla dentro de esta para llevársela al salir.

Gustabo empezó a crear paranoias, ¿Y si era realmente una amenaza? El echo de que la persona que lo metió en la taquilla no se equivocara por dos días seguidos le hizo dudar de si había algun encargado de mantenimiento que no tenía intenciones buenas en el FBI y quería tender una trampa.
¿Debería consultarlo con alguien? El rubio era consciente de que su mente solo le jugaba malas pasadas metiéndole tantas ideas exageradas en la cabeza, pero... ¿Y si se arrepentía más tarde?

Sacudió la cabeza pensando que era una pena que no hubiesen cámaras en los vestuarios por obvios motivos de privacidad, de ese modo saldría de dudas enseguida.

Tras haberse puesto el uniforme del FBI, se dispuso a ir a su despacho. El fuerte impacto que recibió ayer tirándose aposta con toda la fuerza que podía contra el suelo, causó que le dolíeran bastantes zonas del cuerpo de cintura hacia abajo y también los brazos de apoyarse al caer como acto reflejo, pero solo eran rasguños y moratones, nada realmente grave o doloroso.

Durante la noche no dejó de darle vueltas al acontecimiento, el psicótico hombre no le daba nada de pena, al contrario, le asqueó, y ese era el motivo de sus dudas, porque se vió reflejado en él, pensó que tal vez así se veía cuando fue Pogo por unos meses.

No era ninguna sorpresa el sentirse mal cada vez que alguien le tiraba comentarios despectivos por su condición mental, al principio Conway y Horacio tiraban indirectas culpándolo un poco pero pararon al ver que obviamente no hacían nada más que atormentar al más bajo.

El problema era Volkov, que siempre le recriminaba por ello. Gustabo echaba de menos tener confianza con el comisario y ser amigos y compañeros con respeto recíproco como solían ser en el CNP, pero por lo menos, hacía días que Volkov ya no le decía nada, porque literalmente no le dirigía la palabra y solo se le quedaba mirando raro.

Ahora simplemente le enseñaría la nota a su mejor amigo para asegurarse de tener un testigo por si al final era una trampa.

Narra Conway

Michelle, Volkov y yo entramos al Yellow Jack sin rodeo alguno y nos dirigimos a la parte trasera de este siendo juzgados con la mirada de todos los clientes y trabajadores del sitio.

A los pocos minutos apareció un hombre norteño que era uno de los principales financiadores del local. Nos habíamos reunido para hacer un trato con este dueño. Habrían cámaras del FBI vigilando 24/7 el establecimiento a cambio de una gran compensación económica.

-Señores del FBI, un placer- el hombre se acercó a nosotros tres y nos extendió la mano, agarre que fue correspondido por mí y por Volkov. Michelle solo miraba con los brazos cruzados. -Permítanme sacar mesas plegables, como ustedes entenderán, por obviedad, aquí solo vienen empleados y no me gustaría pasar toda la reunión de pié.- sonrió con cortesía pícara. -¿Gustan de algo de alcohol para beber? Invita la casa.-

El ruso estuvo apunto de responder, pero fue callado por un codazo de Michelle, que era un recordatorio para no agarrar confianza, solo harían el trato al tener altas sospechas de tráfico en el mismo local por parte de la clientela.

-No, gracias, Arthur.- contesté secamente.

-No os preocupéis.- Sacó una mesa y cuatro sillas plegables y una botella de una nevera que había pegada a la pared, nos sentamos y bebió el solo.

Narrador externo

Transcurrieron los minutos con tranquilidad y la charla era bastante dinámica, Arthur parecía querer adular a los tres agentes, ya que no negaba casi nada de lo que ellos proponían.

-Verás, Arthur.- Conway buscó entre los bolsillos de sus pantalones de traje. -En cuanto veamos que hay alguna mierda fuera de lo común aquí dentro, te voy a cerrar el puto 'barcito'. -Arthur asintió y Conway le mostró una foto de Gustabo y Horacio y se la pasó al norteño -Ahora mismo este local está bajo vigilancia directa del FBI, si alguno de nosotros tres, o alguno de esos dos chicos pide permiso para inspeccionar tu puto local de mierda, nos dejas pasar sin rechistar, así que memorízate nuestras putas caras, ¿Ha quedado claro?-

Arthur asintió y miró el rostro de ambos chicos que no estaban presentes con atención. Y tanto que se iba a memorizar las caras.

Llegaron a la sede del FBI a la noche junto con su nuevo colaborador, para que supiera dónde acudir por si necesitaba informar de algo y conocer a ambos agentes más jóvenes del sitio.
Arthur iba detrás de los tres federales analizando las estancias y mirando a su alrededor hasta que llegaron al despacho de la pelirroja, donde el crestas y el rubio fueron convocados.

-Chicos, este es Arthur Merino, un socio y dueño del Yellow Jack con el que tendremos una pequeña colaboración.- Presentó Michelle. -Arthur, aquí tienes a los agentes Pérez y García.-

-Un placer, señores.- El señor Merino bajó su sombrero como saludo mientras soltaba una sonrisa confiada.

-Un placer, Arturo Marino.- Saludó Horacio extrovertido como de costumbre.

-Buenas.- Dijo Gustabo a quien le importaba una honesta mierda, sabía que si venía con sus jefes, sería alguien de quién fiarse, sobretodo por lo maniático que era su progenitor.

Compartieron charlas y números de teléfono, Gustabo se apoyó en la pared al lado de Volkov y este en seguida comenzó a ponerse nervioso y a sudar, había asimilado que no tenía odio por el rubio y que sus nervios eran más como una especie de emoción.

-Oye Volkov.- Habló Conway. -No quiero sonar más antiguo de lo que soy, pero no se qué tipo de nueva moda es esa, tu camisa bicolor tiene un diseño...  Peculiar, moderno, ¿supongo?-

Volkov se quedó profundamente extrañado, ¿Bicolor? Su camisa no era bicolor, si no que era toda gris.
En cuanto bajó la mirada para revisar la prenda, abrió los ojos como platos y vió como su camiseta tenía gran parte de las mangas por debajo de las axilas de un color muy oscuro debido al sudor que le provocaba estar cerca del rubio.

Gustabo se dió cuenta de que no era el color original y no pudo evitar soltar altas carcajadas, que hicieron que el peligris se avergonzarse fuertemente por haber sido Gustabo el único en darse cuenta.

Y así transcurrió el resto de la noche, entre tratos y charlas, pero Volkov y Gustabo se dedicaban miradas y risas muy discretas entre ellos dos.


夏 "Sunny Side Up" 夏// → (✧volkabo✧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora