AzzWeek

Día 07: Tema libre: Cumpleaños

Se acercaba un día muy importante e Iruma lo sabía muy bien.

Era por esto que el humano le había pedido a Opera que le ayudase a cocinar un pastel, costó un poco pero finalmente logró convencer al demonio con orejas de gato.

Iruma en su estadía en el mundo humano había trabajado en una repostería, su empleo consistía en atender a los clientes, pero uno de sus senpai le había enseñado a decorar pasteles para pedirle en ocasiones que cubriese sus turnos.

El chico de cabello azul estaba agradecido por eso, gracias a esa experiencia previa ahora podía decorar él mismo el pastel que estaba preparando con tanto esmero a pesar de ser tan mal cocinero.

Opera observaba atentamente el proceso de preparación, sin estar seguro del porqué Iruma-sama insistía en preparar un pastel él mismo y decorarlo.

El demonio pelirrojo le dejó a cargo al humano la tarea de batir la crema, era algo simple que solamente requería una resistencia con la que el chico ya contaba.

Como no existían las fresas en el inframundo, Iruma optó por unas bayas de sangre, que eran lo más parecido que pudo encontrar a pesar del sabor dulce y textura espesa de estas.

Con mucho cuidado escribió con el chocolate previamente preparado por Opera la frase que mejor resumía el motivo por el cual estaba tan obstinado en hacer el pastel él mismo como regalo para el día especial que se acercaba.

Con la mejor caligrafía que pudo, Iruma escribió "Feliz Cumpleaños Azz-kun" con chocolate blanco sobre un rectángulo de chocolate negro.

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Al día siguiente, el tan esperado día especial, Iruma se levantó temprano y verificó varias veces que no le hubiese ocurrido nada al pastel mientras no lo estaba mirando.

Azz-kun le había avisado con mucho pesar que no podría acompañarle ese día a la escuela porque su madre y David le habían preparado un desayuno especial y se negaban a dejarlo ir sin sentarse a comerlo.

Iruma aprovechó la oportunidad para colar el pastel, escondido y resguardado en una caja cortesía decorada de Opera, a la escuela y entrar al aula apenas siendo detectado.

—¡Irumacchi!— Saludó Clara con un abrazo al verle llegar, ella tampoco había podido acompañarlo de camino a la escuela debido a razones que Iruma no entendió del todo pero incluían a sus hermanos, una broma que salió mal y un bosque destrozado que debía ser arreglado antes de que se marchara.

—¿Qué traes ahí, Irumacchi?— Preguntó curiosa la demonio de pelo verde al ver la misteriosa y preciada caja decorada.

—Es un pastel que hice para Azz-kun por su cumpleaños.— Explicó el chico de cabello azul. —Tiene crema batida, chocolate, bayas de sangre y unas- ¡No puede ser! ¡Me olvidé de las velas!— Exclamó alterado al darse cuenta de su olvido.

—¿Las velas son importantes para el pastel?— Preguntó confundida Clara al ver la alteración de su amigo.

—Son muy importantes, no puede ser un pastel de cumpleaños si no hay velas.— Explicó decepcionado consigo mismo.

—¡No hay problema Irumacchi!— Exclamó la chica de cabello verde. —¡Puedo sacarlas de mis bolsillos! ¿Cuántas necesitas?— Dijo y preguntó orgullosa de sí misma, feliz de usar su línea de sangre para ayudar a su amigo.

—Azz-kun cumple quince años, así que serían quince velas pequeñas o dos más grandes con los números uno y cinco— Habló Iruma contento de que su amiga le pudiese ayudar, sabía lo sensible que podía ser Clara cuando alguien quería algo relacionado con su línea de sangre.