Era lunes y Jaemin ya estaba estresado.
Eunbi había aparecido cargada con un mazacote de folios, los había dejado caer sobre el pupitre con un estruendoso golpe, por el que rápidamente se disculpó, y mandó a volar a su vez un par de bolígrafos que Jaemin había dejado apartados en el escritorio.
— ¿Y esto?— había cuestionado el muchacho. Eunbi tan solo se dedicó a alzar una de sus oscuras cejas, y rápidamente clavó su dedo índice en una esquina del primer folio. Antes de que Jaemin pudiese leerlo, Eunbi le explicó la situación.
— Quieren cancelar el viaje de fin de curso.— Apartó el dedo de la hoja, permitiendo al joven pasear la mirada por el conjunto de letras, que amenazaron con marearlo. Eunbi se irguió de nuevo, suspirando.— Jaemin, me voy a amargar a este paso.
Y de este modo, el castaño se había quedado en el aula de literatura, leyendo varios folios impresos por el consejo de estudiantes y a entregar para firmar por la directora.
Jeno había entrado al aula buscándolo minutos después, y aunque no parecía agobiado en lo absoluto, Jeno había afirmado que lo había estado buscando como un loco.
El pelinegro tardó poco en aproximarse, y se dejó caer de culo sobre la silla más próxima a Jaemin. Le vino un olor a tabaco, probablemente porque Jeno había estado fumando.
Estuvieron en silencio un par de minutos, hasta que Jeno suspiró. Seguramente estaba aburrido.
— ¿Te apetece un chicle de sandía?— cuestionó entonces el mayor. Jaemin se encogió de hombros.
— Acabo de desayunar.
— ¿Y?
— Bueno, vale.— Jaemin abrió la boca, esperando a que el mayor le metiese el dulce con rapidez, sin molestarse en cogerlo él mismo porque el papeleo era más importante. Tenía que leer cada una de las peticiones del consejo.
Jeno le metió el chicle en la boca. Y cómo no, era un chicle ya mascado. El mismísimo chicle que Jeno había estado mascando segundos antes y del que Jaemin no se había percatado.— Eres un puto cerdo.
— Es que no me gusta.
Aún así Jaemin aceptó el chicle. Como si no hubiesen compartido comida, bebida, caramelos o incluso cepillo de dientes..., ese último también compartido con Heejin. Fue un asco, efectivamente, pero en aquel momento no habían tenido otra opción. Los tres habían decidido olvidarlo.
Y Jaemin acababa de recordarlo, así que técnicamente había perdido la apuesta que hicieron de que quien lo recordase antes tenía que invitar a los demás a McDonald's. Seguramente alguno de los otros jóvenes ya lo había recordado con anterioridad y se lo había callado, probablemente ambos. De todas formas Jaemin era honrado, así que los invitaría a hamburguesas con tal de mantenerlos contentos.
De vuelta a los folios que se amontonaban sobre el pupitre, Jaemin suspiró. Jeno le palmeó el hombro, como si tratase de transmitirle su apoyo. Era halagador, pero no estaba funcionando.
— Qué pasa.— cuestionó el pelinegro, aproximándose aún más a su amigo para ver los folios. Procedió a apoyarse sobre Jaemin, clavando su huesuda barbilla en el hombro del menor. Pronto sintió la calidez en su espalda, proveniente del fuerte pecho del contrario. Jaemin decidió ignorarlo, y pasó a señalar una de las líneas del documento.
— Peticiones para cancelar el viaje de fin de curso. Lo voy a denegar, supongo. Tampoco es que tengan buenas escusas.
— Que son...
— Se quejan de que, bajo la supervisión de tan pocos profesores y estando en el extranjero, los alumnos van a estar como locos y la van a liar.
— Bueno, no mienten.— comentó Jeno, mordiéndose el interior de la mejilla, como solía hacer cuando estaba pensativo. Jaemin alzó una de sus cejas, para después soltar los papeles y pasar a ignorarlos.
— Ya, bueno, para eso es un viaje de fin de curso, para pasarlo bien. Da igual, no firmaré como parte de la petición.— explicó el castaño. Se escurrió en la silla, cansado, al mismo tiempo que Jeno se apartaba de su espalda.— Aún así tengo que entregarselo a la directora..., ¿me acompañas?
Caminar por los pasillos del instituto, estrechos en algunas zonas, ruidosos a todas horas, y con un constante suelo pegajoso, al lado de alguien era menos sofocante. Al menos para Jaemin, que en los últimos años se había hartado de caminar solo y con prisa por llegar a algún lugar, bajo su labor de presidente. Era agotador, sobretodo cuando se acercaba alguna celebración, donde todo el mundo estaba revuelto y acudía a él en busca de información o ideas a dar, y que hacían que la castaña cabeza del joven explotase, mientras su cabello comenzaba a caerse por el estrés.
Por suerte siempre había tenido a Jeno, quién aún pareciendo simplón y desinteresado, era una constante en la vida de Jaemin, que siempre se había encargado de su bienestar, aún cuando ni el propio Jaemin se percataba. Jeno le otorgaba su mano en auxilio aún en situaciones donde Jaemin no hubiese pensado que la necesitaba. Quizá por eso aún resistía.
— ¿Qué tal está tu ceja?— cuestionó Jaemin a mitad de camino, su hombro rozándose continuamente con el del mayor, caminando prácticamente pegados costado contra costado por el abarrotado pasillo. Alguien pisó sin querer la punta de la zapatilla de Jaemin, pero no le dió importancia. Iban a paso lento. Tan lento como Jeno solía vivir; hablar, pronunciando las palabras siempre con tranquilidad, como si no hubiese prisa en un mundo que, bajo la perspectiva de Jaemin, no esperaba a nadie, y requería rapidez máxima en todo. Pero en aquel momento no pensaba en aquello. Puede que también fuese por Jeno.
— Bien.— mintió el mayor. Tenía la ceja aún algo inflamada, junto con una pequeña herida que, con suerte, no dejaría cicatriz. No había sido para tanto, pero debía haberle dolido. Jeno carraspeó.— Rota, ya sabes, Chung Ho lo intentó, pero el que terminó llevándose un buen golpe fue él.
— Te pasaste un poco.— suspiró Jaemin.
— Meh.— le quitó importancia el pelinegro, como hacia con todo. Jaemin rodó los ojos.— Hablando del rey de Roma...
Prontamente tuvieron a Chung Ho sobre ellos.
Repetía insultos y amenazas como un loco (en parte lo estaba), aporreando casi sin fuerza el cuerpo del pelinegro, que trataba de apartarselo a manotazos.
— Por dios, no os peleeis ahora, que estamos en horas lectivas.— pedía Jaemin, tratando de apartar el grueso cuerpo de Chung Ho de encima de su amigo, y fallando estrepitosamente. Se llevó algún manotazo involuntario, aunque esa no era su prioridad por el momento.
Los demás alumnos comenzaron a arremolinarse al rededor de la pelea, exclamando ánimos a los jóvenes o chillando excitados por la pelea. Había un fuerte murmullo entorno a los tres jóvenes, haciendo que Jaemin se pusiese cada vez más irritable. Estaba a un segundo de gritar hasta sacar el aire de sus pulmones con tal de acallar las voces de todos. El miedo a que los cuchicheos y chillidos juveniles hiciesen que la directora, cuyo despacho no estaba muy lejano, saliese a ver qué sucedía, tan solo hizo que se pusiese aún más nervioso, si aquello era posible.
Chung Ho golpeó la ceja del pelinegro, causando un lastimero gruñido por parte del mayor. Jaemin no supo si el golpe había sido a cosa hecha o instintivo, pero aquella acción fue la gota que colmó el vaso. Jaemin empujó al muchacho con todas sus fuerzas, tomándolo en un momento de debilidad donde sonreía triunfante tras haber herido a Jeno, y consiguiendo así despegarlo del cuerpo del pelinegro y mandándolo volar.
Alguien gritó con vigor.
Justo entonces la puerta del despacho de la directora, varios metros a la distancia de la posición del grupo, se abría.
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drug ;;ɴᴏᴍɪɴ
Fiksi PenggemarJaemin estaba hartándose de escuchar a la gente decir que Jeno era una mala influencia. Ellos no lo conocían de verdad. nomin, nct. fanfic relaccionado con el mundo de "kiss the teacher ;; markhyuck" No es necesario leer el fic anteriormente nombrad...