𝑻 𝒓 𝒂 𝒗 𝒊 𝒆 𝒔 𝒐

8.5K 676 99
                                    

Harry desde muy pequeño se había visto envuelto en la fascinación por las criaturas mágicas, desde que era pequeño, su abuelo había sido gran influencia ya que de joven se había interesado en la magizoología enseñándole todo tipo de criaturas que habían en el mundo mágico, las cuales resultaban más fascinantes que las de los muggles.

Todo fue mejor cuando su abuelo para su cumpleaños número seis le regaló un pequeño bebé escarbato, brincoteó de felicidad como nunca lo había hecho mientras abrazaba la pequeña criatura en sus brazos.

Claro que sus padres no se veían muy contentos con la idea de tener un escarbato por la mansión saqueando todo lo brillante que encontrara, si ese pequeño diablito realmente era muy inquieto.

Así que se miró obligado a hacerle un estilo de refugio brillante para que el pequeño estuviera cómodo y sintiera tanta necesidad de ir en busca de cosas brillantes.

Cuando cumplió los once llegó su tan esperada carta para Hogwarts, el segundo día más feliz (luego de el momento en que su abuelo le regaló el pequeño escarbato claro) estuvo tan feliz por días que le regaló diferentes tipos de monedas y joyas a su pequeño escarbato dándole felicidad.

Cuando llegó el momento de ir a Hogwarts aquel primero de septiembre había tenido que esconder a la pequeña criatura en su maleta para que pudiera llegar con el a Hogwarts, no tenía el corazón para dejarlo en su casa totalmente solo ¡Estaría preocupado todo el tiempo! Claro que esa no fue una de las mejores ideas de su vida ya que el escarbato tan pronto pisó Hogwarts ese año se había vuelto loco con las cosas brillantes que veía.

¡Incluso había intentado robar los metales preciosos que habían en los contadores de los puntos de las casas en el comedor! 

En ese momento Harry estaba en la cama de la gran habitación que compartía con otros Gryffindors, entonces a lo lejos miró una pequeña figurita caminando lentamente hacia debajo de la cama, seguramente pensando que Harry estaba lo suficientemente distraído como para no mirarle.

—Mino —dijo y el escarbato paro abruptamente mirándolo inocentemente— ¿Qué traes ahí eh? —el azabache se levantó de la cama para acercarse al escarbato esperando que no escapara como otras veces ya había hecho.

—¿Ron has visto mi collar? Lo dejé aquí hace un momento —escuchó una voz femenina desde afuera.

Entonces Harry miró acusatoriamente al escarbato que empezó a correr alejándose de él.

—¡Oh no! ¡Ven para acá Mino, debes devolver eso! —dijo Harry persiguiendo a la pequeña criatura— ¡Mino, no seas necio! Ven para acá.

Harry se lanzó logrando atrapar la patita del escarbato, claro, causando un gran estruendo que pudo haber sido escuchado desde las mazmorras.

—¿Harry? Amigo ¿Todo está bien? —preguntó ron y Harry escondió el escarbato detrás de su espalda.

—Claro... —dijo Harry con una sonrisa tensa esperando que el pecoso no se diera cuenta que había una pequeña criatura por ahí.

—¿Seguro? ¿Que traes ahí eh? ¿Qué estás haciendo Harry? —dijo ron acercándose lentamente a Harry quien mantenía al pequeño escarbato agarrado con fuerza tras su espalda.

—Nada ron... Todo está bien, no estoy haciendo- —harry fue cortado ya que ron corrió hacia el dejando en evidencia al pequeño escarbato.

—¡Oh Merlín! —dijo Ron asustado— ¿Qué es-? ¿Eso es un escarbato Harry? ¿Porqué tienes un escarbato? ¿Hace cuánto que lo tienes?

—Es mi mascota... —dijo Harry dándose la vuelta con el escarbato en sus manos—. Se llama Mino —habló estirando el escarbato a la cara de ron con una sonrisa—. Lo tengo desde primer año.

Rápidamente esta se desvaneció.

—No le dirás a McGonagall ¿O si? —preguntó apenado.

—¿Desde primer año dices? ¡Con razón mis galeones se perdían! Creí que estaba volviéndome loco, debiste decirme Harry —dijo ron mientras acercaba un dedo a la cabeza de la pequeña criatura.

—Mino no te hará nada, bueno si no lo molestas claro —dijo Harry sonriendo—. Ahora Mino, devuelve el collar, ahora —habló con voz firme el Gryffindor mientras que el escarbato lo miraba con ojos brillantes—. Y no me hagas esa cara ¡Eres un travieso Mino! Devuelvelo o tendré que quitartelo y eso no te gusta.

Ron miraba la escena confundido; uno porque Harry le estaba hablando a su escarbato como si fuera una persona y dos porque su escarbato parecía entenderle a la perfección.

Harry al no mirar movimiento del escarbato para sacar el collar lo tomó de las patas y lo puso boca abajo causando que varios galeones (y el collar por supuesto) salieran de la bolsita de la criatura.

—¡Mino! ¡Ya tienes muchas cosas brillantes! —regañó Harry suavemente mientras que el escarbato seguía de cabeza y con los brazos extendidos mirando las cosas brillantes en el suelo—. Ron ¿Puedes entregar el collar por favor? Y puedes dejarte esos galeones, no le digas a nadie —lo último lo murmuró y le guiñó el ojo al pelirrojo quien sonrió asintiendo.

Harry tomó al escarbato nuevamente en brazos, sin que estuviera de cabeza esta vez y lo miró reprobatoriamente.

—Mino, si te ven te llevarán de vuelta a casa, tú no quieres eso ¿O sí? —el escarbato obviamente no respondió, solo lo miraba atento— has estado metiéndose en problemas en estos últimos días , vamos, los anteriores cursos estuviste... Considerablemente mejor que esto —reprimió—. Ahora ve a tu refugio, necesitas pensar en lo que estás haciendo.

Harry dejó el escarbato en el suelo y este rápidamente corrió debajo de la cama hacia su brillante refugio. Harry suspiró y estiró su cuello «Este pequeño me sacara canas de todos colores» pensó Harry mientras se recostaba en su cama tapandose los ojos con su antebrazo.

—Harry —dijo el pelirrojo cuando entró.

Harry destapó uno de sus ojos y miró al pecoso con una ceja levantada.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry.

—Vamos a cenar ya, debes comer algo te vez muy cansado y mamá siempre dice que la mejor manera de desestresarse es comiendo —dijo ron sonriendo haciendo que Harry lo hiciera también.

—Ya lo creo —dijo Harry levantándose de la cama para poder ir con su amigo al comedor—. Por cierto ron, no dejes que Hermione se entere de mi escarbato, me regañará por el resto del curso por haber sido tan irresponsable seguramente.

—Claro amigo —Ron sonrió.

Y justo cuando bajaron las escaleras ahí estaba Hermione esperándolos mientras golpeteaba uno de sus pies en el suelo de la sala común.

—¿Porqué son tan lentos? —dijo exasperada—. ¡Tengo hambre y tardan una eternidad ahí arriba!

—Lo siento mione —dijo cariñosamente Harry abrazándola.

Hermione volteó los ojos con una sonrisa en su rostro.

—Si, Harry —dijo—. Ahora vamos, en verdad tengo mucha hambre.

El trio de oro bajó al gran comedor sin percatarse que un pequeño y escurridizo escarbato había salido junto a ellos.

Pequeño Ladrón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora