II. ¿Quién eres?

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Por la mañana la nieve comenzaba a caer con más fuerza, se podía observar por aquella ventana de la habitación del hospital; el pequeño peliverde se encontraba dormido en la camilla, aún con la máscara de oxígeno, sus muñecas y piernas estaban vendadas por las lesiones.

El joven de cabello cenizo se había quedado dormido en el sofá de la habitación, las enfermeras lo dejaron pasar porque creyeron que él era su pareja ya que estuvo muy preocupado, tanto que no había dormido en toda la noche esperando a que despertara.

Fue entonces cuando el pequeño peliverde comenzó a abrir lentamente sus ojos, "¿Dónde... estoy?" pensó el pequeño que aún no despertaba completamente, miró delante de él, las paredes blancas y las mantas que lo cubrían lo hicieron saber dónde se encontraba, comenzó a observar a su alrededor, cuando lo vio por primera vez, un alfa dormido en el sofá apoyado en el brazo del mueble, el corazón del pequeño sintió como si se uniera a alguien que acababa de conocer, una sensación extraña y desconocida para el pequeño lo invadió, lo observó detenidamente.

Hasta que la enfermera ingresó a la habitación - Buenos días jovencito, ¿Cómo se encuentra? - saluda para luego acercarse captando la atención del pequeño - Sabe... tiene mucha suerte, si hubiera venido un poco más tarde... hubiera sido complicado menos mal su novio lo trajo de inmediato, se veía muy preocupado por usted, no durmió en toda la noche - sonrió para luego retirarle la máscara de oxigeno; el peliverde no sabía que responder; trataba de recordar lo que sucedió anoche, hasta que el recuerdo llegó a su mente, era perseguido y se adentró a un bosque donde aquellos alfas... de pronto sintió que no podía respirar y un dolor agudo en su pecho, el miedo que tenía en ese momento volvió a él, estaba teniendo un ataque de pánico.

¿Se encuentra bien? - cuestiona la enfermera con preocupación, el alfa despertó logrando observar la escena, el pequeño empezó a toser mientras la enfermera trataba de calmarlo, unas lágrimas caían de aquellas mejillas pecosas.

Bakugo no sabía que hacer para ayudarlo miró a todos lados buscando algo, con rapidez cogió el nebulizador del pequeño y la enfermera empezó a nebulizarlo logrando calmar al pequeño que luego empezó a secar sus lágrimas - Creo que debes volver a casa, la tormenta... parece que empeorará - recomienda la enfermera. - Si te sientes mal, no dudes en volver, en seguida indicaré que traigan tu medicación - dice la enfermera saliendo de la habitación.

El pequeño omega respiraba con un poco de dificultad, para variar el clima no lo ayudaba; el alfa lo observaba detenidamente, cada gesto o movimiento, esperando que estuviera bien.

¿Te... encuentras mejor? - preguntó el de ojirubí que tenía el corazón en sus manos, el pequeño luego dirigió su mirada de esmeralda al alfa que lo había ayudado de alguna manera a llegar al hospital - Sí... - exhalo para luego sonreír tímidamente mientras trataba de respirar mejor, fue cuando notó aquella mirada, tan fuerte y preocupada que parecían rubíes; su corazón se estremeció, aquellos ojos le hacían sentir algo que ningún otro lo hacía sus mejillas se tiñeron de rojo carmesí, no fue diferente para el cenizo que se encontraba inmovilizado al poder mirarlo a los ojos, parecía que sólo ellos dos existían en aquel lugar, ambos se habían quedado sin palabras.

Tú... eres... - trataba de preguntar el pequeño buscando respuestas a lo que estaba sintiendo, apretó las mantas que estaban bajo sus manos, hasta que en su mente recordó lo que la enfermera le había dicho, justo en ese momento otra enfermera lo llamó por su nombre volvió para luego ingresar haciendo que el peliverde desviara la mirada hacia ella con una bolsa grande de medicamentos - Bueno aquí está joven Midoriya, no olvides tus medicaciones y también recuerda siempre llevar tu nebulizador - indicaba la enfermera hasta que ve al pequeño buscando algo.

Mi alfa es un lobo [Katsudeku] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora