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- ¡Edrick!¡Detente!

- Pero, preciosa... - El chico siguió besando el cuello de Olivia. - ¿Tu no lo quieres tanto como yo?

- Edrick, por favor... - intento empujarlo, pero el muchacho poseía más fuerza que ella.

La situación era la siguiente: luego de largas noches fuera de casa, Edrick había vuelto a casa, borracho y muy borracho. Sin embargo, Olivia no pudo hacer otra cosa más que estar feliz de que él finalmente regresara.

El muchacho solo había regresado con un objetivo, el cuerpo de la chica. Quería sentirla nuevamente, y lo necesitaba ahora; pero ella se resistía. Olivia no quería que las cosas fueran así, pero a veces se veía forzada a dar el brazo a torcer.

No era, para nada, una situación linda para la chica. Le hacía tener un debate mental entre ceder o no, entre hacerlo feliz a él o hacerse respetar ella. Sabía que Lando la retaría luego, pero no podía negarse a quién creía el amor de su vida.

La mañana llegaba prontamente, pero Olivia no había podido pegar un ojo en toda la noche. Edrick se había ido sin dejar rastro, la joven quedo sola en el departamento.

Entre aquellas blancas sábanas, nuevamente había regalado su inocencia. Verse al espejo le aterraba porque sabía que encontraría aquellos moretones, a los que luego les inventaría justificaciones. Sabía que en su cuello quedarían mordidas, y sabía que en su pobre corazón, también quedarían marcas.

Las diez de la mañana dieron, y junto a ello, los golpes en la puerta por parte de Lando. El chico le traía un desayuno, como acostumbraba hacerlo, y una sonrisa en el rostro.

Esa sonrisa se borró al ver a su frágil amiga, le dolía verla así. No entendía porqué seguía cerca de ese tipo, porqué no escapaba de él; pero sabía que no lo podía hacer por ella.

- Li... Livia. - fue todo lo que dijo el británico para entrar a la casa de la chica, y atraparla entre sus brazos. Parecía rutina, pero ella nuevamente lloraba sobre el hombro de él.

Lando sentía tanta impotencia por no poder llevarla lejos de Edrick, porque estaba rompiendo en pedazos a Liv. Ver los moretones en los brazos de ella, le hería; pero no preguntaba como habían sucedido ya que sabía que ella inventaría una tonta historia.

- ¿Lo... Lo... - Lando no podía terminar la oración, de solo pensar por lo que la chica pasaba, se rompía en mil pedazos. Nadie merecía eso, y mucho menos alguien como ella. - ¿Lo... Lo hico nuevamente?- Simplemente recibió un asentimiento de la chica, y con ello se tenso. - Livia, ¿sabes que te amo mucho, no? - otro movimiento de la cabeza de ella, le afirmo que sí. - No quiero que te enojes pero... Carajo... ¿No lo vez? El solo te dice preciosa, cuando tiene sus manos en tu cadera...

- Lando, no sigas.

- Pero Livia. - reclamó.

- No Lando, si vuelves a insinuar algo así te voy a pedir que te vayas de mi casa. - sentenció, y Lando deseó irse pero no la dejaría sola.

- Me lastima verte sufrir, me está volviendo loco. - fue lo ultimo que pudo decir.

If I Could - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora