If I Could - Lando Norris

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Caminaba paso tras pasos, el pasillo parecia no terminar. Sabía donde se encontraba la puerta que estaba buscando, pero el acercarme cada vez un poco más, me colocaba más nerviosa.

Necesitaba hablar con él, realmente me dolía no tener su amistad. Lando era esa clase de chico que cualquiera quisiera tener en su vida, atento, gracioso, compañero y apuesto. Honestamente, solo me negaba a verlo con esos ojos. No queria perder su amistad y por no apostarlo todo, la perdí.

Pero... ¿Acaso alguien se atrevería a arriesgar una amistad como aquella? Porque él era mi safe place, un lugar donde siempre estaría segura y nadie podría lastimarme. Era una persona con la que podía reír, y aún luego confesarle mis más grandes pesares; él me permitía ser yo misma y conocerlo a él tal y como era; podía llorar delante de él y saber que contaría con sus calidos brazos.

Lando reflejaba toda la calma que hacia falta en mi vida, representaba todo aquello que necesitaba. Y tal vez... Solo tal vez por eso, era que no pretendía admitir que me encantaba. Sus cabello suave, el cual él amaba que tocara; su sonrisa grande que a él no le gustaba tanto y sus cejas que carecían de forma pero aún así expresaban. Eso me encantaba de él, aunque me atraía más su interior.

Me atraía como sabía que siempre estaría para mí, y que con él nunca conocería la soledad. Me atraía como incluso él estando roto, yo era la única persona que no alejaba de si mismo. Me atraía como compartía conmigo sus alegrías pero sobre todo sus tristezas, y como era él primero en escuchar las mías.

Quizas no era su fisico lo más importante para mí, quizas solo lo quería por su forma de ser. Por como conocía de memoria cada una de sus cicatrices y él conocía las mías, ya que fue quién las curó. Por como podía pedir encarecidamente un abrazo suyo y aunque él se negara, finalmente me lo daba. Por como se burlaba de mi altura, y solía abrazarme para apoyar su cabeza sobre la mía.

Eran tantas cosas que extrañaba de él, que ahora solo podía pensar en como lo deje pasar. Su ausencia quemaba como un infierno, pero no podía quejarme... Yo elegí arder aquí. Sin embargo, sabía que él me aceptaría aún ahora.

Y eso dolía, porque aún habiendolo lastimado él me aceptaría de vuelta.

Solo un paso más para quedar frente a la puerta, y poner en juego toda mi relación con el ojiverde.