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De pie frente al gran portón de su – ahora – high school, comienza su nueva vida, o mejor dicho; su nuevo historial.

Suspira, no puede evitar odiar esto.

Aborrecía completamente la idea de mudarse justamente cuando cursaba su último año, era un estrés de adaptación completamente absurdo e innecesario, bien podían sus padres esperar a que Renjun terminase sus estudios allí para largarse al lugar que quisieran.

Desafortunadamente, las cosas no eran como Renjun las quería.

Provenía de una familia sin muchas oportunidades de triunfar en la ciudad que vivían –según la humilde opinión de sus señores padres–, no es que en Jilin careciera el trabajo, simplemente, sus progenitores decidieron que debían sacar provecho de su segundo idioma, encontrar nuevas oportunidades y mejorar su calidad de vida. Así es como había terminado en Corea, comenzando una nueva vida.

Nueva vida porque, honestamente, no tenía muchas cosas que extrañar en su ciudad natal; jamás fue cercano a sus demás parientes, el lugar donde estudiaba era demasiado mediocre para su intelecto y los pocos amigos que tuvo terminaron siendo una total y completa basura, una mierda con la que Renjun no estaba dispuesto a lidiar.

De cualquier forma, siempre era problemático comenzar de cero.

—Bah.

Se encoge de hombros ante sus pensamientos y decide que ya es momento de entrar, divagando no se llegaba a ningún lado.

Camina a paso lento pero decidido, la campana aún no había sonado, así que prefería no perder el tiempo y averiguar desde ya la sala a la cual debía entrar en vez de estar a último minuto y crear un momento del cual se avergonzaría por el resto de su año escolar.

La idea le causó escalofríos y frunció el ceño, esperaba correr con la suerte necesaria como para no terminar siendo el ratoncillo de nadie. De todas maneras, si sus compañeros eran lo suficientemente inteligentes, tarde o temprano sabrían qué es lo que mejor les convenía.

Es decir; podía ser pequeño, algo escuálido y un poco bonito para ser considerado intimidante, pero hey... ¿No es así cómo lucían los chihuahuas? Pequeños, lindos y muy rabiosos si cruzas la línea.

Bien, Renjun es ese chihuahua, el mejor de todos.

Ríe para sí mismo ante su chiste interno e ignora la mirada extrañada de un chico que pasa por su lado.

Definitivamente, él estaba totalmente dispuesto a hacerse valer, no buscaba ser popular o algo por el estilo pero, que estuviera aquí únicamente con la intención de estudiar no significaba que cualquiera podía pasarse de listo, Renjun elegiría violencia si la situación lo ameritaba.

—Bueno, basta de chistes —dice en voz alta para sí mismo. —Que sea lo que Dios quiera, aquí es.

Se detuvo ante un letrero que indicaba con letras y números grandes la sala de clases que le correspondía.

Tenía la costumbre de hablar solo, si es que no era con su mascota, una gata angora de pelaje blanco llamada Pixie, que escuchaba (según Renjun) desinteresadamente todos sus problemas existenciales que como adolescente en plena etapa vivía día a día. Era una gran compañera, aunque le costase algunas latas de alimento húmedo mantenerla quieta, no fuera para nada amorosa y se terminase quedando dormida ante su incesante parloteo, Renjun la amaba así.

Sonrió con suficiencia y se adentra en la sala, no había muchos alumnos pero sí unos cuantos, quienes – por cortesía – lo saludaron con un asentimiento sutil y una mirada curiosa. Renjun devolvió el gesto, asumió que no esperaban tener una cara nueva en su último año.

Getting worse ↬ Norenmin [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora