Capítulo 9 - La persona con el corazón más grande.

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Las voces inundaban el gran salón, todos esperaban a que se diera el caso de Lisa.

— Esa no merece ser un ángel dorado, yo en cambio si. No he roto ninguna regla, y no logro que me asciendan de puesto —escuche hablar a una rubia de tez completamente pálida y labios rojizos.

— Para ser un ángel dorado, no tienes que ser la más inocente, tienes que tener un corazón tan grande y tan puro, cosa que al parecer no tienes. Metete en tus asuntos y no vuelvas a hablar así de Lisa, no sabes lo que ocurrió para que estemos aquí, así que por favor calla tu boca de una buena vez, que ya nadie te aguanta. Gracias —luego de decir eso me voltee enfadada, no podía creer lo que mis oídos escuchaban.

Lalisa era la persona más buena, siempre pensaba en la otra persona; en vez de centrarse en si misma, jamás le falto el respeto a nadie, siempre cumplió con las tareas al pie de la letra. Cuando veía a alguien en peligro rápidamente corría a socorrer a ese alguien, nunca se negaba a la hora de ayudar, siempre con una sonrisa.

No merecía nada de lo que estaba sucediendo, ella tenía una muy buena razón para hacer lo que hizo, ese hombre merecía morir. Gracias a Lisa esa chica se encuentra a salvo ahora, prácticamente le debe la vida.

Detuve mis pensamientos al ver a Lisa sentarse en el estrado. 

— La joven es acusada de homicidio hacía un mundano, el cual no tuvo manera de defenderse ante la situación. ¿Qué dice en su defensa? —mi mejor amiga carraspeo antes de articular palabra alguna.

— He sido testigo durante meses del maltrato que recibía una pobre chica por parte de la persona a la que yo debía proteger, absteniéndome de tremenda injusticia simplemente por respetar las normas de este lugar, llorando en silencio cada noche pues no podía hacer nada para ayudar a esa joven. Un día me canse, nuevamente maltrato a esa chica y sin dudarlo lo asesiné, no me arrepiento: lo admito. Esa gente no merece vivir —concluyó la pelinegra, reteniendo el llanto. Quería abrazarla pero no podía, estaba prohibido.

— Como la mayoría sabe, no tenemos la misma corte que los mundanos, pues perderíamos el tiempo haciendo las cosas de esa manera. La joven ya dio su veredicto sobre lo sucedido, ahora la justicia se tomara un par de minutos para decidir que hacer con ella —el martillo resonó por todo el lugar y todo el mundo comenzó a cuchichear nuevamente. 

Lisa se veía nerviosa, sus manos se movían frenéticamente de un lado a otro, daba largos suspiros y se mordía las uñas, por unos instantes analizo el lugar, cuando nuestras miradas se cruzaron rompió en un llanto silencioso.

Con algo de magia limpie sos lágrimas y le sonreí.

— Todo estará bien, lo prometo —le dije telepáticamente.

— ¿Y si deciden que lo mejor es acabar con mi vida?

— Primero tendrán que pasar sobre mí, no dejaré que te toquen ni un pelo —lance un beso en el aire y la corte retomo su rumbo.

El señor de los cielos se sentó en su respectivo asiento y dijo: — creemos que lo mejor que podemos hacer es acabar con la vida de Lalisa, pues hizo algo imperdonable.

Me levanté de golpe.

— ¿Me están diciendo que una persona que abusaba constantemente de su pareja, la golpeaba y se creía superior tiene más derecho que una mujer que dio prácticamente su vida para salvar la de otra persona? Lisa es una mujer fuerte y decidida, jamás rompería un solo plato. Ella no aguanto más ver el maltrato que la pobre chica recibía de parte de la persona que ella debía cuidar, así que lo asesino. ¿Ósea que esa persona vivirá una vida plena como ángel en estos cielos, mientras que mi mejor amiga tendrá una muerte injusta y cruel? Que estúpido. A mi me han asignado a un asesino para que lo cuide, A UN ASESINO. Más concretamente a uno de los proxys de Slenderman. Todos los benditos días alguien muere por su culpa y no puedo decir ni hacer nada porque el congreso cree que las inadaptadas somos nosotras, cuando verdaderamente no es así —mis ojos se volvieron dorados—. No dejaré que Lisa muera injustamente, tendrán que asesinarme antes de tocarla a ella.

— Cálmate Alessia, reconsideraremos el caso de Lalisa; teniendo en cuenta lo que nos dijiste. El caso queda abierto, hasta entonces Lisa puedes volver a casa con la señorita Morgan.

Cerró fuertemente su libro y se retiro por una de las tantas puertas que había allí.

— G-Gracias —fue lo único que pudo decirme, asentí en respuesta.



Destinada a amarte ➝ Masky [Creepypastas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora