Capítulo 10

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-Vamos Namjoon, hace frío y te enfermeras.

Siento que mi cara se cae de la pena pero no tengo otra opción. Titubeante, me quito los zapatos y entro al pequeño apartamento.

-Lo siento, es todo lo que puedo ofrecerte en estos momentos -se disculpa por vez número quince y eso en molesta en demasía.

-No te preocupes Mi... Noona -sigo confundiéndome al no usar honoríficos. Sabía que Mi Jung era un poco más grande que yo pero... ¿Cuatro años? Ni en mis más grandes pesadillas lo hubiese imaginado.

La puerta a mi espalda se cierra y me quedo parado en el rellano de la entrada.

-Mi Jung -interrumpe mis pensamientos y elevo una ceja -Puedes continuar llamándome Mi Jung, Namjoon.

Por su parte, la chica se acerca al sillón largo de la estancia y deja sus pertenencias.

-Nam. Solo Nam -mi boca habla antes que mi cerebro pero lo celebro. Casi no dejo que nadie me llame Nam a excepción de mi madre y Hoseok. Supongo que puedo agregar una persona más a esa lista.

-Claro -se gira y la veo sonreír satisfecha.

En esos escasos segundos de plática, Sehun camina a paso rápido hasta perderse en una habitación al fondo, remueve un par de cosas y termina saliendo vestido con su pijama.

Me analiza un momento pero termina posicionando su mirada en el suelo.

-¿Cenarás, Noona? -su voz es baja y cansina.

-¿Crees que tengo apetito después de lo sucedido? -la chica se cruza de brazos y una mirada de decepción está impregnada en sus orbes avellana.

El frío que desprende Mi Jung da miedo. Mucho más del que creí.

-Bien -Mi peor enemigo vuelve su mirada a mí pero ya no hay atisbo de otro sentimiento que no sea pena... ¿O arrepentimiento? -¿Dónde... dormirá él?

-Si vas a cenar hazlo ya, tengo trabajo que terminar -ella evade la pregunta y me indica que la siga y así lo hago -Aquí se encuentra el baño para que puedas darte una ducha -pasamos por un pequeño pasillo y abre la puerta -Entrégame tu uniforme, así quedará limpio para mañana temprano... no quiero que tu familia se preocupe. Suficiente ya tuviste de nosotros.

Un calor en el fondo de mi estómago se asoma y no puedo dejar de sentirme culpable.

Con nerviosismo, muevo mis manos en negación -No tienes por qué hacer esto Mi Jung. Yo puedo... -me interrumpe empujándome al baño.

-No te estoy preguntando si estás bien así o no, en esta casa se hace lo que yo diga -la veo fruncir su ceño, así que opto por guardar silencio y esperara que continue -Anda, te traeré ropa limpia para que te duches.

Y con esas sencillas palabras me quedo en silencio, acatando lo que ella pide... o bueno, ordena.

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La ducha caliente me sienta de maravilla e internamente doy gracias por haber tomado la decisión correcta.

Sehun hace un rato me trajo un conjunto deportivo que supongo es de él ya que me queda a la perfección. Ambos somos de la misma contextura. Me veo al espejo antes de salir y mi semblante es tan deprimente que termina por deprimirme más.

Al salir del baño escucho el repiqueteo de las teclas de una computadora y enseguida mi vista se dirige a la pequeña mesa del centro del salón. Mi Jung está sentada en el suelo y tiene los cascos puestos. La observo tan concentrada en lo que sea que está en la pantalla que me da ternura. Hace un par de horas se le veía fúrica y fuera de sus cabales, pero ahora se le nota tranquila aunque continúa con el ceño fruncido.

Mi Jung siente mi presencia y levanta los ojos del computador.

-¿Te sientes mejor? -su voz es un susurro y supongo que Sehun ya ha de estar dormido. Asiento con mi cabeza. Ella se levanta de su sitio y se acerca a mi -Si tienes hambre puedo prepararte la cena.

-No suelo cenar así que está bien -me rasco la cabeza avergonzado.

-En ese caso la habitación donde dormirás está aquí.

Es obvio que la habitación que queda es de ella, ya que el lugar es diminuto y me niego enseguida.

-Puedo dormir en el sillón.

Ella niega enseguida -Tengo trabajo que terminar, así que no te preocupes. Descansa y si necesitas algo no dudes en decírmelo.

Me empuja a la habitación y yo no puedo hacer o decir otra cosa. Me da la espalda y regresa a sentarse en el suelo, volviéndose a colocar los cascos.

«Esa chica realmente es muy mandona... Y eso me gusta»

Es lo último que piensa mi cerebro antes de apagarse por completo y perderse entre sueños extraños rodeado de un exquisito olor a rosas.

Aquel Chico - NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora