—¡Vamos! —la tomo de la mano mientras arrastra los pies.
—¡Es sábado! —refunfuña y hace mohín.
—¡Con mayor razón! ¡Hoy es el último día de la exposición en el museo de arte contemporáneo! —mi felicidad no cabe en mi propio sistema.
Hoy se cumple la fecha límite para una exposición de pinturas abstractas y no quiero perdérmelo. Además, es el pretexto perfecto para celebrar nuestros cien días de noviazgo. Mi plan es llevarla al museo y después a una cena romántica. He estado planeándolo desde hace dos semanas y no tengo intenciones de que se eche a perder.
—¿No podemos quedarnos a dormir solo por hoy? —sé que lo dice de dientes para afuera, ya que la veo calzarse sus zapatos y ponerse su chaqueta.
—No, nada de eso —la tomo de los hombros y le robo un beso —Hoy saldremos, así sea lo último que hagamos.
Sonrío y ella me devuelve el gesto. Con su pulgar estruja el hoyuelo de mi mejilla izquierda y siento el calor inundar mi rostro.
—No puedo negarme a esos lindos hoyuelos que tiene mi chico —se para de puntas y besa mi nariz.
Ese gesto me encanta... bueno, me encanta ella.
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—¿Qué te pareció? —salimos de la exhibición caminando por la vereda tomados de la mano.
—No sé si sea solo yo, pero me dejó con un sabor de boca medio extraño —frunce un poco el ceño y me quedo embobado viéndola. Siempre hace eso cada que piensa o medita algo —Algunas pinturas me hicieron sentir sofocada y como si estuviera haciendo algo mal, y algunas otras me hicieron imaginar que estaba en un lugar agradable y en paz. Me gustó, aunque lo abstracto nunca ha sido lo mío —eleva los hombros restándole importancia.
—Tú eres como esas pinturas, mi amor —suelto de tajo y ella abre los ojos.
—¿A qué te refieres? —detiene nuestro andar a la orilla de un parque y se recarga en la pequeña valla que hay. Cruza sus brazos y me mira fijamente.
—Tranquila, no es nada malo —tomo un par de mechones de su cabello suelto y los acomodo tras su oreja —Eres como una de esas pinturas: tienes una gama de colores y figuras que no es posible desentrañar en un segundo, pero, que si le pones atención y la observas más a fondo, te percatas que es fascinante. Puedes causar toda una revolución de sentimientos en aquellas personas que llegan a descifrarte, Noona —sonrío y la abrazo por la cintura, viéndola directo al rostro.
—¿De verdad? —ssiento y mis ojos se achican —¿Cómo me ves tú?
Medito sus palabras un par de segundos.
—Si tuviera un lienzo en blanco diría que hay cuadrados dibujados por todos lados, de todos los tamaños y en contorno negro.
—¿Por qué cuadrados?
—El cuadrado es la figura geométrica que representa fortaleza, solidez, seguridad y orden. Representa a Mi Jung en todos los sentidos —la veo hacer una fina línea con los labios y me contengo de tomarlos con los míos. Continúo —los colores que tiene son todos los del arcoíris. Juntos hacen que la persona que lo vea quede fascinado con ello. Así eres tú, preciosa. Me transmites paz, serenidad, seguridad y sobre todo amor. Un amor que creí nunca podría llegar a tener en mi vida —con dedos temblorosos, saco la cajita de la bolsa interna del pantalón y la abro frente a ella —En esta vasta galaxia, en el planeta llamado tierra los dos coincidimos. Han pasado cien días desde que tú llegaste a mí —le coloco el hermoso anillo dorado de pareja en su dedo anular. Su expresión es algo que jamás nunca podré olvidar, sus ojos se aguadan y su boca tiene formado un "O" —Gracias por estar conmigo —le susurro en el oído y ambos nos abrazamos.
La gente pasa a nuestro alrededor pero el afecto en público no es algo que nos moleste; al contrario, queremos que las personas vean cuán maravilloso es el amor cuando es correspondido y respetado. Siento mi camisa mojada en el hombro y entiendo que Mi Jung está llorando pero no me preocupo, entiendo que son lágrimas de felicidad y me uno a su dicha.
Pasados un par de minutos nos separamos y esta vez no me contengo, la tomo del cuello y unimos nuestros labios.
El besar a mi novia es algo de lo que nunca podré cansarme; pero hoy nuestros besos tienen un sabor diferente: más dulces, más amorosos, más cálidos, más... ¿Efusivos? La respiración comienza a escasear y tenemos que separarnos.
—¿Y si olvidamos la cena y regresamos a casa? —me aventuro a preguntar y ella suelta una risita nerviosa.
—Tú fuiste quien me sacó del apartamento, Joonie... ahora vayamos a comer que me estoy muriendo de hambre.
—Yo tengo hambre pero de otra cosa —mi voz se torna seductora pero no funciona. Mi Jung suelta una carcajada y mueve su cabeza de un lado a otro.
—No señor Kim, usted tuvo la culpa. Vamos, que se hace tarde —ella guía el camino y no me queda más opción que caminar a su lado, no sin pasar mi brazo por su hombro.
—Eres una mala novia —me quejo y dejo un beso en su cabello.
—Tú eres el novio que no hizo lo que su novia dijo y míralo ahora... llorando como un bebé porque...
—¿Oh Mi Jung? —una voz a nuestras espaldas interrumpe lo que mi chica dice. Al girarnos siento la tensión bajo mi brazo —¡Sí, eres Mi Jung!
Mi novia se ha quedado sin habla y yo solo puedo mirar a la persona que la ha dejado así. Es un chico pero posiblemente sea el más atractivo que he visto a lo largo de mis veinte años. Tiene casi mi altura y su cabello peinado de lado deja ver una prominente frente. Sonríe como modelo de televisión y su vestir es casual pero en él se ve de alta gama.
—¡No puedo creer que te haya encontrado después de tantos años! —la persona ajena se acerca pero Mi Jung da un par de pasos atrás.
—¿Qué haces aquí, Seokjin? —su mano, la cual sostiene aún la mía, la aprieta tanto que siento cortada la circulación.
Mi mirada va de él a los ojos de ella y rápidamente caigo en cuenta de quién es ese extraño y altanero personaje.
¿Acaso él es la persona que Mi Jung nunca quiso mencionar?
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Aquel Chico - Namjoon
Teen FictionLos pensamientos de ambos siempre se mantenían en sus propios mundos, divagando entre sueños y realidades que los atormentaban en su propia vida de mierda. Sin embargo, con el paso del tiempo, tanto Kim Namjoon como Mi Jung comienzan a compartir con...