Retando al corazón

Capítulo 17: JADE.

Nick Jonas ft. Jonas Brothers - Selfish

Cuando abro los ojos me sobresalto. No había pensado nadita lo de quedarme con él toda la noche, en su cama, en su cuarto, en casa de sus padres, los mejores amigos de mis padres. Quise, un par de veces resistirme, pero solo lo hacía para intentar entrar en razón a mi propia cabeza. No funcionó, bastaba que esos ojazos verdes me aniquilaran con la forma en la que me miran para que terminara cediendo.

Además, no me sentía lista para marcar distancia después de lo que le he confesado, se lo he dicho, todo, que nunca he estado con nadie, que en realidad no tengo experiencia, que cada cosa que hacemos es tan nueva, refrescante, fascinante y tan pero tan llena de deseo, de placer, de ganas, que me cuesta asimilar que la misma Jade de hace algunos meses, esa que no podía ni pensar en su sexualidad porque se sentía sumamente extraña, hoy, está dispuesta a que André Allen sea su primera vez, aún sabiendo que lo nuestro no durará.

Porque no lo hará, ¿cierto? Solo hay que vernos, somos toda una contradicción, una que, por más que lo intente no puedo detener. Al principio pensé que, sería sencillo, todo esto de un "nosotros", ambos estábamos de acuerdo en que no habría sentimientos, en que no enloqueceríamos, que no arruinaríamos por ningún motivo ni nuestra relación como familia ficticia ni la relación de amistad profunda entre nuestras madres. Que lo dejaríamos estar si no funcionaba.

Y hemos hecho todo, menos dejarlo estar, no funcionó desde el primer día, André haciendo escenas de celos, yo reclamando como si tuviese derecho. El drama, las peleas, el tira y afloje.

Se vuelve cada vez más complicado, y aquí estamos omitiendo que somos demasiado jóvenes y que ninguno está listo para enfrentar lo que de verdad pasa, no soy tonta. Me doy cuenta de lo que florece, pero yo sigo pensando como siempre. No quiero enamorarme hasta perder la cabeza, y aunque casi le confieso a Gael lo que siento por André, no nubla mi juicio ni mis decisiones, a pesar de que actúo como si me nublase. No estoy lista para tomar un solo camino, para detenerlo, para detenerme.

Me gusta esta inmensa contradicción que tengo frente a mí, completamente dormido. Me mueve tantas cosas, tanto, que temo que no pueda ponerle fin. Me limito a observarlo por varios minutos, tiene la boca entreabierta, su respiración es calmada, aún con sus ojos cerrados y dormido es un tanto intimidante.

Poco a poco y muy despacio salgo de la cama evitando a toda costa que no se despierte, son las seis de la mañana y eso me dará espacio a volver al cuarto de invitados, ducharme y fingir que he pasado ahí toda la noche. Cumplo mi cometido, pues André no se despierta y a las ocho en punto estoy convertida en toda una cocinera profesional preparando el desayuno para mis tíos y mis primos.

—Si duermo contigo lo que quiero es verte en cuanto abro los ojos, pero te me has escapado —escucho una voz ronca, apago la cocina, ya está listo todo y giro hacia André. Abro los ojos como platos cuando lo veo sin camisa, tenía una camisa puesta en su cama.

—André, ponte una camisa.

—¿Te afecta? —dice dando pasos hacia mí.

—André...

—Tenía en mi mente un despertar muy entretenido, ¿sabes? Pero mi chica ha preferido volverse chef, además, te ves demasiado sexi con ese mandil puesto —bromea... o no, porque pronto lo tengo sobre mí.

Le importa un carajo que estamos en su casa, me toma de la cintura y me sube al desayunador. Su boca rápidamente llega a la mía, es un besito lo que me da, uno muy casto, luego otro besito en una mejilla, luego en la otra y finalmente uno en la punta de la nariz.