Retando al corazón

Capítulo 10: JADE.

En multimedia: Crazier things - Chelsea Cutler  

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Hay unos cuantos microsegundos que no sé bien qué hacer, si gritar, correrlo o llorar. Repito que no soy una chica que un día piensa algo y al otro cambia de opinión, tengo la mente muy abierta, puedo comprender que esto es un accidente, que mi desnudez sea vista por un hombre o cualquier persona en el mundo no es el problema, tampoco mi desnudez en sí, todo lo que estoy haciendo con André es porque deseaba como una obsesa sentir y sentir hasta enloquecer.

Pero hay una diferencia entre eso y que te encuentren en este estado, que ya sé que cuando usamos bañador igual y enseñamos bastante, y aún así, sigue siendo tremendamente diferente el ser sorprendida de esta forma. Estoy en mi habitación, en mi privacidad. Llevo unas bragas diminutas y sostén calado. ¡Maldita sea!

Reacciono al fin.

Tan rápido como puedo me cubro con el resto de la bata y pego un salto, el corazón me late muy fuerte y me pongo muy, muy, muy nerviosa ante la presencia de Elder. Vamos que, solo tengo unos cuantos días de conocerlo, una cosa es ser amable y amistosa y que me caiga de maravilla y otra muy diferente es esto; estoy en ropa interior y me ha visto, joder, me ha visto. Ahora se siente como si no lo cociese de nada.

Está ahí, de pie, con su mirada puesta en mi cuerpo, no voy a mentir, no está mirando como si fuese a atacarme o hacerme algún tipo de daño, ni siquiera hay morbo alguno, o es lo que quiero creer, pero sí esta... disfrutándolo de algún modo y eso me hace querer arrancarme la cabeza.

Trato de controlar mi respiración y él, finalmente, mira hacia el piso, ¿avergonzado? Más le vale, eso y que tenga una excelente explicación para entrar como si este fuese su cuarto.

—¿Por qué has entrado así, Elder? Es... —no quiero ser grosera, no con el único amigo que he hecho, pero no puedo evitarlo, en la vida hay que poner límites—, es mi cuarto, mi privacidad, estaba en ropa interior, ¿qué carajos? —me exalto.

—Jade, cálmate —me pide acercándose a mí y me asusto un poco.

—¡No te me acerques! —le grito.

—Por favor, tranquila, deja de gritar, la gente creerás que intento hacerte algo.

—¿Entonces qué haces aquí? ¿Por qué no has tocado? Contéstame —le exijo.

—Escúchame, se te cayeron las llaves cuando regresaste, vine a buscarte hace un rato y nadie respondió, decidí volver y miré la puerta abierta, pensé que estabas estudiando, que tenías calor, no sé. Fue un acto imprudente, lo siento mucho, me he quedado de piedra por evidentes razones —dice señalándome.

¡Qué incómodo!

—Entiendo, pero aún así es mejor tocar, ¿sabes?

—Lo sé.

—No, parece que no lo sabes. Imagina que me encuentras sin nada, o con mi novio —no he dicho lo de novio por André, es solo una palabra.

—¿Tienes novio? —Abre mucho los ojos.

—No quiero ser grosera, pero me he impresionado mucho. Podrías irte y lo hablamos mañana —le pido lo más amable que puedo.

—Claro, lo siento mucho, de verdad, toma. —Me extiende las llaves y apenas y las tomo de la punta y me cubro aún más.

Sale del cuarto y yo tardo varios segundos en moverme, lo primero que hago es ponerme el pijama y meterme debajo de mis sábanas. Entre más tiempo pasa y no consigo dormirme no dejo de pensar en que quizás he exagerado, no lo hizo con mala intención, yo estaba a medio vestir, si hubiese entrado en otro momento lo habría tomado con naturalidad, ¿o no? No, definitivamente no, incluso André toca antes de entrar.