-Hoy vendrá tu padre... -le dijo Loki a su pequeño hijo Daven, mientras lo ayudaba a beber su leche y comer un poco de pan con miel- No te ha visto hace cinco meses... Le va a encantar escuchar como dices su nombre, lo fuerte que eres y lo rápido que aprendes, el interés y curiosidad por cada detalle de las flores, de los cachorros, de los libros, como si supieras que este mundo te pertenece... y por si fuera poco, tienes un gran apetito, igual que él... me siento tan feliz...
-¿Thow?- preguntó el niño, justo cuando el canto de Trueno se dejó escuchar en el cielo de aquella tarde de primavera, y dejó el plato de dulce para correr a la ventana, intentando abrir las pesadas hojas de madera y cristal.
-Sí, querido cervatillo... Thor, tu padre, nos está hablando... mira esas nubes, huele la lluvia que se aproxima... es su voz, son sus caricias, es el inmenso amor que grita en cada retumbar del cielo. Thor anuncia que muy pronto llegará, y estaremos atentos, esperando...
-¡Thow!- exclamó Daven, aplaudiendo feliz cuando el rayo rompió el horizonte, seguido por el profundo sonido de un poderoso trueno-¡Alo, Thow... alo!- continuó el pequeño, agitando sus manos en señal de saludo.
La lluvia se desató, con el aroma del aire lavado, sonando como música en los oídos de los dos pelinegros, Daven subió a los brazos que lo alzaron con dulzura, y se quedaron en silencio, contemplando los jardines, las copas de los árboles doblándose ante las ráfagas de humedad. Poco a poco, el niño fue cerrando sus lindos ojos, arrullado por la canción de las gotas de lluvia cayendo sobre los tejados.
-¿Cómo es posible que ames tanto al Rey, después de lo que ha pasado en Asgard?- comentó Fandral, entrando al comedor acompañado de una hermosa muchacha pelirroja, que sonreía mientras tomaba a Daven entre los brazos, procurando no despertarlo.
-El amor que llena mi corazón no está a discusión, buen Fandral- respondió Loki, besando la frente de su hijo antes que la Nana lo llevara a su alcoba- Ingrid, querida, Daven dormirá conmigo esta noche, por favor, acuéstalo en el colecho junto a mi cama, subiré después de tomar mis alimentos.
-Será un placer, mi Señor.
Fandral sostuvo la puerta hasta que la muchacha salió, asegurándose de preguntarle con algo de insistencia si necesitaba ayuda. Ella se negó con firmeza y se alejó con su preciosa carga.
-Apenas te ha dicho que espera un hijo tuyo, y ya no quieres que haga esfuerzo alguno...- rió el de ojos verdes, invitando al espadachín a sentarse junto a él y cenar.
-Si... puedo comprender mejor tus apasionados sentimientos hacia Thor, cuando amas, solo deseas lo mejor para la persona a la que entregas tu alma, y yo creo que Ingrid es la elegida... además... me hará padre. Es algo que apenas puedo creer, hace unos meses, esperaba ansioso regresar a Asgard... y ahora, solo quiero la aprobación de ustedes dos para desposarme con ella y comenzar mi propia familia.
-Si puedes comprender lo que el corazón es capaz de sentir, entonces comprenderás que mi decisión de apoyar a Thor, suceda lo que suceda, solo es parte de una relación que ambos compartimos, y en la que yo acepto mi papel incondicionalmente.
Fandral alzó una copa de vino y brindó, declarando su admiración por la valentía y desinterés de Loki, pero cuando Thor llegara, si no cancelaba su visita, tal y como sucedió las tres veces anteriores, tenía mucho, mucho que explicar a su amante.
***
Sif se detuvo justo en la puerta que daba a la terraza, Volstagg sujetaba las bridas de las cabras mágicas, mientras Hogunn aseguraba bien los cinchos que sujetaban numerosos paquetes delicadamente envueltos en papel brillante. Los incondicionales amigos del Rey, también lo eran suyos y estaba decidida a invocar esa amistad para obtener informes.