La cierva balaba desesperada, observando a cierta distancia como su pequeño cervatillo era apresado y atado por aquel grupo de jóvenes cadetes Einherjar. Quería aproximarse a su bebé, pero el natural temor por los cazadores la paralizaba. En cambio, los Guerreros parecían muy divertidos con el sufrimiento de la madre y del hijo.-¿Qué están haciendo? Por todos los truenos de Thor...- exclamó otro cadete, llegando a toda prisa montado en su soberbia cabalgadura- ¿Qué le hacen a esa cría?
El recién llegado tenía el mismo grado militar que el resto, pero su presencia arrogante, varonil y su aura de mando ya se notaban. No en vano se trataba de Modi Thorson, Príncipe heredero al trono de Asgard.
-Solo nos divertimos... y quizá si usamos al venadito, podamos atrapar a la madre y cenaremos carne de ciervo esta noche...- fue la llana respuesta de otro de los cadetes- No te preocupes, lo soltaremos sin hacerle daño.
-Así que, matarán a la madre y dejarán al huérfano abandonado para que muera... ¡Bravo! Los Halcones Escarlata estarán orgullosos de la nueva generación...- replicó el Príncipe, desmontando y arrebatandoles al cervatillo, cortando sus ataduras con una daga de preciosa empuñadura- ¡Agradezcan a lo eterno que no estamos en Bilskirnir!
El grupo no se opuso a sus acciones, era difícil contravenir al hijo de Thor, además, el otro jinete que lo acompañaba era nada menos que Arwen, cadete hijo del Capitán Fandral, Oficial de impecable trayectoria y amigo personal del Rey.
-En Bilskirnir- explicó Arwen, cazar ciervos está prohibido, se paga con prisión y trabajos forzados. Además, no está bien cazar una hembra con cría... no es honorable.
-Bien, bien... ya que nos arruinas la cena, tal vez te interese entonces perseguir al macho joven que vimos, tiene una cornamenta que parece de oro...
-¿Un ciervo de cornamenta dorada?- inquirió Modi, listo para enviar al cervatillo con su madre.
-Pues si... ahí está, vigilando nuestros pasos...- señaló también Arwen, notando al hermoso astado que gruñia y rascaba el suelo con la pezuña delantera.
Embobado, Modi soltó al bebé, que corrió ansioso a reunirse con su familia. Madre e hijo escaparon rápidamente bosque adentro, mientras el macho joven parecía cubrirlos mientras se alejaban, sin quitar la mirada fija en el guerrero que se acercaba con imprudencia.
-Cuidado con una coz de ese animal, es bastante más salvaje que otros...- le advirtieron, agregando entre risas- aunque quizá lo merezcas por aguafiestas...
Modi parecía no escuchar, ni tampoco tener miedo. Sonreía y extendía su diestra hacia el ciervo.
-¿Eres Daven, verdad? Quizá aun me recuerdas- le dijo, esperando que el ciervo comprendiera- Soy Modi... yo te lo dije, es imposible olvidar a un ciervo tan hermoso como tú...
Pero el soberbio ejemplar alzó su testuz, orgulloso y determinado. Bufó por última vez y corrió tras el resto de la manada. Los jóvenes soltaron una carcajada, preguntando si esperaba que el ciervo le respondiera o se transformara en una linda princesa.
-O en un Príncipe Jöttun- murmuró Arwen en voz baja.
***
Entrada la noche, los cadetes llegaron a la hostería, estaban ya muy cerca de Vanaheim, donde se reportarían después de cumplir su consigna y recorrer el territorio de los Trolls de roca, buscando a varios salteadores de caminos que tenían atemorizada a la región, al no encontrarlos, tomarían nuevas órdenes y les asignarían otra región para buscar.
-Para qué quieren parar... si continuamos cabalgando, llegaríamos al amanecer.
-Los caballos están cansados y todos tienen hambre... se lo debes al equipo, Modi. Es más, deberías pagarles la cerveza... y la carne de cordero, si no quieres que pidan venado.