𝓢𝓮𝔁 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓐𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 ( +18 ) [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]

Bruce Banner

—Estás a dos más de dejar esto de los contratos, ¿lo sabes, no?

—Lo sé —afirmaste caminando de un lado a otro pensando en el siguiente—. Pero no tengo ni idea de quién puedo elegir.

—Fácil, conozco a cierto doctor idiota que jugó con rayos gamma —te sugirió tu hada madrina.

—No voy a hacerlo con un monstruo verde de dos metros, amiga mía —te quejaste de inmediato y la miraste llevarse su mano a su rostro.

—No lo harás con el monstruo, lo harás con Bruce —te explicó—, ¿estás enferma acaso? Creo que al único extraterrestre de colores con el que lo haría sería Loki Jötun. Pero no es mi lista de pecados, así que haz lo que quieras.

—Hacer lo que quiera —murmuraste mirando esos escasos dos espacios en blanco que te quedaban.

Bueno, no perdidas nada intentándolo...

Bruce Banner

Escribiste.

Tardaste más en escribirlo que en lo que Ara desapareció dejándote sola, una vez más, como siempre. Pinche vieja, parece que va por cigarros.

Como sea, a lo que truje chencha. Cerraste los ojos y esperaste a terminar por completo en tu otra vida llena de degenere.

Despertaste pero a diferencia de otras veces, el escenario no era una habitación ni una sala en el cual acababas de despertar, era como si de la nada hubieras regresado de tus pensamientos. Pero no estabas en un lugar conocido, estabas entre el público de un gran aforo de personas y llevabas puesto un largo vestido de gala color plateado con una apertura elegante en la pierna y un escote demasiado revelador.

Miraste en el escenario a Bruce que estaba hablando, o más bien, terminando de hacerlo porque ya estaba dando los agradecimientos de despedida.

— ¿Es muy bueno, no? —te preguntó el hombre sentado a tu lado.

Era un tipo bien parecido, vestido con un traje de gala, de barba y unos ojos grises que eran hipnotizantes.

—S-sí —algo te dijo que no hablaras mucho con ese tipo, especialmente cuando la mirada de Bruce se quedó fija en ti.

—Y por supuesto, no puedo omitir el hecho de dar el agradecimiento más especial y caluroso a mi esposa, _____ Banner —te nombró—, por su apoyo incondicional siempre ante las adversidades de los últimos meses. Mi amor, te amo.

Las miradas las sentiste sobre ti, en especial la mirada del hombre que te había hablado acerca de tu supuesto marido.

—Ah, ¿así que el doctor Banner es tu marido? —te volvió a preguntar y tú respondiste con la cabeza continuando los aplausos por el discurso de Bruce.

Él volvió a su asiento a un lado del tuyo antes de tomarte de la mano y privarte del campo de visión hacia el otro hombre que estaba tratando de hablar contigo.

—Doctor Banner, qué excelente trabajo presentó —ese tipo de nuevo intentó halagarlo.

— ¿Le parece? Creo que no ha sido mi mejor trabajo —aseguró Banner—, pero de algo debía servir el proyecto de los rayos gamma.

De pronto volteó a verte para dedicarte una mirada seria, podías sentir esa sensación de miedo cuando lo viste observarte con esa seriedad en el rostro.

Bajaste la mirada de inmediato por la incomodidad que te provocó su atención en ti.

— ¿No puedo mirarte yo pero él sí? —te preguntó a una voz baja, casi amenazante.