Capítulo 5 "- A solas -"

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#SSNU | Capítulo 5 "A solas"

Resulta que no dormí nada en lo que quedó del resto de la noche; mi mente iba y venía. No sabía si llorar o morirme de vergüenza... Vaya semejante confesión la que resultó hacerme, pero lo que vino después fue la peor y la más ridícula de todas las cosas.

Después de haberme hecho ponerme colorada debido al incómodo momento, el muy idiota me dijo que solo bromeaba conmigo y comenzó a reírse hasta que casi se atraganta con su propia saliva.

Quería golpearlo tan fuerte como podía; me hizo sudar hasta por los codos, hizo que pensara que él era gay todo por una estúpida broma. Me vio la cara de boba y dejó que me agobiara toda la noche pensando en eso, oh sí; me lo aclaro todo hasta la mañana siguiente. Incluso ya le había contado a Linda la confesión de su sexualidad (y por cierto no quise aclarárselo así que ella aun cree lo de que él es gay) todavía recuerdo cuando se lo dije, estábamos en clases y vaya que la noticia le cayó como una bomba al igual que a mí.

–Hola, hola... –comenzó a avanzar Linda hacia mí, pero la detuve poniendo mi mano frente a su cara.

–Ni te molestes en ilusionarte con él.

Ella me miró confundida, la pobre no tenía idea de lo que vendría ahora.

–¿De qué hablas? –me dijo deteniéndose cerca de mí.

–Hablo de mi vecino. No pierdas el tiempo con él.

–Oye, no es justo. Te pregunté si te molestaba que lo invitara a salir y me dijiste que...

–Es gay.

Ella se quedó paralizada y por primera vez en la vida Linda se había quedado sin palabras.

–Deja de decir estupideces. ¿Acaso no has visto lo bueno que está? Es imposible, no lo parece además...

–Linda... Él me lo dijo.

–No-puede-ser –dijo ella después de un rato, tenía los ojos bien abiertos y su boca casi pegaba hasta el suelo.

Entonces le solté todo lo que él me había dicho.

De todo lo que hablamos el resto del día fue de eso.

–Pero que desperdicio... Debí de saberlo desde que me guiñó el ojo, mi radar de chico no disponible no logró detectarlo a tiempo -decía Linda.

Pero claro que él me guiñó el ojo a mí, seguía repitiendo en mi interior.

Después de que me confesó que solo bromeaba, no me tomé las molestias de corregir a Linda, la parte egoísta de mi se negaba a decirle la verdad. Me sentía feliz y enojada al mismo tiempo. En cuanto al idiota de mi vecino, dejé de hablarle; era todo un inmaduro.

Llevaba una semana de no intercambiar ni una sola palabra con él y de remate aun no había arreglado el hueco que dejo en mi pared. Me tocó toda dormir con Kat, soportando sus ronquidos y en su ridícula habitación porque yo ni loca dormiría en mi habitación de nuevo hasta que no arreglara ese desastre.

Siempre que me encontraba a Suga (o sí, el idiota tenía nombre) trataba de evitarlo pero él insistía en que lo perdonara; incluso me mandaba flores. (Definitivamente esta no era la forma en que quería recibirlas).

Justo hoy estaba frente a un arreglo de calas y tulipanes que me había dejado en la recepción con Ralph; me dirigía a ponerlas a un bote de basura cuando una pequeña tarjetita roja se deslizó de esta. Decía de Tae.

Era extraño, este era el segundo arreglo que recibía de él y no tenía ni idea quién era. Por más que le exigía a mi mente recordar no podía; no conocía a nadie con ese nombre definitivamente no sabía quién rayos era Tae. Me ponía nerviosa e ilusionada a la vez.

El simple hecho de que yo pudiera gustarle a alguien hacía que me crecieran alas y que un incesante zumbido se agitara en mi estómago.

Iba subiendo por las escaleras del edificio, decidí llevarme las flores conmigo pero me detuve inmediatamente al ver una gorra negra Adidas asomarse cerca de mi campo visual; hoy se miraba realmente atractivo... No sabía cuánto tiempo iba a durar mi actitud con él, si seguía viéndose así de suculento me iba a quebrar dentro de poco.

Corrí alejándome de las escaleras y en su lugar avancé hasta el elevador que milagro de milagros lo habían estado reparando durante la semana. (Al parecer uno de los vecinos contaba con un excelente capital como para mandar a repararlo).

La luz naranja estaba encendida, signo de que funcionaba en perfecto estado y presioné el botón varias veces para acceder a él de la forma más rápida posible, pero tardó el tiempo suficiente para que Suga me viera e hiciera el intento de acercarse a mí.

–_______–habló pero en ese momento las puertas del elevador se abrieron y entré a toda velocidad presionando el número 4 para que me sacara rápido de allí.

Las puertas se estaban cerrando pero en ese instante Suga las detuvo interponiendo su gorra entre ellas.

Las puertas se abrieron y esta vez él entró; su cabello café se había revuelto y su pecho se movía precipitadamente siguiendo el ritmo de su respiración, oh Dios, se miraba de lo mejor.

Tenía la intención de abandonar el elevador y dejarlo solo, no quería ni hablar con él; cuando de pronto sujetó mi muñeca y me impulsó de nuevo hacia dentro golpeándome así contra su pecho.

–Esta vez me escucharas –me dijo, sus labios rosaban mi oreja al hablar y aun seguía sujetando mi muñeca. Su respiración cosquilleaba mi mejilla y mi pulso fue en aumento. Jamás había estado así de cerca con un chico, al parecer removía todos y cada uno de mis sentimientos. Con un sonido las puertas del elevador se cerraron y me quedé sola con él.

Me separé de su lado pero él no quería desistir de su agarre.

–_______... ¿Hasta cuándo estarás enojada conmigo?

–Hasta que la tierra se congele –le respondí.

–Perdón, esa fue la peor broma que pude hacer.

Ya íbamos por el segundo piso y faltaba poco para llegar al cuarto y salir corriendo.

Entonces bajó la vista hasta las flores que aun cargaba en mis brazos y de nuevo sus ojos verdes se encontraron con los míos.

–De nuevo tu admirador, de él si las recibes –me dijo justo cuando un sonido me alertaba que ya había llegado a mi destino.

Me di la vuelta y las puertas se iban abriendo cuando Suga presionó el botón para bajar y sujetándome aun de la muñeca me impulsó una vez más junto a él impidiendo así que yo saliera.

Las puertas se volvieron a cerrar.

–¡Déjame salir! –dije con un tono entre la histeria y los nervios.

–No hasta que me perdones, ¿Tanto te cuesta?

Lo miré fijamente a los ojos, me derretía con solo verlos, así que aparté la mirada antes de acabar hecha líquido en el suelo.

Como no respondía me tomó por la otra muñeca y de un solo golpe alejó las flores que cargaba.

Estas quedaron regadas por todo el piso.

–No tenías por qué hacer eso –le reclamé –esas son mis flores y no tenías ningún derecho...

–Dime ¿por qué las aceptaste cuando las que yo te envié siempre terminaban en la basura?

–Porque al menos él no es gay –le dije sarcásticamente.

–Yo tampoco lo soy –dijo cada palabra bastante apretada, me acercó más a él y esta vez pude sentir que presionaba con fuerza el agarre de mis muñecas. Seguro sus dedos iban a quedar marcados en mi piel.

–Incluso te lo puedo probar en este mismo instante –siguió hablando y esta vez estábamos peligrosamente cerca el uno del otro, de pronto se escuchó cuando las puertas se volvían a abrir y estirando su brazo presionó todos los botones que pudo sin siquiera apartar su mirada de la mía, era justo como el primer día que lo conocí, solo que esta vez nada iba a impedir que sus labios besaran los míos y vaya que yo quería besarlo, quería morderle los labios y saborearlos dentro de mi boca; así de fácil quería perdonarlo.

Sus ojos me examinaban, quería arrancar a llorar.

–Estúpido –le dije de forma suave.

Él acarició mi mejilla riendo y su frente tocaba la mía, jamás había besado a alguien o siquiera he tenido novio; no sé ni cómo se supone deba actuar en esos momentos.

Me sentía nerviosa pero eso me pasaba por lo cerca que estaba de él, lo abrumada que me tenía.

Ni siquiera podía pensar con claridad, estaba aturdida.

Comencé a cerrar los ojos, me cosquilleaba todo el cuerpo y estiré mi cuello (él es por lo menos veinte centímetros más alto que yo) coloqué mis manos en su pecho, él seguía sujetándome de las muñecas pero con un rápido movimiento deslizó sus manos hasta llegar a mis brazos y luego estas tomaron lugar en mi cuello; sentía que se me salía el corazón.

Nuestros labios comenzaban a acercarse, en ambos recorría una mirada de deseo, apenas y estos se habían presionado levemente contra los míos el elevador se detuvo de un solo golpe sacudiéndose un poco mientras las luces iban y venían.

Se había arruinado nuevamente.

¡Mierda!

–No otra vez –dije en voz alta.

Mi beso se había visto interrumpido por segunda vez, todo por culpa del estúpido elevador en esta ocasión.

No estábamos del todo a oscuras, las luces de emergencia se habían encendido y mis brazos descansaban perfectamente en el pecho de Suga.

Los retiré de repente algo avergonzada.

–Se arruinó nuevamente –le dije –el elevador digo.

–¿Eso pasa con frecuencia? –me preguntó.

El momento romántico ya había pasado definitivamente. Estúpido elevador.

Asentí con la cabeza y comencé a rebuscar en los bolsillos de mi pantalón por mi Nokia; pero no tenía nada. Debí haberlo dejado en mi cuarto.

–¿Tienes celular? –le pregunté a Suga.

–No, no lo traigo conmigo.

Genial. Ahora nos quedaríamos atrapados en el elevador y ni siquiera podíamos pedir ayuda, los dos completamente solos en un espacio cerrado como de dos metros... Pero de qué estoy hablando, esto era perfecto.

Empecé a sentir el calor recorrer mis mejillas y mi cuello mientras una gota de sudor bajaba por toda mi espalda; ya estaba sudando; bien podía ser debido a la cercanía de Suga o a que no circulaba el aire dentro de este espacio cerrado.

–¿Y qué tal si gritamos? tal vez alguien nos escuche –dijo él mientras se soplaba con su camiseta. Llevábamos solo cinco minutos de estar encerrados y ya estábamos envueltos en sudor… y yo aun quería ese beso.

-Intentemos -me animé a decirle.

Entonces ambos comenzamos a gritar como dos niños pequeños, con ambas manos empecé a golpear la puerta para que con algo de suerte alguien de los departamentos cercanos pudieran escucharnos.

Pero todo fue en vano; llevábamos como quince minutos gritando y desgastando la voz inútilmente.

Finalmente me di por vencida y me senté en el piso alfombrado en donde estaban regadas las calas y tulipanes que había recibido de un chico misterioso que no tenía ni la menor idea de quién era; probablemente era alguien queriéndome tomar el pelo o tal vez se habían equivocado en la dirección o se habían equivocado de persona. Hasta donde yo sabía bien podían ser para Kat y yo haciéndome ilusiones con gustarle a alguien... Aunque no estaba del todo perdida; Suga me quería besar nuevamente, bueno, casi nos besamos nuevamente pero igual eso debía significar que yo le gustaba ¿O no?

Digo, no solo te vas a acercar a una chica y estás a milímetros de besarla solo para ilusionarla y luego dejarla botada... ¿Verdad?

No, no quiero pensar que él solo quiere jugar conmigo; aunque claro que ya lo hizo al mentirme sobre su sexualidad. De todas formas ¿Qué clase de chico hace eso?

Desvié mi mirada de las calas y la fijé en Suga que estaba todavía pataleando e intentando abrir la puerta del elevador.

Entonces se detuvo y comenzó a pasar sus manos por encima de su cabeza, a la cubierta del ascensor.

–¿Qué haces? –le dije, parecía tantear con mucho cuidado y las yemas de sus dedos acariciaban el alfombrado superior.

–¿Has visto esas películas en donde en la parte de arriba del elevador hay una salida?

–Sí, pero eso es solo en las películas –le recordé. El solo hecho de intentar salir por arriba era en sí una locura.

Entonces desesperado comenzó a presionar todos los botones del panel.

–Oh, genial, trábalo más de lo que está –le lancé. Estaba pegada contra una de las paredes y comenzaba a sentir que el aire me faltaba. Cerré los ojos.

De repente sentí como una prenda mojada se situaba cerca de donde tenía mi mano apoyada contra el suelo.

Me vi obligada a abrir los ojos y miré lo que parecía ser una camisa, y no cualquier camisa, esta era de él, además estaba enrollada y empapada justo a mi lado.

Alcé la vista y exhibiendo un escultural cuerpo estaba Suga.

Ay Dios, que me agarre confesada antes de cometer el pecado de lanzármele a los brazos y cubrirlo de besos. No podía apartar la vista, lo único que pude hacer fue bajarla hasta llegar a su abdomen, con six pack incluido.

Literalmente se me hacía agua la boca.

"¡Basta, _______! Rápido mira hacia otro lado" me repetía una y otra vez pero no podía teniendo semejante adonis frente a mi.

No quería que pensara que era solo otra de esas chicas pervertidas y come hombres con la mirada.

Finalmente mis ojos se deshipnotizaron de su cuerpo. Jamás había estado con un chico que se viera así de bien, bueno, no he estado cerca de alguno en general. Es común que yo suela atraer a las moscas, ¿Pero a un chico terriblemente bello como él? Nop, nunca.

Si me hubieran preguntado esta mañana en dónde estaría, jamás se me hubiera pasado por la cabeza que estaría atrapada en el ascensor con un chico que bien podría pasar como modelo de ropa interior a mi lado.

¿Pero qué rayos...? Se supone que soy una persona impulsiva.

Me puse de pie dispuesta a no quedarme de brazos cruzados cuando bien podía aprovechar la oportunidad y besarlo. Cierto es que las chicas somos las que tenemos que esperar a que el chico se acerqué... Pero ya había esperado demasiado.

Actuar sin pensar me dije a mi misma -Linda siempre repetía esa frase junto con sus ondas positivistas.

Entonces –y llevándole la contra a mi pepe grillo interno– me lancé a besar a Suga.

Él estaba de espaldas y justo cuando me acercaba para plantarle el beso, mi pie se enredó en la camiseta que yacía en el suelo. Antes de golpear contra el suelo solo pude colocar mis manos frente a mí para evitar que la caída llegara a doler.

Pero antes de tocar un solo centímetro de la alfombra un par de brazos me sujetaron de la cintura y perdiendo el equilibrio ambos caímos golpeando el suelo; solo que yo caí sobre su pecho.

Mi mano reposaba en su pecho desnudo y mis dedos se rociaron del sudor que lo cubría.

En cualquier otra persona -incluso en mí- se le miraría fatal el sudor, pero en él... Era simplemente encantador por no decir sensual.

–¿Te encuentras bien? –le pregunté recordando que yo estaba aplastándolo.

–Eh, sí. Eso creo.

Entonces me coloqué justo encima de él y me acerqué a su rostro. Parte de mis mechones café se colgaban cerca de su cara.

Puse tres dedos frente a sus hermosos ojos y le pregunté:

–¿Cuantos dedos ves aquí?

–Ninguno –me dijo espontáneamente -solo veo a una chica hermosa que esta sobre mí. No todos los días ves eso.

Entonces me tomó por los brazos y me giró para que esta vez yo quedara contra el suelo y él encima de mí. Estábamos cara a cara, él sujetaba mis manos mientras se acercaba a mis labios.

Mi corazón echó a correr una maratón.

¡Al fin, al fin, al fin me besará! Solo esperaba hacerlo bien y que mi aliento no estuviera descompuesto como para darle una mala impresión.

Cerré mis ojos tratando de hacerlo estilo cámara lenta para aparentar más sensualidad, estiré mi cuello y como solo una nueva iniciada hace: estiré mis labios.

Entonces él comenzó a toser en mi cara.

¿Pero qué...? Ay no, ¿Por qué siempre me pasa esto?

Él se separó de mi lado y comenzó a toser con más fuerza, parecía que sus pulmones se saldrían de su pecho.

Yo seguía recostada y él se había sentado a mi lado, aun tosiendo.

"No puedo creerlo" esto era puro sabotaje.

Entonces me acerqué a él y con mi mano le daba golpecitos en la espalda pero eso solo ayudó para que su tos fuera leve.

–Perdón –dijo una vez que pudo hablar –es lo malo de ser un fumador.

No sabía que fumaba, eso explicaba la poca capacidad para soportar estar encerrado en este lugar.

Teníamos que salir pronto de aquí.

Molesta –por la continua interrupción de nuestro beso– avancé hacia las gruesas puertas metálicas y comencé a azotarlas con fuerza y empecé a gritar para que nos sacaran pronto de allí. Si es que alguien pudiera oírnos.

Una hora después de estar gritando de puro gusto, me recosté cansada sobre el piso.

Esto sí que era toda una porquería y ni hablar del tratamiento de sauna que ambos estábamos recibiendo.

Suga terminó recostado a mi lado y aun seguía tosiendo levemente.

Puse mi cabeza cerca de su pecho y él me rodeó con sus brazos, se sentía tan bien incluso en medio de este perro calor. En mi rostro comenzó a dibujarse una sonrisa y por un momento cerré los ojos.

Un vibrar en el suelo hizo que abriera mis ojos inmediatamente, se escuchó justo el sonido que tiene que hacer un elevador al abrirse las puertas y antes de que pudiera siquiera mostrar mi cara de asombro estas se abrieron y desde mi punto de vista unos zapatos puntiagudos negros y otros color rojo se situaron en mi línea de visión; alcé la vista temiendo lo que vería a continuación y sí, la vida es tan irónica a veces y eso sin contar en que yo era su juguete favorito; mi madre, mi padre y Kat estaban justo frente a mí.

Frente a su querida hija menor que era abrazada y sujetada por un tipo sin camiseta justo en el suelo de un elevador que llevaba fuera de servicio como unas dos horas.

Grandioso, realmente solo a mí me pasaban estas cosas.

Y lo peor de todo... Aún no recibía mi beso.



[...]

+VOTEN Y COMENTEN+

Espero les haya gustado el capítulo, prometí uno el no se que día que actualize y no lo hice :c pero fui al medico ://, hoy, ahora mismo subiré otro más, espero les agraden :)) Ustedes que hubieran hecho en su caso? :OO Morir desmayecidamentelento 8)

NTA: Lamento cualquier error de cambio de personaje, solo que, recuerden que es adaptación y algúnos se colan en la historia xD y salen como sin nada. Lo siento, aún espero que no les moleste, tratare de fijarme más en eso. Ah~ y si quieren alguna dedicación para el siguiente capítulo comentenlo! <3 VOTEN Y COMENTEN Más, :c me deprimen..

@CATKOOK

Se solicita novio ¡Urgente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora