Capítulo 4 "- R.I.P mis iluciones -"

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Recostada en mi cama, viendo hacia el techo. Debían ser como las tres de la madrugada y no podía siquiera cerrar un ojo; tenía mi sábana subida hasta el cuello a pesar que estábamos a unos 30 grados y a pesar de que Kat me había prestado uno de sus pijamas ñoños... bueno, yo lo cogí sin que ella se diera cuenta, pero igual tomé las medidas necesarias para evitar que el menudo vecino que tenía a la par me fuera a ver a través del hueco que hizo al intentar colocar aislante acústico en su pared.

Vaya idiota. Incluso intenté convencer a Kat que me dejara dormir con ella, la muy cínica se burló en mi cara haciendo eco de ciertos comentarios que yo había mencionado antes:

<<¿Qué pasa? Pensé que te llevabas muy bien con él... Hasta casi estuviste a punto de tragar saliva con él la otra noche.>> me había dicho ella y yo obviamente reaccionaría de la manera que parecía esperar <<Él y yo no somos nada... Y lo de la otra noche... >> <<Oh, no tienes porque explicármelo hermanita, comprendo. Su relación debe ser meramente sexual...>>

Já, debería crearse sus propios comentarios y dejar de robar los míos.

Pero bien, había logrado que me quedara en el cuarto solamente para probarle que no tenía por qué intimidarme. Incluso mi madre insistió en que si quería dormir en la sala podía hacerlo, todo para que yo no me sintiera incómoda pero no tendría por qué irme de mi habitación solo porque un chico extremadamente guapo tuviera un fácil acceso a mí a través del insignificante hueco que hizo en mi pared; de todas formas, solo duraría un par de días mientras lo reparaban. Además, yo me había encargado personalmente de rellenar el hueco con una sábana e incluso le puse algo de cinta adhesiva para evitar tentaciones.

Sí, había sido una medida desesperada pero ahora me aterraba quedarme dormida. ¿Qué tal si yo roncara y no me diera cuenta? No quería pasar vergüenza con él. O peor aún, ¿Qué tal si expulsara algún oloroso y ruidoso gas durante la noche? No. No podía dormir sabiendo que ahora él me oiría fuerte y claro.

Respiré hondo. Estaba sudando como puerco, tenía una sábana doblemente reforzada echada encima –para evitar que si se asomara él me viera usando el mismo pijama semitransparente con que me ha visto anteriormente– y el pijama de Kat de pantalón largo. Solo pude hallar uno de unas muñecas Barbies de fondo rosado. Creo que Kat tiene una especie de regresión, pero igual estaba hirviendo por el calor. Sé que es tonto ya que había sellado el hoyo, pero igual me sentía intimidada.

Cogí las pastillas que estaban en mi mesita de noche, Vitamina C masticable para niños, me gustaba comerlas cuando estaba algo nerviosa, además sabían a fruta podían ser perfectamente confites de dulce. Ya llevaba un paquetito entero comido; y ya iba por el segundo. No sabía que pasaba si comía tantas tabletas de vitamina C pero igual seguí lanzándolas a mi boca.

Está tarde había sido difícil sacar a Linda de mi habitación, ella quedó prácticamente flechada de mi vecino y casi se queda a dormir en mi casa solo para tener una plática nocturna con el chico a través del hueco de la pared, pero sus padres le tenían prohibido las salidas después de enterarse de los mensajes que fueron leídos en clase de biología, y ni hablar de mis padres, hicieron doble mi castigo de por sí ya fatal. Incluso Kat aportó creatividad a mi sufrimiento. Este fin de semana pagaría la condena en casa de mi tía Susette... Menos mal que ella no me caía mal, pero igual estaba algo loca y sus peticiones de trabajo eran algo anormales; una vez me dijo que la ayudara a rociar trocitos de carne desmenuzada a las plantas que tenía sembradas en su jardín; luego me dijo que limpiara las ventanas de su casa con cáscaras de banana. Ella era... específica, por así decirlo.

Siempre tenía algún trabajo en el que se requería ayuda y como Kat la odiaba, solo quedaba yo disponible. Ahora debía hacer turno doble gracias al señor Milisent que puso en aviso a mis padres, eso por no hablar del castigo que me esperaba en clases.

Mah, mah, mah, mah...

Empezó a sonar mi celular con la canción de Poker Face, era un mensaje de Linda ya que el tono lo tenía solo para identificarla a ella.

Empecé a buscar mi celular por todas partes, hacia demasiado ruido, no quería levantar a nadie –particularmente al chico que tenía a la par– y no podía encontrarlo por ninguna parte...

I wanna hold em' like they do in Texas Plays
Fold em' let em' hit me raise it baby stay with me (I love it)
Luck and intuition plays the cards…

Me deshice de la sábana y con mi mano tanteé el suelo pero no lo encontraba, dejé que la luz me guiara pero ni siquiera eso veía. Me caí de la cama intentándolo buscar hasta que finalmente lo encontré debajo de mi cama y lo silencié, puse mi celular acunándolo en mi pecho, exhale el aire retenido; ahora solo podía esperar que no se haya despertado nadie.

Rápidamente y con el corazón acelerado deslicé mis dedos para ver lo que Linda me había mandado.

<<¿Estás despierta? Se me acaba de ocurrir la mejor idea de todas...>>

Quería asesinarla, no pensaba que ella estuviera despierta a esta hora pero así de obsesionada se ponía ella a veces.

<<¿Cuál es la idea? >> le envié y me deslicé de nuevo a mi cama, medio alzando la vista para ver a través del hueco en la pared; pero me detuve cuando mi celular sonó nuevamente.

Tuve que darme un manotazo en la frente por no haberlo puesto en modo vibrador.

<<Sabía que estabas despierta. Lo que quiero hacer es invitar a salir a tu apuesto vecino... ¿Qué dices? No te molesta ¿Verdad? >> vaya que Linda era rápida. Pensé bien, claro que no habría problema con eso... Probablemente el chico le diría que sí, Linda es una chica atractiva, pelo negro hasta la cadera y ojos grises acompañando a un lindo y bien curveado cuerpo. Comparada conmigo ella lucía como una reina de belleza; a veces la odiaba por la gracia que poseía al caminar como si fuera dueña de la calle cuando difícilmente yo resultaba ser dueña de la acera. Claro que ella podía invitarlo a salir, aunque seguía con la duda de a cuál de las dos nos había guiñado el ojo... Pero obvio que a mí, él incluso me quería besar.

Una vibración sobre mi almohada hizo que perdiera el hilo de mis pensamientos.

<<Te estás tardando mucho, ¿Eso significa que te quedaste dormida o que te molesta que lo invite a salir? Porque si te molesta...>> Digamos que me molestaba un poco, algo mínimo tal vez <<No, no me molesta. Invítalo a salir. Ahora duérmete Linda>> pero siempre que me hacía ilusiones con alguien resultaba ser eso, solo ilusiones. Simple emoción, pero nada de sentimiento, claro. No tenía por qué molestarme.

<<¡Sii! Me pasaré más seguido por tu edificio>> me devolvió ella y con eso no volvió a mensajear más. Seguro que ahora ella no dormiría planeando la cita perfecta.

De todas formas, yo no sabía nada de este chico, podía ser un ladrón o un asesino y yo no podría ni darme cuenta... Aunque sería un muy guapo, musculoso y sexy ladrón. Ya tenía dibujada una sonrisa en mi cara, estaba divagando en lo cómodo que sería ser una rehén en sus brazos... cuando de repente comencé a escuchar que alguien tosía a la par.

Borré mi sonrisa rápidamente y traté de moverme lo menos posible para así pasar desapercibida, creo que hasta dejé de respirar para que no me escuchara.

–Oye... ¿Estás despierta? -escuché que dijo él. Dejé de moverme en lo absoluto. No sabía si era conmigo o tal vez estuviera hablando con alguien más.

–Hace rato escuché que estabas despierta, no es posible que te hayas dormido tan rápido –volvió a decir.

Ahora no sabía si debería contestarle o qué, pero igual ya estaba despierta, no había nada que perder.

–S-sí –le dije con voz ronca. Me aclaré un poco la garganta -no puedo dormir.

–Espero que no sea por mí.

–Oh, ni lo pienses –éste chico era muy asertivo.

–¿Por qué tenías que ponerle una sábana a esto? –dijo después de un tiempo– Ni que yo fuera una de esas personas que les gusta husmear en la vida de otros.

–Entonces no tiene porque importante una miserable sábana –le dije en modo defensa.

–Pfftt

–No tendríamos que pasar por esto si hubieras dejado que alguien con experiencia hiciera el trabajo -le dije, tenía mis brazos cruzados en mi pecho.

Todavía tenía el paquete de pastillas de vitamina C para niños en mi mesita de noche, cogí una. Mastiqué una sabor a fresa.

–Ya dije que pagaré para que reparen este accidente.

–¿Tú? Dirás tu madre, a ella se le hará pagar todo.

–No, para nada. No dejaré que gaste un solo centavo en la reparación; por algo trabajo ¿Sabes? -dijo él. Podía escuchar cómo se revolvía en su cama. A asumir por lo claro que me llegaba su voz, él tendría que tener su cama en la misma pared a la que estaba pegada la mía. Estábamos a solo quince centímetros de separación, en otras palabras a una pared de separación. Tuve que concentrarme en lo que decía, no quería que pensara que no le estaba prestando atención cuando obviamente yo fantaseaba con lo delicioso que sería poner chocolate derretido en su cuello y lamerlo...

–¿Trabajas? Pensé que estudiabas. –le dije, estaba roja gracias a mis sucios pensamientos.

–Hago ambas. Trabajo medio tiempo.

–Es raro hallar un trabajo de medio tiempo –le dije meditando, yo intenté buscar uno para comenzar a ahorrar y así un día llegar a comprarme mi propio auto pero aparentemente solo buscaban personal a tiempo completo.

–Es en la tienda de mi tío, de hecho no hay turnos de medio tiempo pero él me consiguió uno por ser su sobrino.

–Ah, ya –le dije comiéndome otra tabletita de vitamina C –. ¿Y qué estudias?

Traté de que no notara la curiosidad que me estaba comiendo por dentro. Hice que mi voz sonara de forma casual.

–Arquitectura.

Oh, vaya. Eso sí que requería esfuerzo.

–Interesante –logré decir mientras metía otra tableta de vitamina por mi boca. Sabían realmente bien.

–¿Tu estudias? –me preguntó él.

–Sigo en el colegio, tengo diecisiete años pero este año me gradúo.

–¿Ya sabes que vas a estudiar el próximo año? –esta pregunta me la habían hecho unas quinientas veces antes. Mis padres, mis compañeros de clases, mi hermana incluso unos cuantos vecinos con los que me topaba en las escaleras y que trataban de sacar plática para no mostrarse distantes conmigo. A todos otorgaba respuestas distintas y vagas, no quería que supieran que en realidad yo no tenía ni la menor idea de lo que quería estudiar o hacer en la vida; si de mi parte pudiera me dedicaría a la fotografía o sacaría algún curso sencillo sobre psicología, pero teniendo una familia con semejantes registros académicos como la mía -mi madre es cirujana, mi padre es juez del estado y mi hermana mayor recién se acaba de graduar de medicina forense- me es casi imposible estudiar algo tan sencillo y dedicarme a eso el resto de la vida; de todas formas en el país se trata de cómo hacer dinero y la fotografía no es una opción rentable en estos momentos.

Supongo que el lema: haz lo que más te haga feliz... Tú tienes la elección; era una opción lejana para mí. Hasta ahora había probado con cinco posibles carreras y la verdad es que no hallaba vocación en ninguna. Como dijo Kat sería una buena limpia calles, tal vez.

–La verdad no tengo idea –le dije sinceramente, era el único al que no le decía: "Probablemente medicina como mi madre" o "seguro leyes como mi padre".

–Entiendo. Yo estuve así un tiempo antes de decidirme por arquitectura.

Era asombroso lo bien que me hacía sentir eso, que alguien me entendiera y que no me juzgara. Allí estaba él diciendo que ya llegaría el momento en que sabría lo que quería en la vida.

–No me lo puedo imaginar de ti. Pareces tan seguro...

–Pues créelo o no, pero no tenía ni la menor idea de lo que quería. Solo sabía que no quería que mi madre se sacrificara trabajando.

Me gustaba la forma en la que hablaba de su madre, parecía casi de una forma devota y cariñosa; sonaba como si hubieran atravesado por muchos problemas pero no quería meterme en ese territorio. Tomé otra tableta de vitamina, se habían vuelto en mi obsesión.

–¿Qué estas comiendo? –me preguntó después de unos momentos.

–Vitamina C masticable... Es para niños –le dije mordiendo una sabor a naranja -¿Quieres?

–Mmm... De acuerdo, dame.

Y con eso me acerqué el paquete y me paré encima de mi cama para intentar abrir un poco el sellado hoyo de la pared (que ahora me parecía ridículo). Quité un poco de la cinta adhesiva y retiré la sábana que estaba atravesada y escuché como él se levantaba también. Todo estaba a oscuras pero podía ver su rostro con un poco de la luz de la luna que se infiltraba por la ventana de mi habitación. Pude observar que al fondo de su habitación tenía una batería y una mesa enorme con varias reglas y planos que estaban enrollados a un lado y había unos cuantos posters pegados en la pared.

Le sonreí y le pasé unas cuantas vitaminas.

–Saben perfectamente a confites de fruta –le dije.

Él se comió las que le puse en su mano, su cabello café claro estaba perfectamente desarreglado y para mi sorpresa no tenía puesta su camiseta, su pecho musculoso estaba al descubierto y no pude evitar quedarme viéndolo por un buen tiempo. Tenía que apartar la vista pero mis ojos seguían clavados en su hermoso cuerpo.

–Me gustaba comer de estas, cuando era niño. ¿Qué haces tú con ellas? –me dijo y me vi obligada a mirar abajo, a mis pies. Si me hubiera visto a plena luz del día hubiera notado lo roja que estaba.

–Kat me las dio, a ella se las regaló una casa farmacéutica. Son muestras gratis.

–Tu hermana es doctora ¿Trabaja en algún hospital? – solo esperaba que ese interés repentino en Kat no sea porque resulte que le gusta, porque Kat bien lucía bastante mayor para él, ella tenía veinticinco años y él... Pues aparentaba veinte o veintiuno.

–No, ella trabaja en la morgue –solo los muertos eran capaces de aguantar su podrido temperamento –es médica forense.

–Uh, interesante. Pensé que estudiabas medicina, como te vi con el uniforme cuando estabas desmayada.

–Para nada, si me desmayé fue porque no aguanté ver como desarmaban a un sujeto -recordarlo nuevamente me daba nauseas. –Creo que ahora no podré limpiar mi conciencia de eso.

Él se comenzó a reír levemente, hizo que algo en mi interior se derritiera. Su risa era cálida y entonada.

–Así que estás en una banda -le dije después de un rato, seguía parada sobre mi cama y ambos nos mirábamos a través del hueco; comenzaba a dar gracias por este pequeño accidente.

–Sí, estamos comenzando. Ya sabes ensayos en la cochera y eso.

–Wow, entonces estudias arquitectura, trabajas medio tiempo y tocas en una banda. ¿Qué más haces? ¿Tienes súper poderes o algo?

Comenzó a reírse una vez más, me encantaba hacerlo reír; el sonido que salía de su boca era majestuoso.

–Bueno, no quiero presumir pero puedo leer las mentes y hablar al mismo tiempo.

Ahora era yo la que reía; no pude evitarlo pero un bostezo le siguió a mi risa, debían ser las cuatro de la madrugada.

–Tal vez deberías dormir –dijo él apoyándose en la pared. Si de mí dependiera yo podía seguir hablando y hablando con él todo el tiempo del mundo.
Pero tenía clases temprano en la mañana y ni hablar de las ojeras que tendría más tarde.

–Tal vez –fue lo único que le dije y me recosté también en la pared.

–Dime... Sabes quién es tu admirador –preguntó.

Yo parpadeé sorprendida.

– ¿Admirador? –Le pregunté. No sabía a qué se refería.

–Sí. El que te dio esas flores -dijo él apuntando con la cabeza a las flores que orgullosamente había puesto en mi mesita de noche.

–Bueno, dicen que son de parte de Kevin pero solamente.

–Y... ¿Quién es Tae? –veía bastante interés en hablar sobre el tema –¿Es tu novio?

– No, Tae no es mi novio –le dije casi riendo. Ni siquiera sabía quién era Tae. – Él es... –de acuerdo, según la revista Seventeen, en ochenta pasos para que un chico se sienta atraído a ti, tenía que hacer que él me creyera una chica solicitada. –Paso cincuenta- Alguien que tenía al menos una posibilidad de emparejarse con otra persona, alguien con opciones. Claro que no conocía a Tae, pero me podía divertir en el camino –solo un chico que ha estado interesado en mí.

Él abrió los ojos en sorpresa y yo me limité a sonreír; ahora había llegado mi turno de preguntar si tenía novia. Linda no se podía quejar, estaba haciendo un trabajo de investigación excelente.

–Y tu... ¿Tienes novia?

–No... Yo no tengo novia.

Quería gritar de la alegría, pero me contuve. Simplemente sonreí extensamente. Cierto, que tenga o no novia, iba a ser poco probable que se interesara en mí, pero una pequeña luz de esperanza se encendió en mi interior.

–¿No tienes novia? –le volví a preguntar, quería que de sus labios volvieran a salir esas palabras.

–No... Pero tengo novio.

¿Tiene qué? ¿Estaba yo siendo filmada para alguna cámara oculta? Porque todo esto me parecía una broma.

-¿Es enserio? -pude decir después de unos segundos.

Él se miraba apenado y después de un rato finalmente me contesto.

–Sí. Hablo totalmente en serio.

Casi me resbalo de la cama.

Estaba conteniendo una buena cantidad de aire. Lo miré a los ojos, esos ojos color café... ¡Rayos!

Demasiado bueno para ser verdad.

No puede ser, no puede ser…

Ahí murieron mis esperanzas.


[...]

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Nota; Si les interesaría alguna dedicación, diganlo en los comentarios para tenerlas en cuenta. Gracias!.


¡MIERCOLES DE ACTUALIZACIÓN!
Bien, no tengo ninguna pizca de IMAGINACION para el fic de  'The Song' Si lo seguire no se preocupen, solo que, ando estrsada por mi pagina de facebook y examenes bimestrales.


Bueno, dejando eso a un lado,

QUE LES PARECIO EL CAPÍTULO? ,Se esperaban eso?, realmente, yo no. Les gusto?!

Las Quiere...

@CATKOOK




Se solicita novio ¡Urgente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora