Capítulo 10 "- Primer beso, toma 2 -"

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#SSNU | Capítulo 10 "Primer beso, toma 2"



Besos, besos y más besos.

La película que había elegido Linda solo trataba de perfectas chicas que conocían chicos perfectos y que las llevaban a recorrer todo el mundo.

Estaba aburrida y eso que solo llevábamos media hora dentro; yo me senté en medio ya que se quejaban de que las palomitas se quedaban estancadas solo en mi lado.

Por mi extremo izquierdo tenía a Suga y del otro a Tae.

Linda estaba pegada al lado de Suga y siempre que se emocionaba ponía su mano en el brazo de él (otra de sus tácticas). Incluso después de haberle dicho la mentira más creativa que se me ocurrió con el supuesto novio de él; ella seguía todavía insistiendo en "convertir" a Suga en heterosexual.

Era inevitable verlos así que decidí concentrarme en el balde de palomitas con mantequilla derretida que tenía en mis manos. Agarraba un puñado y lo metía a mi boca, de vez en cuando Suga y Tae comían también pero era yo la que más mano metía en ellas.

Escuchaba risitas provenir de mi lado izquierdo y hacía un increíble esfuerzo por no rechinar los dientes.

Me sentía furiosa e intranquila, estaba resentida con Suga (por ni siquiera hacer el intento de rechazar toda pizca de coqueteo de Linda), con Tae (por no avanzar más rápido conmigo; mientras yo quería que dejara a un lado su pose de rectitud y se acercara a mi y me tomara al menos de la mano –aunque sea por accidente– no daba señales en lo absoluto) y principalmente con Linda. ¿Por qué ella se tenía que fijar en Suga? Digo, ella tiene porte de modelo y no necesita subirse la camisa o ponerse un rotulo de neón para llamar la atención. Entonces ¿Por qué entre todas las personas lo eligió a él?

Imagínate, si yo tenía a Tae babeando detrás de mí cuando éramos pequeños, no digamos ella; debería de haber tenido como unos diez.

Además, la solicitada aquí era yo y no ella que ha andado con tres tipos... ¿Y yo? Yo con ninguno. ¡Ninguno!

Mis labios aun eran vírgenes (bueno, toda yo también) pero al final de cuentas seguía justo como en un principio: Desesperada y todavía pertenecía al club de las jamás besadas.

De seguro mi membrecía tenía grabada en letras pequeñas: permanencia de por vida.

Con ese pensamiento comencé a llenar mi boca de palomitas.

Linda seguía pasando su mano sobre el brazo de Suga, lo estaba acariciando. Sentía que los celos se apoderaban más de mi, tuve que enterrar las uñas en mi palma, ni siquiera me concentraba en la estúpida chica de la pantalla que gritaba porque se había ganado la lotería; nada. Solo sentía celos y furia.

Mi temperamento comenzaba a aumentar cada vez, incluso me entró la urgencia de ir al baño.

–Tengo que ir al baño –le susurré a Suga que tenía las piernas estiradas impidiendo mi paso.

Desenredó sus piernas y avancé sin verlo a él o a Linda.

Cuando pensaba en el baño de un cine jamás imaginé que fuera un lugar tan aseado y limpio, tanto que hasta se podía comer en el suelo sin ningún problema.

Era enorme y tenía un gran espejo que abarcaba toda la pared de los lavados.

Entré en uno de los cubículos (igual de enorme) y liberé mi pobre vejiga.

Mientras lavaba mis manos, la puerta se abrió de golpe haciendo un escándalo y casi se me sale el alma del susto que me metió.

Me sorprendí al ver a la persona que tenía enfrente, jamás creí que me la pudiera encontrar de nuevo y mucho menos en este lugar.

¿Pero qué hacía aquí?

Sus ojos verdes se posaron en mí y me sonrió grandemente.

–_______ Allisen ¿Cierto?

Con eso sacó un cigarrillo de su roída chaqueta color crema y lo encendió en el acto.

–Sí, soy yo.

Comencé a secar mis manos en el secador automático evitando todo contacto visual con aquella chica.

Ella llevaba una buena cantidad de sombra negra y rímel, que hacía que sus bonitos ojos verdes se volvieran casi inexistentes.

No la conocía muy bien, solo la había visto un par de veces por el edificio y casi nunca hablábamos; me sorprendía que supiera mi nombre.

La chica, que solo estaba vestida con unos shorts cafés y una camiseta transparente cubierta por su chaleco, se acercó a mí y exhaló humo cerca de mi rostro. Se me revolvió el estómago.

–Tengo un mensaje para darte –me dijo.

Ella se miraba desaliñada, su cabello rubio estaba revuelto y sus raíces ya se estaban oscureciendo. Botó el cigarrillo en el suelo y se acercó aún más a mí.

Su aliento apestaba ácidamente.

–¿Cuál mensaje? –le pregunté.

–Este.

Entonces sentí que su puño impactaba en mi cara, justo en mi mejilla izquierda.

Se solicita novio ¡Urgente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora