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—Y bueno quien es la bella dama—Preguntó un pelirrojo alto con algunas pecas en el rostro, su cabello estaba revuelto y un poco largo, era exactamente idéntico al otro a su lado el cual le sonreía, por mi parte estaba bastante sorprendida, eran muy parecidos a los gemelos, casi que por un momento los iba a llamar por sus nombres, me recompuse rápidamente levantándome de mi asiento para acercarme a ellos y presentarme

— Un placer, Soy Elizabeth Lancasster y me quedaré aquí por unos días— Ambos gemelos compartieron una mirada de diversión para después hablar.

—Déjanos presentarnos— dijeron ambos— El es Fabián y él es Gideon— Se apuntaron entre sí—Somos Aurores,

—Lo sé impresionante— Dijo el que creía era Fabián

—También somos increíbles con las bromas— Dijo ahora Gideon

—Ahora lo importante aquí es qué edad tienes?— antes de poder responder siquiera Molly le pegó con un trapo de cocina a Fabián

—Ah no eso si jamas, no la dejaré en tus trampas!!— Fabián se colocó detrás de su hermano intentando protegerse de los ataques de Molly mientras que Gideon reía por lo tonto que parecía su hermano dejó de reír cuando vio que Molly iba a por él también

—Soy inocente lo juro— Le dijo mientras se alejaba de su hermana.

— Son todo una caso, Beth querida ellos son mis hermanos— Termino de presentarlos después de dejar de amenazarlos— A Veces se quedan aquí espero y no tengas problemas con eso— Yo negué con una sonrisa pues este ambiente simplemente se me hacia tan familiar que solamente quería abrazarlos y decirles que estarán bien.

—Bueno, familia vamos a cenar y darle la bienvenida a la nueva integrante— Dijo Gideon mientras tomaba un vaso de agua y lo levantaba en el aire cosa que todos imitaron

— Por Elizabeth!— Gritó Fabian

— Por Elizabeth—Dijieron todos, mientras yo me reía al ver a Fabián guiñarme el ojo cosa que su hermana noto porque rápidamente le tiró el trapo de cocina en la cara

— Ok ok ya entendí, no hace falta la violencia mujer— Dijo Fabián levantando las manos en señal de rendición.





[...]

Ha pasado casi un mes desde que llegue a el hogar de los Weasly y debo admitir que me ayudo mucho estar más tranquila con todo lo que está pasando, constantemente me llenaba la cabezas de suposiciones del tiempo y el por qué estaba aquí, pero sabía que no iba a llegar a nada sin un libro al que recurrir, Molly no me dejaba salir por órdenes de Dumbledore así que no hay mucho por donde investigar.

Una gran distracción son Bill y Charly con los que me mantengo casi todo el día jugando, a los gemelos no los veo casi por su trabajo pero cada que pueden vienen a visitar con muchos dulces. Aún me parece increíble el parecido que tienen con Fred y George, aveces realmente pienso que son ellos y la idea que están nuevamente conmigo me duele tanto como un crucius. Suspiro apartando esos pensamientos de mi mente.

Me observo nuevamente en el espejo de cuerpo completo que tengo en la habitando que me cedieron, (Y la cual en un futuro será de Ginny). Mi cuerpo es el mismo de cuando cursaba quinto año en Hogwarts, mi cabello tan negro como la noche llegaba hasta mi espalda en ondas pequeñas, fruncí el ceño al ver que no estaba muy cambiada aparte de él ligero brillo en mis ojos haciendo que el azul se viera más intenso.

Lo que más me incomodaba es la ropa, en esta época todavía se utilizan vestidos y faldas largas por lo que casi todo lo que me dio Dumbledore es de ese estilo, gracias a Merlin Molly tenía unos pantalones guardados, ni siquira pregunte de quién eran solo me los puse. Iba a seguir despotricando contra los corsés pero un llamado interrumpió mis pensamientos.

No hay tiempo.     (Época merodeadora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora