Si bien controlar sus ataques no era "pan comido", JongDae estaba dispuesto a todo para quitarse esa mierda de encima.
Sentirse devastado por un momento sin que nada lo causara previamente, no le parecía normal. Incluso, dudaba que su estado se debiera a lo que le dijo la doctora; porque no sabía distinguir entre el estrés y la depresión que según ella había manifestado. Él se mantenía activo y solamente rencoroso con su padre, no había otra explicación que quizá todo se debiera al único punto que tenía media lógica en esos últimos días: el echar de menos a su antigua rutina. Pero toda persona suele echar de menos cuando cambia de una etapa a otra.
Y JongDae no era la excepción.
El hecho es que esa descomunal sensación de desespero lo dejaba tan cansado, y las veces que SuHo apareció delante de su vista, no supo qué más pensar, solo dejarse llevar resignadamente por más reticente que se viera.
De hecho, luego de ese último episodio, "Conejo Blanco" le aconsejó que usara la bolsita si no quería tomar ansiolíticos recetados, ya que esta le ayudaría a controlar su estado en crisis. Y por mucho que no haya querido comentarlo, JongDae en una anterior crisis se lo dijo: que la doctora se los había recetados y no deseaba tomarlos. SuHo, por su parte, se limitó a responder con un asentimiento de comprensión, diciendo que "Esas cosas ayudan pero de una manera poco convencional". JongDae le habría preguntado algo más a fondo, pero no quiso indagar para no generar demasiado interés; prefirió hacer un lado el tema y seguir con su control emocional.
La bolsa no era la gran maravilla pero sí ayudaba lo suficiente. En los próximos días, “Conejo Blanco” se encargó de “regalarle” bolsas nuevas que sacaba de la cocina. No sabía cómo lo hacía realmente, pero dedujo que como un privilegiado, podía hablar con las cocineras y pedirles sin problemas, pues, eran bolsitas especiales para conservar comida; se las daban en el horario de la merienda con un sándwich en su variedad de gusto. Y...JongDae no solía comerlos, su preferencia iban desde una leche con galletas de avena y mermelada, hasta una ensalada de frutas con un pan dulce, por lo que no podía quejarse cada vez que se lo cruzaba y SuHo le entregaba una nueva bolsita.
Y así es como comenzaron a comunicarse entre una monótona frecuencia y ciertas diferencias.
Kim JongDae se acopló a la movida de los encuentros e intercambios de palabras, teniendo en cuenta de no decir cualquier palabra despectiva, porque cansinamente si lo hacía, SuHo se lo tomaba todo a broma y respondía con cuanta babosada. Lo peor para su gusto, es que fastidiaba con esa clase de palabras absurdas sacadas de contexto, preguntando de repente si le parecía “guapo” o “bonito”, o que tenía buena vista para verlo sonreír con “su sonrisa de gato greñudo”
Que maña de molestarlo para volverlo más loco de lo que ya estaba.
Con ello no está demás decir que también lo hacía en ocasiones en medio de charlas cortas, al compartir las preguntas banales de cómo fueron sus clases, para después acertar con alguna tontera e irse por su camino.
Así que, mientras las crisis habían comenzado a ser menos tumultuosas, la nueva contraparte, era eso; soportar a un tipo tarado que se las daba de coqueto y simpático con él, pretendiendo estupideces. Las cuales JongDae había dejado en claro que si se atrevía a sobrepasar los límites, no dudaría en golpearlo.
Pero, por muy raro e insoportable que lo viera, “Conejo Blanco” actuaba ridículamente lindo.
Una tarde que estaban en la azotea, y vagamente pasaban el rato de casualidad antes de ir al taller de artes, SuHo dijo— ¿En serio? —y deshizo su ‘gesto bonito’, arqueando las cejas por la respuesta, abultando su boca por inercia.
—Si —admitió JongDae con gesto aburrido—. Pareces estúpido.
—Bueno, creí que de verdad lo parecía —dijo tocándose la barbilla, pensante.
Muchos se habían referido a él como "Conejo Blanco" porque aparentaba como uno de pelaje blanco con ojos negros profundos. JongDae no pensaba lo mismo.
—Que lástima… Aunque sigo siendo apuesto.
JongDae rodó los ojos y negó con la cabeza, repitiéndose por dentro, que ya cansaba ese canturreo.
—No te sigas creyendo el gran personaje. De guapo lo tienes de tarado y bastardo.
—Hey~ Cuida tus palabras, ¿eh? —le advirtió con dedo en alto, totalmente serio—. Recuerda que este ser guapo, cuidó de ti.
—Porque quisiste. Si fueras otro, ya habrías seguido de largo tu camino, y yo arreglando mi problema solo —aseguró afirmándose con los brazos, al filo del borde que rodeaba la azotea, mirando los alrededores y parte del atardecer—. Muchos harían eso, pero como tú eres un perro que suele asomar el hocico de metiche...
—...Soy un metiche porque no hay de otra para comprobar y sacar mis propias conclusiones de mi interés a importancia —dijo este cerca de su oreja, y por medio segundo, JongDae quedó quieto e ignoró el calor que sintió ahí—. Me importas…
—Si, claro —arqueó una ceja indiferente.
SuHo rió y se afirmó a su lado, codeando a juego y JongDae se lo devolvió, negando cabeza sin saber si sonreír o no por como era el comportamiento.
—Deberías ir a molestar a BaekHyun —optó decir—, ese chico se acercó a mí preguntando por ti, ayer.
—Ya hablé con él.
—¿Ah, si? Pues ve de nuevo. Se ve que lo pones ansioso y como pava en ebullición. Eso de tirarte a los nuevos, al parecer los deja más tontos de lo que son.
"Conejo Blanco" volvió a reír con más fuerza, y esta vez negó cabeza, mordiéndose el labio.
—JongDae, eres muy divertido…~
—Hmm, debe ser un extraño privilegio para ti. Yo no veo el chiste en mis palabras...
SuHo continuó riendo mostrando parte de sus rasgados ojos convertirse en medialunas, y de paso, le dio un ligero golpe a JongDae en el hombro.
—¡Ouch! ¡No me golpees, perro estúpido…!
Sin embargo, SuHo no dejó de sonreír y le retó a dar un par de golpes sin fuerza. JongDae no tuvo más opción que poner de su parte y terminaron por empujarse a modo de un juego de lucha libre sin mucha fuerza para ver quién vencería primero, sin embargo, cayeron al suelo con resoplidos en negación, patéticamente.
A pesar de verse muy repentina la cercanía, JongDae no podía pensar en nada más que en su recuperación y bienestar, sobre todo, la llegada del día en que saliera de ese lugar, sin embargo, cómo desdibujar esos pensamientos, cuando nunca faltaba una mirada por parte de SuHo hacia él.
JongDae podría hacerse el tonto, pero se daba cuenta cuando alguien lo estaba viendo y no tardaba en descubrir que era ese idiota; comenzaron a hacerse más constantes en los horarios del comedor, las clases de taller, algunas mañanas de educación física, e incluso si se lo topaba en el baño.
Dada esa circunstancia, no quería meterse alguna idea descabellada en la cabeza por el “pedazo de molestia”. Incluso, le parecía inusual y raro que lograra ponerlo rígido; incómodo.
—¿Quieres ir esta noche a la primera planta?
ChanYeol interrumpió sus pensamientos, quien en estas semanas nomás le había parecido una molestia peor que la otra.
—¿Para qué?
JongDae se encontraba acostado en su cama boca abajo, con un ligero dolor de cabeza que había comenzado hace más o menos una hora, solo intentaba dormir, pues al ser viernes, sus actividades habían terminado antes de lo previsto. El grandote, por su parte, acomodaba sus cuadernos sobre el escritorio con una distracción luego de haber terminado una parte de su tarea.
—Para distraernos un poco. Varios se reunirán para beber y comer porquerías, incluso fumar.
—Ahh...
—Me dijeron que un familiar de la división C, le trajo suficientes bocadillos para compartir y pasarla bien.
—Hm…Y supongo que debe ser un privilegiado para salvarse de la sanción.
—Yo creo que sí —se encogió de hombros y pasó a incorporarse de la silla, sentándose en su cama frente a la de JongDae—. Oye… ¿Te encuentras bien..? ¿Ocurre algo? Últimamente has estado muy callado y distraído, y ahora-
—Nada que no sea importante —respondió con pereza—. Solo tengo dolor de cabeza.
No era la primera vez que lo sentía, de hecho, la doctora le había comentado que podría ser psicosomático, un síntoma generado por su misma psiquis por el grado de su ansiedad, porque al ser controlado en enfermería, tampoco había presentado temperatura.
—Uhm...bueno, entonces, mejor me quedo por si-
—No, ChanYeol —le cortó el rollo de preocupación—. No seas imbécil.
Con sinceridad, JongDae comenzó a cansarse de esa máscara de cinismo con aparente simpatía y bondad, porque no olvidaba la primera vez y las veces que le siguieron de haber encontrado a Park con SeHun. Y le daba asco recordarlo.
—En ningún momento te pedí que seas mi niñera o guardián. Ubícate y piensa bien lo que vas a hacer...porque ya no estoy para soportar gestos nefastos —concluyó para dar vuelta su cabeza y cerrar los ojos.
ChanYeol parpadeó desconcertado, repentinamente absorto por semejantes palabras. Sin embargo, decidió no quedarse callado, relamiéndose.
—¿Nefastos…? —interrogó sin obtener respuestas—. JongDae, a ver, si te entendí… Acaso, todo lo que he hecho por ayudarte, ¿ha sido desagradable?
—No solo desagradable, sino repulsivo.
El grandote se quedó sin palabras por un segundo, sin comprender a qué se debía esa actitud, pero lo pensó mejor y resopló con una risa baja, comenzando a molestarse.
—Qué, ¿ahora te has dado cuenta de que en realidad detestas a los gays o bisexuales? ¿Cuál es tu problema?
—¿Quién habló de sexualidad? —volvió a mirarlo con pereza—. Yo dije gestos…refiriéndome a tu trato hacia a mí, porque ya me parece innecesario que te comportes como un ángel risueño sabiendo la clase de sujeto que eres.
Quizá no era un buen momento para decirlo, pero JongDae se sentía cansado al seguir aparentando que no había descubierto nada, cuando de verdad, corroía por su sistema una ira acumulada por la doble cara.
—Y según tú, ¿qué clase de sujeto soy?
La voz de ChanYeol se oyó más profunda, poniendo en alerta a JongDae.
—No hace falta responder porque lo sabes muy bien… Yo que tú, tomo distancia a partir de ahora.
ChanYeol adquirió seriedad y arqueó una ceja—...¿Me estás amenazando?
—Te estoy advirtiendo, no soy cualquier tonto.
El grandote no dijo nada por un instante otra vez, mirándose a los ojos, ambos retándose en silencio, y se relamió los labios otra vez. Vio a los alrededores, pensando deliberadamente unos segundos por la situación que se había tornado tan incongruente de repente. Pero terminó por formar una mueca en sus labios, y entonces, negó con la cabeza incrédulo.
—No me digas que...has estado espiándome.
—Hmm —JongDae sonrió irónico—. ¿Tal como tú lo has hecho conmigo? Si
Y ChanYeol no dijo nada otra vez.
—¿Sabes? Nunca lo hubiera imaginado —declaró, pausando un diminuto momento para sentarse y mirarlo a los ojos—. Mi compañero de cuarto; el traidor que me dejó en bandeja; tirándose al tipo que quiso que lamiera su asqueroso miembro a cambio de ve tú a saber qué cosas... Suena crudo, ¿verdad? Ugh, repulsivo… Qué torcido acuerdo, ¿no?
—JongDae…
—No quise hacerlo pero si o si debía sacar mis propias conclusiones pese a lo atrofiadas que están mis emociones, por tu culpa.
ChanYeol le miró con ceño ligeramente fruncido, sin rastro alguno de afabilidad y simpatía que comúnmente mostraba; ese semblante que JongDae por fin veía a primera vista.
—¿Mi culpa...? —vaciló Park con un sutil movimiento de ceja, pensando otros segundos—. Vaya~ Parece que Conejo Blanco logró domar al novato que no le gustaba que le tocaran un solo pelo y le lavó el cerebro.
—Repite eso y vas a escupir sangre.
Había costado deducirlo entre sus pensamientos y actitudes que le rodearon día a día. Si continuaba posponiendo este asunto, todo se volvería más fastidioso.
—Te lavó el cerebro —repitió ChanYeol en medio del silencio.
Y esto era un indicio perfecto para desquitarse y culminar de una buena vez por todas sus inquietudes. Además, JongDae se lo había dicho antes, que un día de estos lo encontraría, y no le iba importar su altura, ni la presencia de los coordinadores. Lo molería a golpes.
¡Plaf!
Por eso en un abrir y cerrar de ojos, JongDae lo abofeteó en el rostro, haciéndole sacudir la cabeza por el impacto de la palma pesada.
Y entonces, comenzó la riña.
La seguidilla de ruidos sordos se escucharon provenientes de la puerta del dormitorio. El pasillo se encontraba más o menos en silencio, algún que otro chico entrando o saliendo de su respectivo cuarto, porque dentro de poco sería el llamado para cenar y luego… bueno, dormir o hacer cada quien lo suyo.
Nadie se percató de los quejidos, gritos y gruñidos que se manifestaron dentro de uno de los cuartos, hasta que el estrepitoso sonido de la puerta abrirse con fuerza, seguido de un cuerpo chocar contra el suelo, fue lo suficiente para alertar a todos.
—¡¡Atrévete a decirlo de nuevo...!! —espetó JongDae, respirando agitado, con ceño fruncido y una comisura magullada—. ¡¡Anda…!! ¡¡Dilo!!
Tomó por el cuello de la camiseta a ChanYeol con un intento de ahorcarlo, y después, dio otro golpe sobre la mejilla.
—¡Ugh! —logrando que este escupiera sangre, respirando con fuerza.
—¡¡¡Yo debería haberte golpeado desde un principio!!! ¡¡Maldito parlante de mierda!!
Nuevamente golpeó una y otra vez con una sarta de puñetazos, no obstante, el grandote agarró uno de sus puños para evitar otro golpe más y tembló al sostenerlo. Aún así maniobró para quitárselo de encima doblando el brazo de JongDae con una llave hacia atrás.
—¡¡Agh...maldito bastardoo!!
—¡¡Tú eres el loco y maldito bastardooo!! —espetó ChanYeol y se incorporó con dificultad sin quitarle la manos encima.
No tardó en girar a JongDae y propinarle unas bofetadas pesadas, desestabilizando con un último puño delantero en el estómago, quitándole el aire por unos segundos. El afectado cayó al suelo, previamente derrotado, tosiendo.
—¡Y lo vas a seguir estando…! —agregó entre dientes ChanYeol, golpeando otra vez con unas patadas en la espalda—. ¡Tú…estúpido chiquillo... rabioso!
JongDae se vió adolorido y compungido de momento, tosió al recuperar el aire pero otra patada más lo dejó sorprendido por el robo de oxígeno. Verse en desventaja lo puso descompuesto y con la sangre hirviendo de la impotencia, porque sus gritos y quejidos ahogado debido a los siguiente golpes secos, resonaron en el entorno con la vista de los demás —que habían salido de sus cuartos al percatarse del alboroto—, puesta en ellos.
—¡Vamos! ¡¡Levántate..!! —lo retó con saña ChanYeol, limpiándose la boca con el dorso de la mano—. ¡¡Anda!! ¡¡Solo eres un lengua suelta!! ¡¡Te sobran palabras cuando se te pega la rabia..!!
El afectado trató de recuperarse, intentando absorber aire suficiente con un par de tosidos dificultosos, escupiendo de repente…sangre. Y ver ese rastro de sí mismo allí, le hizo hervir más, conteniendo su torpe ira para no fracasar en el siguiente movimiento, mientras se ponía de pié con cuidado.
—Mira quién lo dice...capullo de mierda... —murmuró JongDae—. Podré ser un lengua suelta pero no me voy con máscaras de hipocresía, como una jodida manzana podrida como tú.
El semblante de ChanYeol cambió sutilmente tras esas palabras, entonces volvió acercarse a JongDae para atacar resentido. Sin embargo, este tomó impulso y levantó su pierna en alto empujando con esta con la planta del tenis en el pecho, tal como lo había hecho YunHo hace tiempo, excepto que, con una fuerza significativa que solo él mismo conocía. Soltó un gruñido y propinó un veloz puñetazo en la nariz, deleitándose con el quejido de dolor de ChanYeol.
—¡Aaaagh…!
Se abalanzó otra vez para machacar el rostro de su compañero de cuarto, y con sus puños duros y pesados, precisos, se desquitó. Pero aún así, el canijo de ChanYeol no se la dejaba con tanta facilidad, este intentó defenderse y por ello, rodaron por el suelo con forcejeos continuos y quejidos.
Esta pelea les pasaría factura en los próximos días; porque por más que se alejaran para respirar, algo mareados, siguieron sin tener suficiente en cada oportunidad de movimientos.
Se golpearon, rasguñaron, se patearon los estómagos y tiraron del cabello, e incluso se escupieron entre sí con la mezcla de sangre y saliva. Convirtiéndose en un desastre pese a los quejidos lastimeros por el dolor en medio de un gruñido… Era lógico, uno había despertado la furia del otro, propinando los similares ataques con alguna que otra diferencia por ganar. Además, ninguno quería rendirse. Y para cuando un par de gritos se oyeron de algunos chicos que dijeron que ya era suficiente, nadie pudo detenerlos al ser empujados.
No más tarde, ChanYeol logró zafarse de otro de sus agarres, tembloroso por la fuerza, haciéndolo a un lado.
Los golpes volvieron, uno por aquí y otro por allá, pese a ser más lentos pero esquivos y con patadas, alguna furtiva maniobra o llave intermediaria, se exclamaron continuos insultos y maldiciones.
—¡¡¡Pagarás...por lo que hiciste…!!!
JongDae, por dentro se sentía amortiguado pese a sus bruscos y acertados movimientos, pero tanto él como ChanYeol, sangraban de la nariz, cejas y boca, con rastro de rasguños en los brazos y cuello, respirando agitados; cansados.
Nadie los pudo parar con facilidad. La adrenalina y la rabia había llegado a su punto máximo, y a pesar de la diferencia de altura, el fuerte latido de sus corazones, y la palpitación de dolor en sus extremidades, los dejaba totalmente entregados.
Y lo más abominable es que, un pestañeo después, JongDae ya se estaba dejando llevar, cuando el grandote...
—¡Yah! ¡¡Suéltameee!!
Gritó con su voz ronca y JongDae no se apartó de encima, sentado sobre su espalda con una de sus rodillas llegando a su nuca, sin soltar sus muñecas, aprisionadas con un agarre hacia atrás con fuerza.
—¡¡Sigue suplicando todo lo que sea!! ¡¡Te lo advertí basura...!!
—¡N-no…!
—¡¡Suficiente, amigo!! ¡¡Ya suéltalo!! —dijo uno de los jóvenes que estaba allí.
—¡¡¡Cállate!!!
—¡Para…! Quítate... —pidió entre dientes ChanYeol—. Hablo, enserio…
—¡¡No te creo nada!! ¡¡Un pedazo de farsa como tú, no se merece siquiera una oportunidad de lo mentiroso que eres!! ¡¡No te imaginas como estoy, maldito hijo de puta!! ¡¡Una jugada como esa no se le puede perdonar ni al peor de los ángeles!! ¡Tú, rata asquerosa...!
—Está bien...está bien...pero quítate…
Hubo miradas compartidas en alerta y preocupación, entonces otro joven de allí decidió exclamar:
—¡Ya, suéltalo! ¡Quítate, lo estás dejando sin aire!
—¡¡No lo defiendaaas!! —bramó JongDae—. ¡¡Un puto bastardo como este siempre pone de sus caras para engañar a cualquier estúpido e iluso recien llegado a este lugar...!!
—¡Quítateee! —suplicó ChanYeol, esta vez con un quejido apretado.
—¡No! ¡Porque así aprenderás a no volver a hacer de la tuyas con cualquiera que se te venga en gana! ¿Creíste que yo era una cosa para hacer una especie de trueque? Park, miserable. Jugaste muy bajo...
—¡Ughhh…!
JongDae sonrió ladino por el contraído quejido, pero de repente sintió un fuerte empujón, cayendo hacia atrás, efectuando que se golpeara en el suelo. Alguien había tenido el coraje de hacerlo a un lado desprevenido.
Siseó de dolor, atontado por semejante movimiento. Se agarró de su cabeza, y por lo atontado que quedó, se tomó el tiempo para poder incorporarse; aquello lo mareó, parpadeando seguidamente para recomponer su sentidos. Sin embargo, volver a mirar hacia donde estaba ChanYeol, le provocó repulsión, porque distinguió a SeHun ayudando a ese a incorporarse del suelo, percibiendo como los demás murmuraban entre sí y se oía el aviso de que los coordinadores estaban en camino.
La ira en JongDae nuevamente se acumuló, y se levantó tambaleante, empuñando sus manos hasta hacerlas temblar.
—Maldito hijo de puta —masculló.
SeHun lo miró con seriedad mientras sostenía a ChanYeol por sus hombros.
—¿Tenías que venir a defenderlo como la gran perra que eres?
—No me insultes —respondió SeHun con seriedad—. Cuida tus palabras al dirigirte a mí.
—Já~ Insulto todo lo que se me plazca. No eres más que otro bastardo que también debería quedar en esas condiciones, o peor, con un par de huesos rotos. Aún no se me olvida lo que intentaste hacerme junto a tus amiguitos, quienes cobardemente se pusieron a mano para atacarme.
—Quizá estuvo mal… Lo sé. Admito que no fue bueno, pero no volvimos a acercarnos a ti. No fuiste el único que recibió un castigo pese a las mentiras para salvarte el cuello frente al director. Ambas partes salieron perdiendo.
—¡Mentiroso…!
—¡Digo la verdad! ¡Que no quieras creer, es problema tuyo!
JongDae estuvo a punto de atacar, pero su ataque se vio interrumpido por un agarre en su ropa, siendo empujado otra vez y contra la pared.
—¡Ya basta! —exigió la voz.
El rostro determinante de "Conejo Blanco" frente a él, lo dejó descolocado.
—Suficiente, Kim JongDae.
¿En qué momento se camufló entre los demás chicos que presenciaron la pelea?
Si el tal SeHun estaba allí, entonces, claro. SuHo…había llegado con él.
En medio de su maquinación, recordó cómo en la desquiciada noche de los baños, "Conejo Blanco" les había hablado con toda confianza, con aparente cercanía y afinidad, mientras que después, quiso hacerse el héroe y el amable en estas últimas semanas. No quería pensarlo, pero las cosas se estaban poniendo sobre la mesa gracias a una idea filosa que le surgió… y no sabría cómo sentirse al respecto si descubriese alguna otra cosa; su cabeza palpitaba.
—No me toques... —artículo entre dientes y quitó las manos de encima, respirando profundo por lo que había contenido inconsciente.
"Conejo Blanco" puso las manos en alto y aconsejó: —Cálmate…No vuelvas a reaccionar así, estuviste a punto-
—¡Y qué! —contestó—. ¡Tú y esos bastardos deberían perderse!
—Joven, Kim —demandó uno de los recién llegados coordinadores, imponiendo alto sin necesidad de gritar: —Ya habrá momento para discutir, ahora muévanse hacia detención.
JongDae y SuHo se miraron por un segundo, mientras los coordinadores despejaron el tumulto, enviando a los demás a sus respectivos cuartos. ChanYeol fue enviado hacia detención con ayuda de SeHun a bajar las escaleras. Otros dos coordinadores estaban a la espera que JongDae avanzara, sin embargo, este se vio indiferente y se tomó de la sien con fastidio, comenzando el paso con fatiga las escaleras; en su cabeza había vuelto el ligero dolor luego del empujón que recibió golpeándose la nuca.
No cabe dudas que esta pelea le pasaría una gran factura en su cuerpo.
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"Aliado de gracia" © || SuChen
FanfictionDebido a una pelea por su mordaz temperamento, JongDae se ve acorralado e impotente cuando sus padres deciden enviarlo a un reformatorio y evitar su continua actitud en descontrol. Golpeado por la realidad, no estaba en sus planes cuidarse el culo m...