El rostro emergió rápidamente de una ceguera blanca, un mundo, veneno neurotóxico, destruyó sus conexiones adentrándolo en la sangre de sus ángeles. Embutiendo sus manos bajo el pecado de la gula, avaricia, traición y violencia... ser humano de pobre existencia; la falta de no ser bautizado le condenó en su paupérrima y leve dicha. Mundo tras mundo caía el hilo blanco con la finura de los santos, era delicado, por supuesto, vivo y refinado. Los martillos se alzaron desplomando su peso en lo oculto de un mañana. En el acto matutino de su sangre explotaron el mármol pintarrajeándolo luego de rojo, intenso, vivo rojo de los ojos y del cielo. Abrió el sarcófago. El hilo blanco lentamente dio lugar al nacimiento de los rostros. Veneno neurotóxico, asesinaron al querido ser ahí, su cara de inquietante blancura, vestido de arcilla y de pocas flores rojas, ahorcó con el cordón de su vientre a quien era el del fino mármol blanco.
ESTÁS LEYENDO
Locura
HorrorBajo el nombre de la mente, un recuerdo antaño de una flor marchita. Vaga el fantasma que tiempo hace ya no canta y que sus gritos de desespero acuñen al nacimiento de la humanidad.