No es un OVNI.

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Arthur: Aaaah… Que maldito dolor de cabeza…

Arthur se sentó en la cama, su visión era borrosa y el mareo distorsionaba la habitación a su alrededor. Se llevó la manó a la frente buscando masajear sus sienes, solo para darse cuenta de la ausencia de la extremidad.

Emilie: ¡Arthur!

Emilie que recién llegaba soltó la bolsa con frutas que traía y corrió hacia el pelirrojo.

Emilie: ¿Estás bien? No te levantes…

Arthur: Ah, Emilie. Me siento algo mareado, ¿que pasó?

Emilie: Corté la parte infectada, pero perdiste mucha sangre y quedaste inconsciente.

Arthur: ¿Y el pedido del Sr. Larson?

Emilie: No te preocupes por eso, ya le informé lo sucedido así que contratará a otros aventureros, dijo que no tenemos que preocuparnos por devolverle el dinero. Quédate en la cama y céntrate en recuperarte por completo.

Arthur: Ya estoy bien, y quedarse en cama es muy aburrido, al menos dame algo de conversación. ¿Ya encontraron la fuente de infección?

Emilie: Aún no, los soldados llegaron un poco después de que acabaras con el infectado, al parecer no han descansado en su búsqueda por el demonio que infectó a ese hombre.

Arthur: Ya veo, ¿Dónde estamos ahora?

Emilie: En La Estrella Dorada, Cristal nos dejó quedarnos gratis hasta que te recuperes, parece que le agradas.

Eventualmente Arthur dejó de prestarle atención a su interlocutora y su mirada se perdió en la nada.

Arthur: (No puede ser, solo cuatro capítulos y ya se desharán de mí, que poco he durado.)

Emilie: Arthur, ¿me estás escuchando?

Arthur: ¿Eh? ¡Ah, sí! Te estoy escuchando.

Emilie: Entonces, ¿qué piensas hacer? ¿Vas a continuar o pedirás que te saquen del servicio?

Arthur: Bueno, aunque es algo incómodo aún me queda la mano izquierda, si no ocurre nada desafortunado seguiré luchando.

Emilie: ¿Seguro? ¿No sería mejor que te retiraras?

Arthur: ¡No! ¡Ni hablar! Eso sería lo mismo que rendirse. Yo nunca me rindo tan fácilmente.

Emilie: Muy bien, vamos.

Arthur: ¿A dónde? Dijiste que tenía que descansar.

Emilie: Sí, pero creo que ya fue suficiente, el ejercicio también es importante.

CAPÍTULO 5: No es un OVNI.

La semielfa llevó a su compañero a una pequeña playa cerca de la posada. La arena era blanca, calentada por el sol que brillaba con fuerza en lo alto del cielo. Las aguas cristalinas reflejaban el azul del firmamento y las olas rompían en la orilla, mojando los pies de ambos.

Arthur: ¿Se puede saber que hacemos aquí?

Emilie: Toma.

Emilie sacó la espada de Arthur y se la lanzó cerca.

Arthur: ¿Qué planeas, Emilie?

Emilie: Lucharás contra mí con tu espada, por mi parte no llevaré armas ni equipo. Si en los enfrentamientos fuiste capaz de derrotarme tan arrolladoramente, entonces esto será pan comido para ti.

Sin pensarlo dos veces, Arthur recogió el arma de la cálida arena y cargó contra la semielfa, esta también se lanzó contra su compañero, a lo que este trató de responder protegiéndose con un muro de piedra, pero…

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