Una herida que no sana.

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Respondiendo a su rival, Abigor alzó su lanza y cargó para darle una estocada, pero cuando se dio cuenta su lanza silbó cortando el aire y Levatra estaba a sus espaldas, trató de voltearse tan rápido como pudo y un ligero corte sangrante apareció en su mejilla.

Abigor: ¿Estás jugando conmigo, Levatra? ¿Crees que esto me matará?

Levatra: ¿Te parece que estoy jugando?

Una sensación dolorosa se apoderó del rostro del demonio, el corte en su mejilla comenzó a ramificarse en una serie de grietas que rasgaron su piel.

Abigor: Menudo truco más interesante, no me lo esperaba.

Las grietas se hacían cada vez más profundas como surcos, sin embargo las heridas cicatrizaron antes de pasar a peor.

Levatra: Como se esperaría de un demonio superior, tus habilidades regenerativas son excepcionales.

Abigor: Supongo que lo correcto sería darte las gracias, continuemos.

Cada vez que Abigor atacaba a Levatra esta desaparecía de su vista en un instante y le contraatacaba desde sus puntos ciegos con algún tipo de arma cortante que era incapaz de ver.

Abigor: Tienes un molesto poder, ¿con qué arma me estás atacando?

Levatra: Quién sabe...

Pese a haber más de un metro separándolos en ese momento, un montón de cuchilladas azotaron al cuerpo del demonio, poniéndolo de rodillas, por más que trataba de bloquearlos con el mango de su lanza estos seguían afectándole hasta que quedó tan agotado que sus poderes regenerativos intervinieron por sí solos.

Levatra: Al parecer tus poderes no vieron venir este curso en nuestra batalla, y hay secretos de la guerra que desconoces. Que decepción.

Abigor se puso de pie ya recuperado y miró a su oponente con su habitual mirada tranquila. Levatra no comprendía el porque de su tranquilidad, hasta que sintió algo moverse y se cubrió el rostro con su brazo, más por instinto que por sus reflejos. Miró como una punta de lanza había quedado incrustada en su antebrazo y la sangre brotaba lentamente de la herida.

Levatra: Apuntaste a mis ojos, eso solo significa que ya me descubriste.

Abigor: Era bastante extraño, no podía bloquear tus ataques simplemente porque mi lanza no obstruye totalmente tu visión, pero fallaste tu primer ataque gracias a que me acerqué antes de que reaccionaras. Esa especie de cuchilla invisible reside en tu vista.

Abigor corrió hacia Levatra confiado de conocer el funcionamiento de su habilidad y desvió su visión creando más puntas de lanza que giraba flotando a su alrededor. Apuntó al corazón de su oponente con la lanza pero algo andaba mal, no sentía sus piernas, miró aterrado y vio que estás ya no estaban en su mitad inferior sangrante. La infernal se echó a un lado evitando a Abigor que cayó algo lejos por el impulso que traía antes de perder las piernas.

Abigor: ¿Qué... hiciste?

Levatra: ¿No recuerdas nuestro encuentro? Te hice detenerte creando una explosión en el camino, mis ojos no solo proyectan cuchillas, Abigor. Por muy buena que sea tu regeneración no podrás recuperar extremidades tan pronto, se acabó.

Abigor: Ni siquiera te di pelea. Un placer Levatra, nos vemos en el infierno, con suerte reencarnaré en un demonio menor y algún día nos veremos otra vez.

Levatra: Espero que no.

Una explosión hizo estallar la cabeza de Abigor matándole finalmente. Levatra acarició su rostro y notó lágrimas de sangre corriendo por sus mejillas.

The Last GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora