Capítulo 8

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Los días iban pasando, y mi bienestar, aumentando. Eugenia seguía cuidando de mí, mientras que el jefe había borrado todo registro de buena persona. Siguió siendo el mismo serio y antisocial que era antes. No me importaba demasiado igualmente. Pero no me permitía seguir sacándole información.

Mi trabajo del día es investigar lo que hace en la oficina tanto tiempo encerrado. Así que, coloqué aquellas cámaras que Julia me había dado antes del distanciamiento que tuvimos. Fue una gran misión hacer eso. Debían estar en el sitio indicado para no ser descubiertas y la calidad del audio y video tenían que ser correctas. Por lo que tuve que probar ubicaciones unas quince veces. En fin, había logrado hacerlo. La excusa que iba a usar para poder estar libre, era mi madre. Iría nuevamente al hospital con ella, pero en realidad, me refugiaba en la casa en venta que había encontrado. Aún nadie la había comprado, lo que me satisfacía. Sin más, luego de lavar la vajilla del almuerzo, me escapé.

Sinceramente, tenía la intuición de que me podrían llegar a echar de esta casa. Soy alguien con demasiados problemas. Si bien, necesitaba cumplir mi verdadera labor, no podía abandonar todo el tiempo el servicio de mucama. Además, me daba pena por mi compañera. A pesar de saber que ella, antes de que yo llegase, se encargaba de todo sola, me habían contratado para que la ayude, y sólo le causaba más trabajo.

Ya habían pasado cuatro horas y lo único que se veía era al hombre sentado, tecleando en la computadora sin parar. No se había parado ni un momento, debía tener el culo cuadrado ya. Menos mal que había llevado más casos por resolver, porque si no, hubiese solamente perdido mi tiempo. o... no? El primer ruido comenzó a sonar. El teléfono. Él se levantó sobresaltado y atendió.

- Hola - hizo un largo silencio, la persona del otro lado del teléfono no dejaba de hablar- El día? Ya está confirmado? - ¿día de qué? - En serio? Tiene que ser justo el 24?.... No no jefe, está todo bien - ¿jefe?- Luego avíseme la hora de persecución. - Esto se ponía cada vez más extraño - Ah si, si tengo nuevos datos. El médico que la atendió me dijo que tiene una alteración en el ¿hipocampo? Creo que se llamaba así. Sería la parte del cerebro que produce los sueños. La cosa es que esa falla le provocó el malestar, pero nada del otro mundo.... Si, ella está mucho mejor... No, ya lo sé... - suspiró una risa- Nunca voy a entender por qué dice eso... Chau.

¿Estaba hablando de mí? No es que me creía el centro del mundo, pero que sus sueños le provoquen malestar a alguien... eso es justo lo que suponía que me pasó., aunque el médico me haya dicho que era solo una gripe. Nunca sospeché del doctor pero en este momento sí. Tal vez sólo me había mentido y había hablado con Pedro lo que realmente tenía. Un médico honesto no podía ocultarle información a sus pacientes.

Después de esa charla había vuelto a casa para seguir con mis trabajos. Pero algo me detuvo. Pasé por la puerta de su oficina para dirigirme a la sala a barrer, cuando se escucharon gritos que no pude evitar escuchar.

- En serio me estás diciendo esto? - el jefe pareció indignado- Yo no lo puedo creer. - suspiró. ¿Con quién hablaba?- Creo que... lo mejor es que termines con eso.

- No vas a entender nada nunca? - me sonó familiar aquella voz quebrada-

- No tengo nada para entender Juanpa - Ahora que dice su nombre, puedo distinguir que la voz era de su hermano. No lo había escuchado hablar mucho, parecía tímido-

- Tenés mucho para entender, pero se ve que no te da la cabeza. Sos una basura - se escucharon pasos hacia la salida y me corrí rápido. Luego él se escapó, dando un portazo, con los ojos llorosos. Se frotó la cara y subió corriendo.

Maldita sea yo que dejo mi puesto de revisar cámaras en el momento más interesante. Debía saber que le pasó. Pero este no era el momento. Aunque sí lo fue cuando él no quiso bajar a cenar. Eugenia ya lo había llamado, y llegó con la información de que comería en su habitación. Pedro suspiró y lo permitió. Me ofrecí a llevarle el alimento porque a mi compañera le dolía la rodilla. Luego de insistir, accedió. Subí con la bandeja en mano y golpeé la puerta. No obtuve respuesta. Recordé cuando pasó algo similar con Bautista y golpeé de nuevo.

- Pasa - fue tan seco- Hola - se sorprendió al verme a mí, lo saludé- gracias por la comida, dejala allá - señaló su escritorio y fui a apoyar eso ahí.

Él estaba acostado en la cama, tirado boca abajo y me senté con él en su cama de dos plazas. Lo que hizo que voltee a mirarme, fruncir el ceño y volver a su posición inicial.

- ¿Querés hablar? ya sé que estás pensando que soy una loca metida, pero te escuché gritando con tu hermano. Tal vez necesitas hablar - no se le movió ni un pelo- tus hermanitos me dijeron que él no es muy bueno escuchando o aconsejando -negó con la cara estampada en el almohadón- Cualquier cosa que quieras avisarme, mi nombre es - casi cometo un error y digo Mariana, pero mi mente reaccionó rápido - Lucía. Estoy siempre que lo necesites - le acaricié la cabeza y me levanté para irme. Pero él me frenó-

- No para, no te vayas. Me hace bien sentirme acompañado por alguien. - volví a sentarme a su lado- Es muy difícil hablar con Peter. Estoy en una etapa complicada de mi vida. Él está siempre ocupado. Yo estoy lleno de inseguridades. Una vez que tomo todo el coraje... él lo destruye en una milésima de segundo - lo miré sin entender- ¿Desde qué parte escuchaste? - le respondí- justo después...

- Después de? - cuestioné cuando no siguió hablando-

- No se como te lo vayas a tomar vos. Nunca hablamos, no te conozco. Pero te ves como alguien comprensiva - tomó aire- Estoy de novio - alcé las cejas diciendo: ¿Qué tiene de malo?- Con un chico -se le quebró la voz pero sonreí-

- ¿Y qué pasó con el chico? ¿Por qué te retó él? - me miró con los ojos aguados y levantó los hombros - Ah ¿por eso? Por salir con... - él asintió y reí- Es un boludo tu hermano. Vení acá - lo abracé- Sabes que no tiene nada de malo ¿no?

- Yo sí, pero él parece que no - se separó - gracias - me dijo aún llorando- No debería por qué decirlo igual. Como que... ¿vos alguna vez les dijiste a tus padres que salías con hombres? - reí y negué-

- No, no les dije. - sonreí- Pero porque salía con mujeres - eché una risa y él se sorprendió- Igualmente, me parece muy injusto el deber comunicarle a alguien con quién estás saliendo. Con el tiempo yo aprendí a llevar directamente a mis novias a casa, y que mis padres se enteraran de esa manera - exhaló un risa

- Tiene buena lógica. Tal como traer a una mujer puedo traer un hombre de la nada y él no tendría por qué quejarse... Sin embargo lo hizo - gestó una mueca triste-

- No estés mal. Sé que es complejo. Pero vos tenés que seguir. Tenés que hacerle frente y plantearle que realmente no te importa lo que él opine, que es tu vida, son tus amores, y VOS - lo señalé- elegís lo que hacer. No él, no nadie. Vos sos el dueño de tu historia - sonrió- si él estuviese escuchando esto me echa por malcriarte- reímos-

- Igual... Muy bien criado que digamos no estoy

- A veces la vida es difícil... siempre quise tatuarme esa frase, nunca me animé. Pero es tan real. Y lo peor es que no es a veces, si no que la mayoría de veces - alcé las cejas y asintió- Bueno - me levanté- Yo me voy yendo. Vos comé, es importante nutrirse bien. Ya te dije, cualquier cosa que necesites seguir hablando, yo estoy. Te puedo dar unos consejos, tengo experiencia - guiñé un ojo- Con los dos sexos encima - se sorprendió nuevamente y reí-

- Gracias Lucía, sos un sol - sonreí y partí.

Volví a bajo para juntar la mesa, cenar con Eugenia y lavar la vajilla juntas. Me preguntó que le había pasado, pero no contesté. Si alguien debía contarle era él, no yo.

Me satisface poder ayudar a gente con estos temas. Sé que es algo difícil, aunque no debería serlo. Lo que sí, me sorprendió que alguien de unos 25 años no acepte el amor entre dos personas. Era de los más estúpido que había escuchado. Además, era su hermano, debería acompañarlo aunque no esté de acuerdo. Cada día confirmo más que este hombre es un imbécil sin corazón. Deseaba poder ir a gritarle en la cara que lo deje en paz y que haga lo que quiera, pero no es mi deber meterme en su relación. Y corría el riesgo de ser expulsada. Me propuse permanecer en la casa la mayor parte del tiempo; omitiendo salir de compras y una salida semanal para investigar a Pedro. Aunque no fue exactamente así... 

Nos leemos el miércoles seguramente! Espero q lees guste el capítulo y no se olviden de votarr

The SpiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora