Pedro estaba adentro del recinto, con sólo mostrar una tarjeta de identificación, el enorme guardaespalda lo había dejado pasar. De a poco, más hombres como él, serios, de frac y pelo casi rapado, fueron llegando. De un momento a otro, un camión llegó. Dos de seguridad bajaron primero y analizaron el lugar. Por cierto, yo ya me había ido de ahí, había dejado a mi grandioso drone espiando, yo me alejé por precaución a esta situación. Cuando ambos secuaces dieron la orden, unos niños pequeños comenzaron a descender. No entendí nada. Me quedé observando en shock lo que veía a través de la pantalla de la computadora. Chicos y chicas de malas condiciones, tanto en vestimenta, como su rostro: se veían realmente tristes. Caminando cabizbajos se dirigieron dentro del galpón. Presté atención cuando uno de los que parecía más grandes, quiso escapar, y el gran guardia se lo impidió. Cada vez comprendía menos, y todo me generaba curiosidad.
Mi cabeza ideó el gran plan de disfrazarme como uno de ellos e intentar pasar. Pero no, corría demasiados riesgos: primero que nada, ¿De dónde sacaría ropa adecuada para la situación? Segundo, Pedro estaba allí dentro, sé que no es tonto y que puede reconocerme facilmente. Tercero, mi cuerpo no estaba en las mismas condiciones que la de esos hombres. Y como último punto de exposición, seguramente todos los de ahí dentro eran machistas y no permitirían que una mujer entre. Para esto había posibilidad de hacerse pasar por hombre, pero no era nada fácil. Idea descartada.
Otro proyecto se me había ocurrido. En realidad, fueron dos, pero uno tan estúpido que lo descarté: sólo a mí se me ocurriría entrar con la policía dentro, estallando a tiros y haciendo correr a todos. Demasiadas películas vistas. Prosiguiendo mi buen plan, se me había ocurrido intentar asaltar a los choferes de ese camión. Por lo que había llegado a detectar, no eran tan robustos y eran solamente dos, podía salir bien.
Pero mi cabeza se bloqueó con la siguiente imagen. El dron estaba enfocando por el tragaluz del lugar. Los menores no estaban en escena, lo único que se veía eran todos esos hombres sentados en sillas plegables frente a un escenario pequeño. A simple vista parecía una sencilla conferencia, nada de otro mundo. Pero definitivamente no fue eso. La primera niña salió por detrás de los telones, recorrió el tablado y se posicionó en el centro. Quedó allí un tiempo, dio media vuelta y salió por el lado contrario al que entró. Una segunda niña, más pequeña, se hizo ver. Ahí detecté que en uno de los costados alguien hablaba por un micrófono, y noté que el del drone no estaba activado, sin más preámbulos, lo encendí.
- Ella es Catherina, de 7 años. Sus padres fallecieron en un accidente de auto hace 2 años. - empezó a narrar la historia de su vida- Fue llevada a un instituto, pero ella claramente no estaba feliz con eso - su voz fue de burla- El mes pasado, la sacamos de allí, y por eso se encuentra hoy con nosotros. ¿Alguna propuesta? - la pregunta se repitió con eco en mi cabeza-
- Doy trescientos pesos por esa niña - comencé a sentirme mareada-
- ¿Alguien sube más el precio? - Me estaba aturdiendo. El hombre con micrófono señaló a la gente sentada, repitiendo la pregunta- 300 por aquí, 300 por allá... vendida a aquel don por 300 pesos
Vendida a aquel don por 300 pesos, vendida a aquel don por 300 pesos, vendida a aquel don por 300 pesos... todo parecía desaparecer.
Caminé hasta donde pude, con los ojos cerrados, no podía abrirlos del dolor. Hasta que sentí el golpe duro en mi cabeza.
¿Qué más da? ¿De dónde y para qué sacaría fuerzas para luchar? ¿Acaso lo haría por las gentiles palabras de un hombre, que resultó ser traficante de niños? No puede haber este tipo de gente en el mundo. Son ellos los verdaderos ladrones. No pueden arrebatarle la libertad de esa manera a un niño, ¡No pueden!
Esa gente que estaba sentada, no era buena por estar ahí. Posiblemente las intenciones no eran malas, querían cuidarlos o solamente tener a un "hijo". Pero ese no era el modo de hacerlo. No sirve querer a un niño y comprarlo. No se hace de esa manera. Así sólo se fomenta este método, y más y más gente llega a este lugar. Antes de irme de donde estaba, llegué a escuchar el comienzo de otro discurso. El pequeño Tobias había sido arrebatado de los brazos de su madre en una plaza. ¿Qué hay con el vacío que siente esa madre por perder a su hijo? ¿Qué hay con el vacío que siente el niño por perder a su madre? Hay tantos chicos que sufren en la calle, ¿no es más simple adoptar a uno de ellos por su propia elección antes que secuestrar a uno y venderlo?. De esta forma no se gana dinero limpio.
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The Spies
Genç KurguUna joven de 24 años se hace pasar por mucama para infiltrarse a la casa del misterioso Lanzani, un hombre serio y sin gracia. Fue enviada ahí para investigarlo y descubrir su gran secreto. ¿podrá cumplir su misión? Su pasado oculto está siempre pre...