Capítulo 11

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Desperté totalmente contracturada, pues claro, había dormido en el piso. Había notado mis ojos pesados, por el llanto de la noche anterior. Sin embargo, no estaba angustiada, pero sí enojada. Embroncada conmigo misma. Era como esos típicos problemas de mi adolescencia, aunque no era bueno que sean típicos. Me sentía inútil. Sentía que algo estaba haciendo mal para que esto me pasara.

No quise volver al Búnker, no sabía si lo que Julia decía era verdad. Ánimos para volver a la mansión, tampoco tenía. Pero tampoco poseía el número de la casa, para avisar que no volvería. No sabía qué hacer. Eran las once de la mañana y yo rondaba entre los árboles, cabizbaja y arrastrando los pies. No tenía ganas de hacer nada, sólo de echarme a dormir nuevamente, pero no aquí. No tenía un lugar a dónde ir, y ya estaba cansada.

- Hola, ¿Lucía? - llamaron por teléfono-

- Hola, no, no soy Lucía, disculpe.

- Ah okey, perdone - en ese momento reconocí la voz de Eugenia y me di cuenta que cometí un pequeño error.

Esperé a que el teléfono sonara nuevamente, y así sucedió. Ahí sí confirmé mi identidad.

- Si, estoy bien Euge, gracias por preocuparte. Estoy en la clínica. - mentí- pero ya vuelvo.

- Okey Lu, cualquier cosa que necesites hablame.

- Si... gracias... - dije en un tono bajo y corté-

No me quedaba otra posibilidad que volver, entonces, emprendí el viaje hacia la mansión.

Respecto a eso... estaba muy confundida. Nunca llegaba a una conclusión concisa. Siempre merodeaban dudas en mi mente. Cada vez que estaba segura de una decisión, aparecía algo que me hacía cambiar de opinión. Una nueva actitud, otra pista, o una simple idea mía que me llevaba la contraria. Igualmente, no tenía ganas de llevar a cabo este plan por el grupo, si no por mí. Había muchas curiosidades en este caso, y no las podía abandonar sin satisfacerlas. Esa fue otra de las causas para volver a casa, en vez de irme a pasear por el mundo. Además, sinceramente, los chicos de ese hogar son verdaderamente tiernos y buena gente. Estar con ellos es sano. Pero me trae demasiados malos recuerdos.

Llegué y estaba sonando "I Was Made for Loving You", lo que me causó un vacío instantáneo. Aunque se curó con el cálido abrazo de los infantes. Eugenia me preguntó nuevamente si estaba todo bien, no quería llenarla con estupideces y, mucho menos, decirle lo que planeaba, así que fingí la respuesta una vez más. Pensaba que tal vez, si demostraba que estoy bien, si lo decía e intentaba estar con una sonrisa y ser amable, esos gestos se harían realidad. Pero no fue así. Por más lucha que dé, no lograba sentirme plena, y lamentaba decepcionar a Nico.

- Lu, me pidió Peter que te llame, tiene que hablar con vos - me dijo mi compañera cuando estaba limpiando la sala.

¿Qué quería hablar él conmigo? no sabía qué sentir. Nunca me había llamado. Sentía inseguridad de que me eche, o miedo de que me haya descubierto. Tal vez, tampoco le sirva más a él. O sólo me como la cabeza con un montón de estupideces por causa de traumas. Sin embargo, no lo podía evitar. Puede que haga mal mi trabajo, que se queje por algo que les dije o hice con los chicos... ¿Por qué me cuesta tanto pensar en positivo? Podrían ser buenas noticias o unas felicitaciones. Con mucha incertidumbre, me dirigí a su escritorio, donde me esperaba sentado y me invitó a que lo haga yo también.

- ¿Estuviste en algún momento acá adentro? -A pesar de su tono inofensivo, el terror me invadió-

- Pasé cuando Euge me mostró la casa, y algunas veces que vine a pedido de mi compañera - respondí simple y sin titubeos- ¿Por qué lo pregunta?

- No, nada, para saber. Tal vez no conocías el lugar, es... muy importante para mí, guardo muchas cosas de valor sentimental - espera ¿qué?- y no tiene acceso libre, principalmente por los chicos, que juegan y pueden revolver todo - su buen humor me agradaba- El caso no era ese igualmente. ¿Cómo estás? - ¿eso sí era lo que necesitaba? ¿saber cómo estaba?-

- Bien, bien, gracias. - frunció el ceño- ¿usted? - pregunté amable-

- ¿segura estás bien? - lo dijo en un tono demasiado tierno y asentí- no quiero parecer metido, pero conozco a las personas, soy muy detallista además... No te veo bien Lucía. - y verdaderamente no lo estaba- No te voy a echar, reprochar, ni nada por el estilo. Quiero ofrecerte unas vacaciones, estás estresada y se nota. También veo tu timidez a pedirme un descanso, veo tu esfuerzo por levantarte cada día con una sonrisa y recostarte igual, pero no hace falta fingir aquí - estaba al borde de quebrarme en frente de él, pero no lo quería y me mantuve firme- Conozco el problema que está pasando tu madre, - ingenuo- y tu situación económica. Así que... quería brindarte por una semana una cabaña en Santa Teresita. - inmediatamente me pareció una real locura- Para que descanses, te relajes, vos sola, tu familia o amigos, o a quién más desees. no es una presión que te doy, por lo contrario, quiero ayudarte - sus comisuras se elevaron apenas y me dio dulzura- Pensalo - elevó sus hombros

- Las vacaciones posiblemente sí, pero no puedo aceptar el alojamiento señor...

- Pensalo, en serio. No es molestia ni mucho menos. Es una cabaña para seis personas, ya que era de la familia - noté sus ojos tristes- pero podés estar sola. Es decir, yo te doy las llaves, vas, te quedas un tiempo, y volvés renovada. La ciudad es linda y, a pesar del invierno, la temperatura es agradable allá. No me digas nada, reflexioná. Pienso que te hará mejor

- Bueno, muchas gracias - suspiré aliviada, sonreí y me marché-

Necesitaba esas vacaciones realmente, pero no puedo creer que él me las ofrezca. En los trabajos que yo conocía, los jefes no eran así, ni se preocupaban por la salud mental de sus domésticas. Es más, hasta hace minutos, pensaba que él también era ese tipo de hombres que sólo piensa en ellos mismo. Admito que me pareció un gesto muy tierno de su parte. Igualmente las dudas no paraban de resonar en mi cabeza. No me apetecía aceptar su casa, me sentía una intrusa molesta. Estaba siendo muy gentil.

Por otro lado, me resultó extraña la introducción del tema. Tal vez él sospechaba algo de mí, aunque el hecho de que los más chicos puedan desordenar todo era bastante coherente y creíble. Había mencionado, además, que allí guardaba cosas personales y de gran valor sentimental para él... ¿Cómo por ejemplo? No había visto nada más que papeles allí dentro. Pero era posible que esas reliquias se encuentren en las misteriosas cajas que nunca pude descifrar. Debía volver, pero no estaba lista aún.

Luego de seguir un tiempo más con el aburrido oficio y horas después de reflexionar la propuesta, decidí ir a hablar con él. Ya había terminado la cena y supuestamente se habría ido a su cama, así que me direccioné hacia allí. Estaba hablando por teléfono.

- Yo creo que va a ser algo complicado jefe, porque si bien respeto su opinión, no puedo tomarla y estar de acuerdo con ella. - comenzó hablando- simplemente que me parece injusto que - dejó de hablar de golpe- Quiero seguir. - afirmó- Estoy listo don. Nos vemos - pareció finalizar la charla.

Retrocedí unos pasos, para fingir que recién llegaba, y golpeé la puerta dos veces. Esperé paciente su orden.

- Bueno, señor, quería - me tropecé con mis palabras al notarlo en cuero- Disculpe

- No, por mí está bien - ¿rió?- Perdón si te molesta, ya... ya voy - tomó una remera aleatoria- ¿Qué pasó? ¿Pensaste lo que te dije? - se vistió-

- Si, justo de eso quería comentarle... voy a aceptar su propuesta, pero no sin antes agradecerle de corazón don. Me parece un muy buen servicio la atención que me brinda y... - me interrumpió-

- No tenés que agradecer nada. Me parece justo que te tomes un descanso. Vos decime la fecha de inicio y fin.

- ¿La próxima semana, el lunes, hasta el domingo? - asintió- gracias nuevamente - la sonrisa salió inconscientemente- No sabe lo difícil que es la etapa que estoy atravesando para mí, me ayuda un montón - escupí las palabras sin pensar-

- Cualquier cosa que necesites, no dudes ni temas en avisarme. - Lo saludé y me retiré.

La imagen de su cuerpo vino a mi cabeza cuando crucé esa puerta. Confieso que físicamente, con su pelo recientemente rapado y los remarques que tiene, es lindo.

The SpiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora