3. El caos

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Capítulo 3

Aún sigo sin procesar lo que me acaba de ocurrir y por eso no puedo pensar con claridad. Llevo rato caminando en círculos con mi mano en mi frente sin saber que hacer y para lo peor Abby no me contesta el celular.

Sigo intentando sin obtener ningún resultado. Hasta que después de aproximadamente diez minutos el repique de mi teléfono comienza a sonar y de lo nerviosa que estoy casi se me cae al suelo al descolgar.

—Aló —escuchó la voz de mi amiga—. Tengo todo el buzón lleno de llamadas perdidas tuyas.

—Hasta que por fin apareciste —le respondo molesta.

—Lo siento, estaba ocupada ¿Qué pasa?

Claro, ocupadísima eso ya me lo imaginaba.

—¡Abby! ¿por qué no me dijiste que esta maleta estaba llena de dinero?

—¿De qué hablas? Amm... Yo no sabía nada te lo juro.

Conozco a mi amiga, sus palabras sonaron sinceras.
Pero aún no logro entender.

—Cuando me baje del taxi un hombre empezó a perseguirme, traté de esconderme para despistarlo, pero luego paso corriendo y me quitó la maleta sin darme la oportunidad de defenderme.

—¿¡Qué!? —oígo la voz exaltada de Eithan—. Elina si ese dinero no llega a ese departamento una persona muy importante puede morir.

—¿Qué dices? —susurró atemorizada llevando una mano a la boca—. Aa-h... ¿Qué se supone que haga entonces?

No obtengo respuesta...

—¿Alo?... ¿Aló Eithan?

Maldición me quede sin batería.

Esto me pasa por querer jugar de cupido, no debí aceptar en traer esa maleta, pero ¿Qué diablos estaba pensando? Ahora voy a tener que ir a ese departamento y enfrentar las consecuencias, ya que no puedo permitir que por mi culpa alguien muera, jamás me lo perdonaría.

Con mis nervios a tope cruzo la calle para llegar al departamento al cual tenía que ir desde el principio. Cuando estoy enfrente del portón doy varias respiraciones tratando de tranquilizarme y seguidamente tocó el timbre. Aproximadamente, cinco segundos después sale un hombre fortachón, con barba larga, alto y grueso, se aproxima y juro que deseo desaparecer en este instante. Su aspecto realmente inspira mucho miedo.

Me da un vistazo rápido de pies a cabeza y frunce el ceño.

—¡Entra! —me indica con su voz ronca haciendo una seña con su cabeza mientras termina de abrir el portón.

Ni siquiera me preguntó «quién era» o «qué quería» cosa que me extraño bastante.

Por más nerviosa que me sienta no puedo permitir que se me noté, no puedo confiar en este tipo así que antes de que empiece a interrogarme me adentro al lugar y procedo a seguirlo.

¡Ay Elina en qué te metiste!

Caminamos por un pasillo oscuro y lleno de humedad. Me abrazo a mi misma para apaciguar el frío que eriza mi piel y el miedo que me está avasallando no me ayuda ¿A dónde me lleva? El departamento es sumamente enorme. Subimos unas escaleras y en la segunda planta el hombre avanza hasta una puerta la cual supuse se trataba de alguna habitación y se queda quieto sin hacer nada.

—Señor ya llego —dice el hombre frente a la puerta.

—¡Está bien que pase! —ordena una voz masculina del otro lado. El hombre fortachón gira el pómulo y abre la puerta para que yo ingresé.

Ganar tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora