2. Nueva vida

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Capítulo 2

Tres meses después

La estadía en Los Ángeles ha sido muy buena no me puedo quejar, aunque si debo admitir que extraño un poco a mi mamá. Ella me llama todos los días para asegurarse de que me encuentre bien, pero de igual manera me hace falta. La semana pasada vino a visitarnos a mí y a Abby e incluso nos preparó una deliciosa cena antes de marcharse para Florida.

Hace aproximadamente tres semanas iniciaron las clases en la universidad de la carrera de arquitectura de primer ingreso. A pesar de que al principio tenía muchos nervios ya me estoy empezando adaptar a mi nueva vida, sobre todo al estudio.

Abby y yo estamos estudiando lo mismo, entonces se puede decir que entre las dos nos ayudamos mucho.

Al llegar aquí lo primero que hice fue buscar empleo —tal como me lo propuse— al principio fue difícil, pero después de una dos semanas mi mejor amiga y yo obtuvimos un trabajo en una cafetería de medio tiempo los días martes, jueves y sábado. Por dicha la gerente del lugar nos colocó en un buen horario para que no interfiriera Ku con las clases de la universidad.

—¡Elina! —exclama Abby sacándome de mis pensamientos—. Parece que estás en otro mundo —chasquea sus dedos frente a mi.

—Lo siento —sacudo mi cabeza para luego darle un sorbo a mi batido de mora.

—Nos fue muy bien en el trabajo de investigación —dice Brenda con una nota alegre.

El primer día que Abby y yo llegamos a la universidad tuvimos que caminar desorientadas por todos los pasillos tratando de buscar nuestro salón correspondiente y consecuentemente nos perdimos. Fue tan frustrante, ya que llevábamos diez minutos de retraso. Hasta que una chica de cabello rubio, ojos mieles y un poco más alta que yo, apareció a nuestro lado por lo que gracias a su ayuda logramos llegar a clases. Ella iba a estudiar lo mismo que nosotras, por lo tanto sería nuestra compañera.

Así fue como conocimos a Brenda, en el poco tiempo que he interactuado con ella puedo decir que me parece una buena chica.

—Obtuvimos la mejor nota —aplaude Abby con una sonrisa de oreja a oreja—. Pero... cambiando de tema —golpea la mesa provocando que Brenda y yo saltemos del susto.

—¡Tonta me asustaste! —la empujo del hombro con la palma de mi mano.

—Mañana es un día especial —ella alza sus cejas de arriba hacia abajo de manera divertida mirándome.

¡Ay no!

—Bueno ya es tarde Abby, hora de irnos —me levantó de la mesa alzando la bandeja para ir a colocarla en su lugar correspondiente.

—¡No ignores el tema! —grita mi amiga sin importarle que estemos en la cafetería de la universidad.

Ella siempre es así, no le importa hacer ridículos.

Avanzó rápidamente hasta la salida mientras que las chicas corren detrás de mí gritando como locas, parece que ni siquiera conocen la vergüenza.

Cuando por fin logran alcanzarme nos dirigimos al estacionamiento porque Brenda es la única de nosotras que tiene auto, de modo que ella es la que siempre nos trae a la universidad, solo que esta vez nos va a hacer el favor de llevarnos a mí y a Abby al trabajo.

Al llegar me bajo del auto y le agradezco a Brenda.

—¿Saldrás esta noche? —le pregunta Brenda a Abby con una mano en el volante y la otra la reposa en la abertura de la ventanilla.

—Por supuesto, no me perdería esa carrera ni loca.

Desde que llegamos aquí, Abby pasa saliendo prácticamente todas las noches al «Casino Fire» que con base a lo que he escuchado es muy prestigioso aquí en Los Ángeles, dado que también se caracteriza porque cerca de ese lugar hacen carreras ilegales, cosa que llama mucho la atención en los jóvenes hoy en día. Por tal motivo, a muchas personas les encanta ir ahí.

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