Capítulo 25

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En vez de sanar, el tiempo lo único que hizo fue marchitar mi alma. Porque el tiempo no puede sanar una herida que insiste en abrirse con frecuencia.

Alaia Scott.

4 años despues...

<<1...2...3...8...10>> cuento mentalmente las embestidas que me da el hombre que se cuela entre mis piernas en un acto que hace un tiempo muy lejano lo llegue a considerar el acto de amor más puro que pudiera existir pero qué, sin embargo, hoy en día me parece lo mas ruin.

Jamás pensé sentirme tan vacía, tan... sucia. Quisiera encontrarle algún sentido a esto pero no lo hallo, quisiera sentir el mínimo ápice de dolor pero no lo siento. Lo último que llegue a sentir fue el dolor de perder lo que más me importaba, dejandome solo con un inmenso vacío que por más que trato por hacer algo para por lo menos sentirme viva un minuto no lo consigo y lo unico que obtengo a cambio es arrastrarme a mi misma a un profundo abismo donde no hay escapatoria y lo sé porque a la mala lo aprendí.

Cuento tristes quince embestidas hasta sentir mi interior calentarse con su orgasmo, por mi mente se cruzan tantos pensamientos y uno que ronda por mi cabeza es; ¿Que tan triste se siente follarse a una muñeca fría... sin vida?

Porque eso es lo que soy cuando Aarón me folla, una cosa que no se mueve, que por lo unico que te das cuenta que esta viva es por el pulso que late. Porque en eso es en lo que me convirtió Aarón; en un ser carente de emociones.

Estamos en mi habitación ya pasada las 10:00 p.m., como todos los dias sin falta Aarón se cuela en mi cuarto cada que llega a casa, el hombre se pone de pie y comienza a vestirse, yo no hago ningún esfuerzo por hacer lo mismo, simplemente me doy la vuelta en la cama para cubrime con las sabanas.

—Hija eres tan desabrida... tan idéntica a tu madre— dice e un tono de burla que no me pasa desapercibido pero simplemente elijo no caer en sus provocaciones porque la que temina mal al final simpre soy yo.

Aarón dice las mismas babosadas de siempre para luego salir de la habitacion dando un portazo, me pongo de pie para dirigirme al baño, mi cuerpo desnudo se sumerge bajo el agua caliente que cae de la regadera, hace mucho tiempo que deje de usar el agua fria para evitar pensar en el dolor pero ahora dejo que los pensamientos se arremolinen en mi cabeza para torturame, para saber si algún día seré capaz de soltar alguna lágrima, para demostrarme que puedo volver a sentir algo que no sea soledad o asco.

No sé cuanto tiempo pasa, pero mi piel arde de tanto restregar el jabon contra mi cuerpo, lo hago de forma inconsciente por un rato hasta darme cuenta y salir envuelta en una toalla del baño, mi movil suena y ruedo los ojos con fastidio al ver el nombre de Eridick grabado en la pantalla.

No tengo tiempo para sus ridiculas peleas en estos momentos, tomo mi pantalón ajustado negro de corte alto y una camisa que tome prestada de Eridick hace algunos meses. La camisa es negra sin mangas y tiene el logo de una banda de la que no tengo ni idea, me queda un poco grande por lo que amarro un nudo al frente dejando ver asi un poco de mi abdomen, me coloco unos tenis rojos y peino un poco mi cabello que ahora es de un color negro que hace que mi piel se vea aún mas pálida. Me acerco a mi espejo y pinto mis labios de un color rojo intenso y comienzo a guardar mi labial y mi movil en mi pequeño bolso pero lo que cuelga del espejo llama mi atención.

<<El collar que me regaló Jacob>>

Tenía muchos años que no me atrevía a pronunciar su nombre porque en él era en lo unico que no me permitía pensar y sé que fue lo mejor.

Tomo mi chaqueta de cuero y el collar, me aventuro a salir por el balcón para caminar por las solitarias calles de este miserable pueblo.

Han pasado cuatro años desde que terminamos y nunca más volví a saber de él, cuatro años desde que esa mitad de mi corazón se fue, cuatro años desde que nacio una esperanza en mí para ser feliz pero como nació murió ese mismo día, cuatro años desde que la cobarde de mi madre huyó dejándonos a mis hermanos y a mí a la deriva como lo que es y lo último pero no menos importante; tres años desde que Melody se fue y tampoco volvió enviando inconstantes mensajes que a veces ni me tomo el esfuerzo de responder.

La Sombra De Mi Corazón. [Completa]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora