04: segunda parte. [√]

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Camino a la habitación donde están Alan y Allek, el moreno ríe al verme.

—¿Ya repasaste la información? ¿O te la vuelvo a aclarar? — Me pregunta él con falso interés.

La sonrisa asquerosa se esfuma cuando le doy una bofetada.

—Quiero que empieces con tus respuestas, ahora— hablé.

—Como y cuando quieras, hermosa.

—Preguntale tú, Allek.

Él asiente, se acerca más a Alan y empieza con el interrogatorio.

Alan vino con el fin de matar a Allek para vengarse de su hermano, él me golpeó a mí ya que no había visto bien mi cara (se "disculpó" conmigo varias veces). Allek le hizo mas preguntas que solo ellos dos sabían (entre ello preguntando que si le había ordenado que hiciera eso un tal Cole o Damon, a lo que Alan le respondió que no, que él fue el culpable ya que quería venganza con su hermano). Por último, Allek agarró un cuchillo y empezó a torturarlo, por lo que ahora está a punto de morir.

—A-ayudenme — dice él casi sin aliento.

—Me ocuparé de enviarle tu cabeza a tu madre, digo, para que te tenga de recuerdo, al igual que a tu hermano, ¿no? — le dice Allek.

—¡No! ¡a mi madre no, por favor!

—¡lastimas mis sentimientos! Estoy siendo considerado.

con mi mano temblorosa, agarro el cuchillo, lo paso por su cuello, bajo por su abdomen y luego lo subo donde está su corazón, él empieza a hiperventilar.

Allek le entierra otro cuchillo en el cuello, justo en la vena carótida.

Acto seguido, Lo metemos en una bolsa negra, Allek se hace cargo de...  Hacer lo demás. En una caja negra, Allek lleva la caja hasta la casa de su madre.

Él llega, todo encapuchado y vuelvo a un tiempo  atrás; Cuando caminaba por esa calle en una noche tan fría, cuando sus ojos me miraron por primera vez.

—Todo listo, me encargué de todo — me dice él.

Yo asiento.

—Ve a bañarte, apestas — reí.

—Hieres mis sentimientos — toca su pecho haciendo una pose dramática.

—Enserio, hueles mal. No te dejaré que toques las sabanas de la cama así.

—Como digas, estoy exhausto—se va a el baño.

—¡Échate mucho jabón! - le grito.

—¡Voy a  eso! — me grita desde el baño y empiezo a reír.

Minutos después sale del baño con una toalla rodeándole la cintura. Él pasa por la cocina y la sala como si nada, mientras yo me pongo como  un tomate.

—Cuidado, vas a babear —él ríe mirándome.

—Idiota— le tiro una almohada que para mi mala suerte, le cae en donde está el nudo de la toalla y esta se cae, Yo me volteo rápidamente avergonzada, a Allek por poco se le cae el vaso y reacciona poniéndose de nuevo la toalla y veo un leve sonrojo cuando vuelvo a mirar.

—Qué almohada tan pervertida, al igual que la dueña —me mira con una sonrisa ladina.

—Ja, si claro. Mejor cambiate.

—Cierto. Antes de que me violes —él se va.

Se hacen las diez de la noche y ya me siento muy cansada, me voy a mi cuarto Encontrándome a Allek acostado con su mirada perdida en el techo.

Me coloco una pijama y me recuesto alado de él.

—Jenny... -—susurra.

—¿Qué?— susurré también.

—¿tienes algo que decir? Te siento extraña...

Yo me siento en la cama, él hace lo mismo.

—No pasa nada... — Mentí.

—No me mientas —me mira.

Estoy muy cansada como para estar peleando por no decirle lo que siento.

—No sé, sólo... Tengo miedo - confesé, el me miró pidiendo explicaciones— Tengo miedo de la persona que seré luego de hoy, Cuando hice eso con Alan no me reconocí, Tengo miedo... Allek —  Él trata de consolarme acariciando mi cabeza — ¿Y si luego no puedo parar hacer daño? Cada vez que cierro los ojos siempre viene a mi mente el rostro de Alan todo maltratado y degollado... Pero  me gustó... Hacer que le doliera. —lo solté todo.

—Te entiendo, Jenny. Yo también sentí lo mismo al hacer eso, pero esto es una señal de que tienes que aprender, porque no solo estando conmigo personas malas querrán hacerte daño, si alguna vez te pasa eso al menos sabrás utilizar un cuchillo y podrás hacer lo que se te de la gana con las personas que te lastimaron o maltrataron alguna vez. No siempre estaré allí dándote consejos porque ambos sabemos que pelearemos y tenemos el orgullo tan alto que no seremos capaces de pedirnos perdón hasta que el otro hable primero. Pero Jenny, cuando me necesites sólo grita mi nombre, allí estaré. No importa cual sea la ocasión: si estamos peleados, decepcionados uno al otro o bien. Sé que soy el que tiene el orgullo mas alto aquí y aunque sea un golpe a mi orgullo tener que ayudarte no dudaría en hacerlo. Solo necesitas tomar aire fresco y descansar.

—Gracias, Allek.

—Por nada, Jenny.

Todo Por Ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora