25. [√]

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Al otro día nos despertamos temprano ya que era hora de irnos a casa de nuevo, No sabía cuando iba a volver y me había encantado estar aquí.

Me subí en la camioneta y al arrancar miré por la ventana la cabaña. La iba a extrañar.

—No te sientas mal, pronto volveremos— dice Hallen.

—¿Cuando? Si tú tienes que ir a trabajar y no volverás dentro de unos meses.— dice Allen.

—Primero, vendré dos veces al mes, ya acordé eso con mi jefe. Y segundo: tambien puedo prestarles la cabaña cuando quieran. Les recomiendo venir después de navidad, dicen que los atardeceres son hermosos.

—¿Enserio nos la prestarás? — Los ojitos de Allen brillan. Hallen hace un sonido de aprobación y asiente mientras mira la carretera.

—Enserio te amo, hermano.

El hermano mayor bufa.

—Sólo cuando te conviene, mentiroso.

Allen suelta un grito ahogado.

—¡¿Qué?! ¡Pero si yo siempre te he amado!

—Sí, claro.

*****

Habían pasado dos horas y acabamos de llegar, eran las cinco de la tarde, y me sentía muy exhausta. Y ni hablar de Luis. Las ojeras que se cargaba podría cubrirle hasta toda la cara.

Hasley nos recibió con una sopa de verduras, insistiendo en que comamos vitaminas ya que ella sospechaba que no habíamos comido nada sano en el viaje.

Comí un poco de sopa y luego subí a bañarme. Estaba en el baño lavándome el cabello, el cual estaba muy enredado debido a que había utilizado muchos moños y se me había olvidado peinarlo.

Alguien toca la puerta.

—¿Si?

—Tenemos que hablar — la voz de Allek resuena al otro lado de la puerta.

—Vale, espera a que me bañe.

—Apresúrate. Es sobre tu padre.

Y esas ultimas palabras bastaron para que en menos de diez minutos estuviera afuera.

—Tú papá está enfermo, Jenny.

Fruncí mi ceño

—¿Y?

Ahora fue el turno de Allek para fruncir el ceño.

—Que se puede morir...

—¿Y qué tiene que ver conmigo?

—Que es tu padre, Jenny.

Bufé.

—Sí, por desgracia. No me interesa si se muere, Después de todo querías matarlo, ¿no?

Él mira a los lados.

—Ah... Sí. Pero creí que...

—Y yo creí que ya lo habían matado. Por tu padre, Allek. Él mató a la persona que más amabas. Merece morir.

Él abrió los ojos.

—¿No te importa que lo mate?

No dudé en contestar:

—No.

—Vale.

—Ya que no lo has matado necesito hablar con él. Al menos la ultima vez.

—Vale.

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Estaba con Allek en la entrada del sótano, donde estaba mi padre.

Todo Por Ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora