Capítulo 1

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Elisa:
Terminamos de escaparnos por una ventana del casino. Puede parecer loco, pero el único arrepentimiento que podría tener de lo que hice, sería que Alex hubiera salido lastimado de este incendio.

Incendié el edificio que fue testigo de tanto dolor, y tanta barbarie, el edificio en el cual, le hicieron daño a tantas mujeres, y lo incendié para apagar la cólera de mi corazón. Los Lazcano hicieron mucho daño, pero ya se les acabó el imperio.

Alex jalaba mi brazo, y luego, lo sujetaba para ayudarme a bajar del segundo piso en el que nos encontrábamos. Escuché que me hablaba, pero yo solo podía pensar en la vergüenza que sentía de pertenecer a una familia de asesinos y mentirosos.

Seguí a Alex hasta suelo sólido, y lejos de las llamas, hasta un lugar seguro en la parte trasera del casino, y la única razón por la que lo hice fue porque no quise arrastrarlo conmigo en esto, ya bastante daño le habían hecho los Lazcano.

Lo seguí hasta un lugar seguro porque quería que él estuviera a salvo, y sabía que si volvía a entrar en el casino, para arder dentro, tal como lo había planeado, Alex me seguiría y ardería conmigo. Siempre me había seguido hasta la boca del lobo, o en este caso, la del incendio.

—¡ELISA!—escuché su voz llamándome, y reaccioné, lo vi desesperado.

—¿Qué?—respondí, un poco aturdida, y sin entender por qué me daba pequeñas palmadas en las mejillas.

—Llevo varios minutos preguntándote que si estás bien, y no me respondes.

—Estoy bien—le contesté, y se me escapó una pequeña tos—viva, más bien.

—Tragaste mucho humo, vamos con los paramédicos.

—¡NO!

—¿Por qué no?

—Están los paramédicos, y la policía, se van a preguntar: "¿qué hacía un ex-convicto, que de paso odia a los Lazcano, dentro del edificio incendiado del casino de los Lazcano?".

—Salvando a la mujer que quiero, de cometer una locura.

¿Acaso había escuchado bien? Me quería, eso me quedaba muy claro, sus acciones me lo habían demostrado varías veces, pero jamás se había atrevido a pronunciar esas palabras. En ese momento, lo supe: Alex estaba cambiando para bien, estaba dispuesto a comenzar a sanar sus heridas, y yo estaba dispuesta a ayudarlo en ese duro proceso.

Sentía que ya no iba a ser el hombre que me mantenía al margen de todo, para protegerme, sino el hombre transparente y feliz que sé que una vez fue. Sabía que no iba a ser un cambio de la noche a la mañana, pero al menos, Alex ya había dado el primer paso: abrir su corazón.

—¿Por qué te quedas callada?—me preguntó Alex, sin entender por qué yo estaba sonriendo como boba.

—Porque me quieres.

—¡Claro que te quiero! ¿Crees que me hubiera arriesgado a terminar como chicharrón si no fuera así? Le prometí a tu padre que te cuidaría con mi vida, y no creas que lo hago por él. Aún no se me olvida todo el daño que me hicieron, pero creo que estoy dispuesto a tratar de no pensar en eso, y a empezar desde cero. No trato de perdonarlos por ellos, lo hago por ti.

—Me parece excelente—le dije, con una sonrisa, y luego, besé suavemente sus labios—Yo también te quiero mucho, Alex.

—¿Seguro que no quieres que te vean los paramédicos? Tragaste mucho más humo que yo.

—Y tú te quedaste en el fuego hasta después de mí—le dije, tomando su brazo, ante lo cual, él se quejó un poco—Déjame ver esas quemaduras.

[1] Un Paso en Falso [¿Quién mató a Sara?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora