Capítulo 7

154 8 0
                                    

Elisa:
Alex respiró profundo, y se quedó pensativo por unos segundos. En ese momento, hubiese dado mi vida por saber en qué estaba pensando, qué estaba cruzando por esa cabecita necia, pero brillante.

—Sí—dijo, con sus ojos cerrados, como quien se estaba lanzando al vacío—Mi pasaporte está vigente.

—Está bien, nos vamos en tres semanas.

—No, vámonos lo más pronto posible.

—¿Tienes miedo de arrepentirte?

—En estos momentos, eres lo único bonito que tengo en mi vida, Elisa. No quiero perderte.

—Y yo no te quiero arrastrar a un viaje que no quieres hacer.

—Creo que tienes razón, me hará bien estar lejos de todo esto, de mi pasado. Quiero vivir mi presente, y ese eres tú. Así que quiero que consigas los boletos lo antes posible, si se puede mañana, pues mañana nos vamos.

No dije nada, porque mis ojos se habían humedecido por lo hermoso de sus palabras. Estaba tan feliz de que él aceptara venir conmigo porque estaba segura de que eso nos haría bien, alejarnos de todo este ambiente tóxico.

Me abracé a su pecho, y respiré tranquila, todo se me olvidaba cuando estaba así de cerquita de él. Lo adoraba, y sé que él también me adoraba, por eso estaba segura de que debíamos estar juntos.

Acuné su rostro entre mis manos, y dejé un suave beso en sus labios. Un beso lento, que poco a poco, se fue volviendo más y más exigente. Nuestras respiraciones se volvieron pesadas, y nuestros latidos se aceleraron. Nunca habíamos necesitado palabras para expresar lo que sentíamos el uno por el otro, porque nuestros cuerpos lo gritaban cada vez que nos rozábamos, y nuestros corazones lloraban cuando estábamos separados.

Alex aseguró mis caderas, tomando mi trasero con sus manos, y atrayéndome a él. Despacio, todo mi cuerpo se fue alterando, y cada vez añoraba más hacerlo con él en el lugar que fuera. Ahora que lo pensaba, siempre que comenzábamos besándonos a solas, acabábamos teniendo sexo, y es que éramos demasiado compatibles, y no solo en la cama, sino en la vida.

En el fondo, no éramos más que un par de niños perdidos, igual de dolidos, pero con traumas diferentes, que solo deseaban curarse mutuamente, y compartir la vida con alguien especial.

Retiré su polo, y admire su bien trabajando cuerpo, mientras lo acariciaba con mis manos, y mordía mi labio inferior. Aún no podía creer que todo eso era mío, y solo mío. Él solo sonrió, y retiró mi blusa, con todo y brazier, para luego, tocar mis pechos lenta, y delicadamente.

—Eres una Diosa, Elisa—me dijo, con su voz ronca, y me sonrojé un poco—me gustas demasiado, mujer.

Dijo, y se lanzó a besar mi cuello con mucha pasión, ante lo cual, no pude evitar dejar salir un gemido. Yo desabroché mis pantalones, y luego, procedí a desabrochar los suyos. Sus manos bajaron por mi abdomen, y se colaron en mis bragas, comenzando a masajear mi clitoris.

—Aaalex—solté, y aferré mis manos a sus hombros.

—Te gusta, ¿verdad?—me preguntó, y volteé a verlo.

Su rostro estaba analizando el mío, y noté algo diferente, es como si lo excitara tocarme, y darme placer.

—Sí—concluí, y él me pegó contra una pared.

Comenzó a besar mis labios, mientras aumentaba la velocidad con su mano, y con la otra, masajeaba uno de mis pechos.

No podía más, estaba tocando casi todos mis puntos de placer, y lo hacía de una forma divina, pero que no me dejaba casi respirar. Mi cuerpo comenzó a estremecerse, y mi interior comenzó a temblar, cuando un espasmo me sacudió, y un grito salió de mi boca.

[1] Un Paso en Falso [¿Quién mató a Sara?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora