Capítulo 2

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Elisa:
Fulminé a Rodolfo con la mirada, y luego, miré a mi madre.

—Estaba buscando unos papeles que necesitaba para volver a la universidad—mentí.

—¿Y cómo supo Alex que estabas ahí?—preguntó mi madre.

—Yo le dije a dónde iba.

—¿Y por qué ese cabrón te dejó ir sola, cuando ni de alta te habían dado en el hospital?—preguntó Rodolfo, de brazos cruzados.

Eso es lo único que sabía hacer mi hermano: cruzar sus brazos y hacerse el tonto.

—Porque estaba dormido cuando salí—respondí.

—Dijiste que le habías dicho a donde ibas—insistió mi madre.

—¡Jamás dije que fue en persona!—grité, molesta y aturdida por este interrogatorio—Me llamó porque quería saber en dónde estaba, y yo le dije, sin saber que eso salvaría mi vida, porque si no es por ese—hice un gesto de comillas—"cabrón", como ustedes le dicen, su querida Elisa estaría muerta ahora mismo, hecha cenizas, bajo los escombros del casino de los Lazcano.

—Hay algo que aún no me queda claro—insistió Rodolfo—¿Cómo supo Alex que estabas en peligro?

—Lo vio en las noticias—mentí otra vez—me llamó, y se preocupó cuando vio que no le contestaba. Dedujo que estaba atrapada en el incendio, y fue a buscarme, y te llamó a ti, Rodolfo.

—¿Ya te vio un médico, Elisa?—preguntó mi madre.

—Sí, y estoy bien.

—¿Por qué se desaparecieron de la escena?—preguntó Rodolfo—¿Acaso Alex tenía algo que ocultar?

—Alex no tenía, ni tiene NADA que ocultar—dije, molesta por todos estos ataques en contra de Alex—yo le pedí que me sacara de allí a escondidas porque no quería lidiar con la prensa. Son un fastidio, y tampoco me gusta tratar mal a nadie, así que, mejor, los evité.

Menos mal que no se bajó del carro.

—¿El doctor dice que puedes viajar así cómo estás?—preguntó mi madre—¿Quieres que te llevemos al aeropuerto?

—Mamá, dije que quiero alejarme, y eso los incluye a ustedes—dije, con un nudo en la garganta.

Amo a mi familia, y me duele saber de todo lo que son capaces, así como me duele todo el sufrimiento que han causado.

—Hija—dijo mi madre, y se acercó a mí—te vas a España quién sabe cuánto tiempo, al menos, déjanos despedirnos de ti.

—No me voy a España, mamá—confesé—no aún, ni siquiera me voy de México.

—Entonces, ¿a dónde te vas?

—¿Qué no es obvio, mamá?—gruñó Rodolfo—Se va con su amante. Seguramente hasta deja la maestría a medias por quedarse con Alex, pero eso sí, no la quiero ver botar una sola lágrima cuando Alex le rompa el corazón.

—Alex era tu mejor amigo y tú lo traicionaste por ser un títere de papá, quien en ese momento fue un títere de mamá—exploté, ya bastante molesta, e incómoda con la situación, y me dirigí a mi madre—Mi papá se lo confesó a Alex, fue tu idea refundir a Alex en la cárcel por un crimen que jamás cometió, y joderle la vida por 18 años.

—¿Eso es verdad, mamá?—preguntó Rodolfo, y se lo veía bastante sorprendido.

—¿Qué importa de quién fue la idea? Eso te salvó a ti de ir preso hace 18 años—dijo mi madre, orgullosa de lo que hizo—¡Ya! ¿Podemos dejar de discutir por culpa de Alex?

[1] Un Paso en Falso [¿Quién mató a Sara?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora