Capítulo 6

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Elisa:
Tuve que salir de su casa, de su alrededor para respirar un poco. ¿Cómo podía ser tan egoísta? No me molestó que dijo que no, lo que me molestó fue que se haya cerrado de esa manera, y no me haya dejado exponer mis razones.

Comencé a caminar a la deriva por la ciudad, y vi a las parejas felices, enamoradas, podríamos ser Alex y yo, pero él tenía miedo de intentar dejarse querer, y luego, cuando su soledad no le dejaba respirar, me buscaba. Ese va y ven no era sano ni para él ni para mí, pero a él no le importaba lo que era tóxico o no, porque al final, era demasiado duro consigo mismo, como si no se permitiera sentir la vida.

Sentí vibrar mi teléfono, y vi su nombre en la pantalla. Aún no estaba lista para hablar con él, así que decidí ignorar sus siete llamadas. Caminé, y respiré hondo por horas. Traté de ponerme en su lugar, me planteé mil situaciones diferentes, desde la perspectiva de Alex, pero yo jamás llegaba a reaccionar de la forma en la que él lo hizo. Simplemente, no podía entenderlo.

Me senté sola en un banco de un parque, y miré mi celular para ver qué hora era, cuando vi que Alex había dejado un mensaje en mi buzón de voz. Respiré hondo, y me llené de valor para escucharlo. En el fondo, tenía la esperanza de que se estuviese disculpando en ese audio. ¡Tonta, Elisa! Eso me haría caer en el mismo círculo vicioso de siempre: me lastima, y se disculpa, pero las disculpas no arreglan los vidrios rotos, o hacen que un papel estrujado vuelva a parecer nuevo. Las disculpas son una excusa que se inventó para lidiar con la culpa que se siente.

Le di play.

—Elisa—dijo la voz de Alex en el mensaje, y sonaba nervioso—no sé ni qué decir, pero estoy preocupado por ti. Con todo lo que pasó, no quiero que estés sola en la calle.

—¡Vete al diablo!—dije, aún enojada, y bloqueé mi teléfono, pero el audio siguió sonando.

¡Estúpido celular! Ya no quería escucharlo.

—Necesitamos hablar—siguió diciendo la voz de Alex—quiero que hablemos, y que me digas todo lo que te molesta, y ahora sí, prometo escucharte, y responder a todas tus preguntas. Me estás devolviendo la luz, Elisa, y para mí, no es fácil acostumbrarme. Llámame cuando escuches este mensaje—inhaló, y dejó ir el aire despacio—Te quiero, princesa.

¡Mierda! Lo último que dijo fue mi debilidad, me había desarmado completamente. Alex estaba dispuesto a escucharme, y a responderme mis preguntas.

Marqué su número, pero me daba apagado. ¡Qué lástima! Quería que me viniera a recoger porque me moría de hambre, y era una larga caminata hasta la casa. De repente, una chispa se prendió en mi mente: aquí cerca había una cafetería, a hacia la cual, dirigí mis pasos.

Entré por un costado, y me dispuse a conseguir una mesa. Iba caminando por un pasillo, y casi por instinto, hice mi paso cada vez más lento. Entonces, escuché ciertos sonidos, decidí apoyarme al final de la pared que daba al comedor, de forma en que podía escuchar perfectamente lo que sucedía en la mesa ubicada del otro lado, sin yo ser observada.

—No te creo—dijo la voz inconfundible de mi madre—Dime, Alex, ¿no te da ni un poco de remordimiento retenerla con manipulaciones para satisfacer lo que tienes entre las piernas? ¿Qué va a pasar cuando te aburras de ella? Mi niña se va a quedar sola y abandonada, por tu egoísmo.

¿Alex está aquí? ¿Hablando con mi mamá? ¿Qué mierda pasa aquí? No entendía nada.

—Mire, señora Mariana—le respondió Alex—no se atreva a volver a repetir eso. Elisa no se va a quedar abandonada porque yo la quiero, y la quiero bien. Es mi novia, y claro que quiero que sea feliz, y que tome sus propias decisiones, pero decida lo que decida ella, yo siempre voy a estar aquí para protegerla de lo que sea, ¿me entendió? Tan poco valora a su hija que piensa que es desechable, que se deja usar, y luego botar, pues déjeme, le informo: Elisa sabe cuidarse por sí sola, y nadie en su sano juicio la usaría porque ella es una mujer para toda la vida. Mientras yo tenga el privilegio de ser el que ocupa su corazón, la voy a cuidar, y la voy a querer.

[1] Un Paso en Falso [¿Quién mató a Sara?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora