Largas conversaciones, intentando aclarar lo evidente.
Te grite que las jaulas solo eran tus propios miedos, pero no quisiste escuchar huyendo con rumbo a la carcel de la moral, encasillado sin poder escapar.
Quise aferrarte a mi corazón, cuando solo te convertiste en una obstrucción en mis arterias coronarias.
Notaste todo mi potencial, pudiste formar una vida a mi lado, pero como podría, sí tu ya me tenías los días contados en el alojamiento de tú corazón.
Lo nuestro era como tratar de mantener una vela encendida en pleno huracán, difícil, mortal e insostenible.
Estoy intentando que no gane la ira que te mereces, porque estoy consciente de que el karma llegará a ti, como un sicario en la noche, dejándote agonizando, como lo hiciste conmigo esa noche de domingo.
Cariño estoy tratando de sanar las heridas, pero sigo desangrando, a pesar de todo, este soy yo intentándolo, aunque sea mi último aliento.
