Te amé como a nadie, solo para que luego asesines todas mis esperanzas de la manera más cruel e inhumana posible, ni de mi peor enemigo esperé masacre de tal ímpetu.
Convertiste mi vida en un funeral de ilusiones, cultivo de decepciones, así que ahora no te irás sin pagar.
Pides el perdón demasiado tarde, cuando ya te encuentras en el funeral, es evidente que mi fantasma atormentará tu conciencia de manera que se terminen suicidando todas las mentiras que me has dicho a la cara, mientras la verdad era cautiva de tu malicia.
Era inevitable que me fuera de tu vida con tal rápidez, eso es lo que hace cualquiera cuando no se siente como en casa.
Apartir de hoy tus pesadillas tendrán mi rostro, mi nombre será uno de tus grandes miedos, ya qué con mi sangre lograste pintar tus amargas paredes.
Quisiste librarte de mí, pero ¿a qué costo?
Al querer borrarme de tú vida, solo lograste que inmortal sea tu martirío.
El cielo grita mi nombre, en tus noches de insomnio, mi rostro es que te logra aterrar.