-capítulo 29-

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Micaela

Estaba shockeada.

No quería creerlo. Tire el teléfono a la cama llevando mis manos a la cabeza, agarré un puñado de mí pelo y lo presioné fuerte, causando un dolor punzante.

-Ey ey ey! Micaela! Pará! -dijo Alma sacando mis manos- que paso?

Mire el teléfono y me encerré en el baño.

-No Mica! Vení!

Dejé caer todo mí peso en el suelo contra la puerta del baño, coloque mis manos en mí cabeza y mis lágrimas empezaron a salir.

Me sentí completamente rota, como si una parte de mí se hubiera fracturado.

Yo pensé que había cambiado, llegue a creer que se había enamorado de mí como yo me enamoré de él.

Ahora todo cierra, era obvio que se la chapó en la cocina y no me extraña que ella me haya encerrado en el baño apropósito para hacerlo.

-Amor... -Alma golpeó la puerta- abrime bebé

No respondí solo solté un quejido.

-Bueno... escúchame, sé como te estás sintiendo, me pasaron un montón de veces cosas así y sé que duelen -suspiro al escuchar mi llanto- abrime, es mejor afrontar esto con alguien -sin dejarla seguir abrí la puerta-

Me lancé en sus brazos y ambas nos arrodillamos en el piso.

-Me siento tan decepcionada

-Ya se gorda, pero deja, el se lo pierde, después va a volver arrepentido

-Valeria y la puta que te parió -solté enojada y me quedé mirando un punto fijo-

Terminé de llorar y me paré.

-Dicen que la marihuana sirve para olvidar, borrame toda la memoria -dije mirando los porros qué había armado-

Lo prendí y le pasé el encendedor a alma.

(...)

Son las seis y media, no sé dónde estoy parada.

Veo tantos colores nuevos, el techo es tan lindo.

-Mica cortala, te pasaste

-Shh te van a escuchar -dije dándole una seca al porro-

-Quien Micaela? Estamos solas, basta

-Shh, los duendecitos verdes -reí-

-Voy a llamar a Camilo

Mateo

No se ni que hora es y tome mucho.

-Voy al baño a lavarme la cara -dije frotandome un ojo-

Entré, estaba vacío, mojé mi cara un poco, mi cuerpo ardía gracias al alcohol que tenía en la sangre. Me mire al espejo unos segundos y una gota de sudor se deslizó por mí frente.

-Que raro verte acá -habla una chica-

-Eh? -ví que era Valeria-

Tenía puesto una pollera corta y un top, se acercó a mí con sensualidad.

-Que lindo que estás -paso su mano por todo mí pecho-

-Que querés? -pregunte mirándola-

-Besarte -dijo y unió nuestros labios-

Estaba bajo efectos del alcohol, y eso sumado más la calentura, no es buena combinación.

Seguí su beso, mis manos apretaron sus grandes nalgas y las suyas agarraron mí nuca para profundizar el beso, su lengua recorría toda mi boca. Dio un saltó enroscando sus piernas en mi cadera y la llevé hasta el lavamanos. Empezó a sacarme la campera pero vino a mí mente una persona y me separé.

ATREVIDA - truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora