-Muy bien chicos, cartucheras y carpetas guardadas por favor, no quiero nada que no sea la hoja o la lapicera arriba de la mesa. Dejen todo guardado en su mochila y ahí entregaré los exámenes- Anunció la docente ni bien dio un paso adentro del salón.
Se notaba una gran tensión en el lugar. El golpeteo de algunas piernas contra el piso como tic nervioso o las lapiceras contra la mesa era el único sonido que se percibía, mientras esperaba que todos guarden sus útiles para comenzar. El ambiente era pesado, y el hecho de estar a finales de otoño empeoraba el clima con mucha humedad. Todos los cuerpos se sentían más pesados y más cansados. El único que no demostraba incomodidad era el rizado de ojos verdes que se encontraba en la primera fila de bancos a la derecha, a la completa vista de todos. La tranquilidad desbordaba por los poros, ni un solo movimiento demostraba que había aunque sea una pizca de nervios o tensión en su cuerpo.
-Comenzaré a entregar las hojas- Empezó a explicar entregando dos tipos de papeles a cada banco mediante iba avanzando- Los pondré boca abajo y ustedes recién podrán leerlo cuando entregue hasta el último examen, ¿Entendido?
Todo el curso asintió con la cabeza mientras que esperaban su turno de recibir la evaluación. Algunos trataban de ojear un poco el contenido levantando el papel para que la luz lo traspase y poder tener de una forma muy poco marcada las preguntas. Algunos otros celebraban de recibir su número deseado de tema, por una cuestión de suerte o espiritualidad. En resumen, cada uno trataba de conseguir a su forma un poco de ayuda, que le dé de alguna manera un poco más de confianza.
Cuando la maestra dio el último examen, giró su cuerpo para ver a los alumnos y finalmente, como si de una carrera se tratase, dio la señal de salida. Inmediatamente comenzaron con la lectura y resolución de los puntos.
El adolescente de ojos verdes comenzó a escribir lentamente y con calma los puntos que sabía, para luego hacer las que tenía dudas o no sabía la respuesta en el final. Eran diez preguntas que atravesaban de una forma resumida temas que dieron a lo largo del trimestre. Al pasar la media hora, ya había vertido de forma precisa todas las respuestas que sabía. Finalmente, giró su cabeza hacia su compañero de banco, y le susurró como pudo tratando de no ser oído por la docente que se encontraba vigilando desde la parte de atrás del salón.
-Hey Ni, ¿Sabes la respuesta de esta?- Preguntó haciendo un ademan con el lápiz, señalando el punto cuatro de su examen.
El chico se vio sobresaltado por un momento, así que dirigió su mirada de una forma muy disimulada hacia la profesora, suspirando al ver que se encontraba resolviendo una duda de los de atrás. Cuando se sintió a salvo, volvió a dirigir sus ojos azules hacia la prueba, leyendo rápidamente el punto que aquejaba.
-Si Hazz, es falsa y la justificación es la que dimos en el último trabajo, ¿Sabes a cuál me refiero?
El rizado asintió con una sonrisa al recordar los contenidos y le agradeció por lo bajo con otro susurro. Siguió escribiendo lentamente y sin apuro, como si el reloj de la pared que estaba por encima de sus cabezas no existiera.
Con el paso del tiempo Harry seguia preguntando. En lo que iba de la hora había consultado otras dos dudas, dejando al rubio confundido. Nunca antes le había dirigido la palabra en una evaluación, y si le hablaba era porque Niall era el que tenía en mente la pregunta. Un poco extrañado siguió como si nada, tratando de apaciguar los cuestionamientos hasta terminar con el examen, tal vez solo se había olvidado de estudiar.
El rizado finalmente terminó, solamente se sentía un poco inseguro en la justificación de la última pregunta. Dispuesto a terminar con el examen, le dirigió la palabra a su amigo por ayuda, una última vez en el día.
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Es cuestión de tiempo
FanfictionHarry tiene el poder de viajar en el tiempo. ¿Qué harías tú con ese poder? Pues Harry lo utiliza única y exclusivamente para su beneficio. Exámenes, deportes, desgracias, él no tiene miedo a equivocarse ya que sea lo que sea, retrocede en el tiempo...